Gwyneth ya no es tan ni?a
Con treinta pel¨ªculas en su haber y un Oscar a la mejor actriz por 'Shakespeare enamorado', Gwyneth Paltrow, la ni?a mimada de Hollywood, regresa ahora con 'Sky Captain y el mundo del ma?ana', y habla de su nueva condici¨®n de madre, de su marido, de pol¨ªtica.
Cat¨¢logo descriptivo de Gwyneth Paltrow: la actriz rubia, la replicante de Grace Kelly en Hollywood, la elegante para unos y no para otros, la amiga fiel, la siempre divertida, la pol¨ªglota, la hija adoptiva de Talavera de la Reina (Toledo) -por culpa de su desembarco all¨ª en 1987 en un intercambio estudiantil-, la envidiada, la hija del productor jud¨ªo polaco Bruce Paltrow y la anglosajona y aristocr¨¢tica Blythe Danner, la novia de actores como Brad Pitt o Ben Affleck? Gwyneth es muchas cosas. Para muchos. Siempre en las listas de esto y lo otro, entre las m¨¢s observadas por los paparazzi: que si tiene "algo", que si su estilo, su franqueza, su belleza, su aire neoyorquino aunque sea californiana, su ruptura con Pitt que le parti¨® el coraz¨®n, sus muchos amigos famosos, sus aficiones naturistas, sus dotes como cantante, ¨¦sta o aqu¨¦lla de sus tres decenas de pel¨ªculas? Con todo esto, ?a qui¨¦n le importa si es o no buena actriz mientras aparezca en las revistas del coraz¨®n exhalando suficiente glamour?
Gwyneth sonr¨ªe desde el sof¨¢ de la peque?a habitaci¨®n de hotel madrile?o en la que atiende las entrevistas de promoci¨®n de Sky Captain y el mundo del ma?ana, el filme que protagoniza junto a Jude Law, el hombre m¨¢s sexy de los tiempos que corren (seg¨²n la revista People). "A m¨ª s¨ª me importa la calidad de mi trabajo. Ahora m¨¢s que nunca, porque no quiero perder mi tiempo". Esa ¨²ltima frase en realidad quiere decir: "Ahora soy madre".
Desde 1996, cuando la entrevistamos para El Pa¨ªs y fue portada de la revista Tentaciones (por la pel¨ªcula Emma, su deb¨² como protagonista), esta actriz ha corrido lo suyo. Toc¨® la cima, ri¨®, gimote¨®, llor¨® de felicidad en su discurso televisado ante el mundo al recoger el Oscar a la mejor actriz por Shakespeare enamorado en 1999 ("ella est¨¢ mejor que bien", escribi¨® el cr¨ªtico ?ngel Fern¨¢ndez Santos sobre su actuaci¨®n). En este tiempo dej¨® atr¨¢s un gran romance de cine (Pitt) y encontr¨® otro musical, Chris Martin, l¨ªder de la banda brit¨¢nica Coldplay, con el que se cas¨® en secreto y embarazada en diciembre de 2003; vio morir a su abuelo y a su padre de c¨¢ncer? Y acaba de parir, el 14 de mayo, a su primer reto?o, Apple (Manzana), de nombre frutal.
Ocho a?os han pasado. "?Un resumen de este tiempo?", se encoge de hombros. "He crecido", concluye. "?T¨² me ves muy cambiada?", pregunta rauda. Bueno. Digamos que luce impecable, como siempre, pero m¨¢s hecha, m¨¢s maciza, m¨¢s rotunda? Una transformaci¨®n f¨ªsica a la vista de todos. Especialmente, claro, de su marido, Martin, que le dedic¨® una canci¨®n (Nappy song, estuvo colgada en la web oficial de Coldplay) a la metamorfosis sufrida por su pecho ("Your cups gone up from an A to D. That's bad for you but fun for me. La copa de tu sujetador ha aumentado de la talla A a la D. Malo para ti, pero divertido para m¨ª"), a la forma en que engull¨ªa, a sus cambios de humor durante el embarazo.
Se excusa la actriz y sale hacia la estancia contigua para dar ¨®rdenes sobre su equipaje. Para sorpresa de todos, ha cambiado de planes y quiere estar en el aeropuerto de Barajas pronto. Desea regresar a casa, a Londres. ?Nostalgia del marido?, se preguntan los que esperan turno fuera. Seguro. Y, de paso, le har¨¢ caranto?as a su "nena", como dice en su castellano breve pero perfecto. Le molesta la luz. Se levanta a entornar las cortinas. Controla que todo est¨¦ en orden: "As¨ª mejor, ?verdad?". Vuelta a mirar curiosa las fotograf¨ªas en el Tentaciones de 1996: "No, no estoy igual, ni mucho menos; mira, mira qu¨¦ arrugas tengo ya". Se se?ala sus ojos azules, se toca el rostro, su piel fin¨ªsima, sin maquillar, brillo en los labios, algo de r¨ªmel, polvos quiz¨¢. "Engord¨¦ mucho en el embarazo, unos 15 kilos, y es poco, porque la nena fue enorme. Pesaba 4,4 kilos y med¨ªa 61 cent¨ªmetros". Comienza as¨ª el relato de su experiencia de mujer pre?ada: los nueve meses, el alumbramiento, la ilusi¨®n.
La cosa muta entonces en conversaci¨®n de madres entregadas. Intenso intercambio de mercanc¨ªa vital. Como si nos encontr¨¢ramos sentadas en el banco de un parque observando lo bien que hacen el indio los respectivos reto?os. "As¨ª que t¨² tienes dos chicos, ?ah, cu¨¢nto te ha pasado a ti tambi¨¦n durante estos a?os, eh! C¨®mo es la vida?", dice ella. La maternidad, asegura, ha trastocado su perspectiva existencial: "Ahora es como que todo tuviera una raz¨®n de ser". Antes se apasionaba por lo que hac¨ªa, trabajaba mucho y muy duro, viajaba y sent¨ªa curiosidad por todo, es verdad. "Pero hab¨ªa una parte vac¨ªa en m¨ª que ahora siento completa. Y me sorprende lo profundo de este sentimiento".
Para la Paltrow -que ha hecho de joven Wendy en Hook, de Patsy Jefferson en Jefferson en Par¨ªs, de Emma Woodhouse en Emma, de Marge Sherwood en El talento de Mr. Ripley; que fue modelo de Calvin Klein, que era invitada por los Clinton a la Casa Blanca, que aseguran que regal¨® a su novio Ben Afflek un reloj de 20.000 d¨®lares, que es amiga de Madonna y cena con el pr¨ªncipe Felipe, que se ha comprado la supercasa de Kate Winslet en el norte de Londres-; para ella, que lo ha tenido todo, esta sensaci¨®n maternal es novedad pura: "El amor por un hijo? Es que no sientes algo as¨ª por nadie, jam¨¢s, ?verdad? Ni por tu chico m¨¢s especial. Es como si enloquecieras, enamorada hasta la m¨¦dula, algo muy f¨ªsico, incomparable". Una experiencia que te pone los pies en el suelo, que te hace relativizarlo todo, apreciar las cosas simples.
Nunca se separa de su reto?o. "A¨²n toma el pecho", aclara. As¨ª que la peque?a, con siete meses, ya ha respirado el aire de Jap¨®n, Francia, M¨¦xico, Estados Unidos? "No le molesta el avi¨®n, es tranquila, duerme doce horas seguidas". La feliz y vegetariana Paltrow y su ni?a Apple. ?Nombre de fruta o de ordenador? "De fruta", se r¨ªe. "Lo propuso mi marido, y cuando naci¨® yo pens¨¦ que ella era tan dulce, que me gusta la imagen del manzano, su flor? Le pega el nombre. Una hermosa variedad Golden es ella". Apple Blythe Alison se llama. Como la fruta y sus abuelas.
?Van a tener m¨¢s hijos el rockero y la actriz? "Espero. No quiero dejarla sola. Mi hermano peque?o es para m¨ª alguien muy importante. Pero creo que no podr¨¦ compartir este amor con nadie". Y otra vez veloz: "Porque t¨², t¨² que tienes dos hijos, expl¨ªcame?". Le aclaro que s¨ª, que es verdad, que sientes algo de culpa cuando nace el segundo, que parece que dejas de lado al primero, que el otro es intruso, pero eso dura poco y bla, bla, bla?
Adi¨®s tiempo pactado para la entrevista? "?Y se puede dividir ese amor? ?O sientes que se resta del primero? ?Y por el segundo hijo es igual de intenso?", sigue ella. El mundo del ma?ana convertido en este punto en pura cuesti¨®n matem¨¢tico-sentimental? Que s¨ª, que el amor filial se divide, se comparte, es igual de intenso para dos y, seg¨²n dicen, para tres, cuatro, los que sean. Igual que el ¨¢rbol con las manzanas. Y ella: "No es posible. Esto es ¨²nico. ?En serio? No, no puedo imaginarlo". Y sin respirar: "?Vas a tener m¨¢s". La cosa dura y dura como las famosas pilas.
En un respiro acelero yo: "?C¨®mo influye su nueva situaci¨®n familiar en su trabajo?". "Selecciono m¨¢s. Cuando muri¨® mi padre ya quise replante¨¢rmelo todo, porque tras el Oscar hab¨ªa actuado en filmes que no me gustaban. Y me dec¨ªa: '?Por qu¨¦ estoy haciendo lo que no quiero?'. Luego no trabaj¨¦ en ocho meses y m¨¢s tarde actu¨¦ en una obra teatral en Londres, Proof, que fue incre¨ªble [por la que fue candidata al Premio Olivier], y pronto se estrenar¨¢ en cine [dirigida por John Madden, el mismo de Shakespeare enamorado]. Decid¨ª que s¨®lo har¨ªa obras interesantes, dif¨ªciles, en las que aprenda algo?".
En 2002, la muerte de su padre marc¨® el instante en que descubri¨® que la vida es, fundamentalmente, breve: "Tan corta que no quiero gastar mi tiempo en algo que no sea verdaderamente bueno". Y mucho menos ahora: "No he trabajado en los ¨²ltimos seis meses y quiero estar libre otros tantos; si hubiera un gui¨®n incre¨ªble o un papel peque?o, quiz¨¢ trabajar¨ªa en 2005, pero si no, no". Suena por ah¨ª algo que tiene pendiente sobre la vida de la alemana Marlene Dietrich. "S¨ª, est¨¢n con el gui¨®n y vamos a ver c¨®mo queda?". Adem¨¢s, con este proyecto debuta como productora. "Me lo propusieron y acept¨¦. As¨ª, si yo no act¨²o, puedo ser productora y otra actriz interpretar¨ªa a la Dietrich. Me encantar¨ªa hacerlo yo, claro, pero no si se rueda en breve".
Hoy Paltrow viste de colores suaves, morados rosados, lleva falda, su¨¦ter, tacones de aguja como en la pel¨ªcula Sky Captain, donde esta prenda de altura y toda la est¨¦tica de los cuarenta tiene su protagonismo en un vestuario del que se encarg¨® su amiga Stella McCartney: "Es un homenaje a esas hero¨ªnas sexies de aquel tiempo, como Lauren Bacall, Hepburn, Ingrid Bergmann, list¨ªsimas y siempre con los tacones y el pintalabios a mano". Habla de Sky Captain ("me encanta su tinte expresionista; la rodamos a principios de 2003 en una sala de Londres, sin decorados, sin nada, hab¨ªa que imaginarlo todo, era como hacer teatro"), de su compa?ero de reparto, Jude Law, con el que coincide tras El talento de Mr. Ripley. Son grandes amigos: "Trabajar con Jude es tan especial, tenemos tan buena relaci¨®n que podemos estar cansados, de mal humor y no importa, no tenemos que comportarnos de manera profesional". Recuerda las risas en la grabaci¨®n: "Era todo como absurdo, alucinante. Ten¨ªamos un robot a la izquierda, nos dec¨ªan, y nosotros, ?c¨®mo?, ?qu¨¦?, ?d¨®nde? Una locura. Me mor¨ªa de ganas de ver el resultado". La obra es un canto al cine cl¨¢sico, a los superh¨¦roes, los c¨®mics y al pulp fiction realizado por el tozudo director debutante Kerry Conran, que se pas¨® a?os recreando un mundo totalmente digital en el que s¨®lo los actores son reales.
Ella misma vuelve sobre esos trabajos que no le gusta casi ni recordar. ?Qu¨¦ pel¨ªculas son ¨¦sas tan espantosas? "Por ejemplo, View from the top. Uh, horrible. Y otras que no son malas, pero que no resultaron lo que esperaba, como Possesion; el gui¨®n era bueno, pero faltaba algo. Y otras en las que trabaj¨¦ duro y luego fueron as¨ª, as¨ª?". Claro que tambi¨¦n est¨¢ Sylvia (Christine Jeffs, 2003): "S¨ª, es lo mejor que he hecho nunca". Muchos se sorprendieron al verla interpretar el dram¨¢tico papel de la escritora Sylvia Plath, esposa del poeta Ted Hughes, que se suicid¨® en 1963 dejando dos ni?os peque?os.
"Mi padre se muri¨® tres semanas antes de iniciar el rodaje y yo me hund¨ªa en un agujero negro; no acertaba a distinguir al personaje de mi propia persona, d¨®nde conclu¨ªa Sylvia y d¨®nde empezaba yo". Pero no era su primera experiencia de muerte cercana. "Cuando ten¨ªa 17 a?os, un amigo de mi edad falleci¨® en un accidente de coche, y luego mi primo, de c¨¢ncer, con 22 a?os. Pero es que mi padre era el centro de mi vida, no me cansar¨¦ nunca de repetirlo. Cuando se fue qued¨® un vac¨ªo tan grande? Y ahora que tengo a la ni?a, cuando pienso que no puede verla, ufff, es que me mata eso?".
Gwyneth Paltrow se pone a llorar. "Es tan triste, ¨¦l era tan gracioso, y Apple no va a conocerlo, a disfrutarlo?". A pesar de todo lo escrito sobre si practica yoga, meditaci¨®n, acupuntura, tazas chinas, etc¨¦tera, ella asegura no usar nada especial para superar los malos momentos. Se cuida lo que puede, se sirve de amigos, busca la calma, deja pasar el tiempo: "Pero, ?sabes? Si tienes fe y pierdes a personas importantes, es dif¨ªcil mantenerla. Yo creo que hay un Dios, pero a veces es dif¨ªcil entenderle".
Se seca las l¨¢grimas, se disculpa y confiesa que adem¨¢s la vivencia de la muerte lo llena todo de terrores, como los que ella sufre ahora con su criatura. "Son miedos que me asaltan todo el rato. Rid¨ªculos. Por ejemplo, cuando est¨¢bamos en Nueva York, pase¨¢bamos por un parque cerca del r¨ªo Hudson hasta que un d¨ªa me asalt¨® la idea de '?y si alg¨²n loco la saca del cochecito y la tira al r¨ªo??'. Bueno, ahora ya no puedo pasear por all¨ª, es rid¨ªculo, pero es as¨ª".
Ahora reside en Londres. En la capital brit¨¢nica hay m¨¢s parques, est¨¢ "como m¨¢s limpia", y adem¨¢s "no sufren a George Bush?", afirma. Muy triste le parece el resultado de las recientes elecciones norteamericanas: "No lo acabo de entender. ?C¨®mo 55 millones han podido votarle! Yo vivo en Europa, y antes, cuando los amigos me dec¨ªan: '?Pero c¨®mo pod¨¦is tener un presidente as¨ª, que ha hecho esto y lo otro, que no quiere cumplir el Protocolo de Kioto, que manda a la muerte a los soldados en Irak', yo pod¨ªa responder: 'Claro, pero es que no gan¨® legalmente'. Ahora no puedo ni rechistar". Ella, que vive fuera, ve las cosas con los ojos del resto del mundo. "Es un horror ver c¨®mo act¨²a [el presidente] de manera tan unilateral". El mundo es para ella m¨¢s peque?o ahora que nunca: "Tengo miedo por Estados Unidos, porque no podemos sobrevivir as¨ª, con esa mentalidad, como si s¨®lo existi¨¦ramos nosotros". Sigue: cree que aumentar¨¢ el sentimiento antiamericano en el mundo, que a su pa¨ªs no llega toda la informaci¨®n sobre lo que ocurre ("la prensa no est¨¢ censurada, pero s¨ª suaviza lo que sucede?") y que claro que sabe lo que sucedi¨® en Madrid. De nuevo es ella la que pregunta: "?Crees que la gente culpa a los americanos de lo sucedido en Madrid el 11 de marzo?". Escucha mi opini¨®n atentamente. "Cuando naci¨® mi hija, las primeras tres semanas las pas¨¦ llorando, por el estado del mundo, por lo que les dejamos a la siguiente generaci¨®n? Tras el 11 de septiembre, todo ha cambiado", asegura entonces.
Mejor volver al cine y a sus invenciones, le digo. "S¨ª, volvamos a lo ligero", ironiza ella. Su imagen de ni?a pija, por ejemplo. Ella se reconoce en ese perfil de hija t¨®pica y t¨ªpica de buena familia, perfectamente educada, sin una sola penuria en su haber, habitual de buenos colegios, crecida al calor del mundillo art¨ªstico de Hollywood, donde su padre era productor eminente; su madre, actriz reputada; su padrino, Steven Spielberg. Una existencia f¨¢cil de la que Gwyneth, a sus 32 a?os, no reniega: "Es la que es. S¨¦ que tengo esa imagen. Pero no podemos controlar todo en nuestra imagen, es el p¨²blico el que decide. Yo creo que soy una persona normal, abierta. Aunque a veces no sea as¨ª. Porque hay un tipo de periodista que s¨®lo persigue lo personal?".
Y ahora, al estar casada con un famoso de la m¨²sica, m¨¢s fotos, m¨¢s pararazzi? "S¨ª, es que ca¨ª perdidamente enamorada de ¨¦l?", suspira ella, como si acabara de acordarse repentinamente de que Martin existe. Ha repetido mucho Gwyneth que ¨¦l lleg¨® para salvarla, la sac¨® del agujero, la devolvi¨® a la vida. Ella es cuatro a?os y medio mayor que su marido. "No se nota la edad, aunque a veces se aprecia que la manera en que yo me eduqu¨¦ es distinta a la suya. Chris creci¨® en el campo, sus padres son muy religiosos; yo, en Nueva York. Ambientes distintos, pero espero ?no parecer su madre cuando yo tenga 40 a?os y ¨¦l 36!". ?Qu¨¦ va!, le digo. Ellos envejecen de golpe, y enseguida se quedan calvos? Bromeamos. Una mujer de cuarenta es una mujer, y un hombre de esa edad es el principio de un desastre? La Paltrow se r¨ªe a carcajadas: "?sa, ¨¦sa es la pesadilla de Chris, quedarse calvo?".
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