Finlandia da la nota
Buenos profesores, familias comprometidas y una s¨®lida inversi¨®n logran la educaci¨®n m¨¢s eficaz del mundo en el pa¨ªs n¨®rdico
A las ocho de la ma?ana Marku Keijonen entra en la escuela. Tiene 42 a?os y es el director del colegio Porolahden Perus, de Helsinki. La primera actividad del d¨ªa es encender el ordenador. "No es algo balad¨ª, al abrir mi correo encuentro las cartas de los padres de alumnos que tengo que contestar". Las familias est¨¢n en contacto permanente con el centro y es a los padres a quien debe rendir cuentas de su trabajo el colegio en primer lugar.
Finlandia. A este pa¨ªs de noches blancas y tinieblas eternas, seg¨²n la estaci¨®n que toque (ahora anochece a las cuatro de la tarde), las estad¨ªsticas le sonr¨ªen. El Forum Econ¨®mico Mundial dice que tiene la econom¨ªa m¨¢s competitiva del mundo; es el pa¨ªs de la Europa de los Quince con una mayor difusi¨®n de peri¨®dicos por habitante (430 por cada 1.000); notable tasa de fecundidad, 1,7 hijos por mujer (la media de la UE es 1,4). Pero quiz¨¢ son los resultados escolares de sus alumnos los que m¨¢s alegr¨ªas les han dado en los ¨²ltimos tiempos. El informe PISA 2003, que mide el rendimiento educativo de los pa¨ªses de la OCDE, se public¨® hace un par de semanas y de nuevo coloca a Finlandia como el pa¨ªs ejemplar: son los primeros en matem¨¢ticas, en comprensi¨®n de la escritura y en cultura cient¨ªfica (con Jap¨®n).
Los padres pueden matricular a sus hijos libremente en el centro que les guste
Los profesores no saben muy bien el porqu¨¦ de estos datos. Se invierte un 5,8% del PIB en educaci¨®n, pero otros tambi¨¦n lo hacen; su clima endiablado deja a los ni?os en casa al abrigo de los libros, pero en Islandia o en Dinamarca calor no hace; en sus aulas tienen los niveles de inmigraci¨®n m¨¢s bajos de la OCDE. Pero todas estas cosas no explican por s¨ª solas el ¨¦xito repetido. Los profesores, y la misma ministra de Educaci¨®n, Tuula Haatainen, lo atribuyen en gran medida a la s¨®lida formaci¨®n de los docentes y a un marco educativo muy claro. "Tenemos un sistema uniforme, obligatorio y gratuito que garantiza la equidad y el acceso para todos; el personal docente est¨¢ altamente cualificado y las madres, incorporadas al sistema laboral, son las primeras en motivar a sus hijos para que estudien", resume la ministra.
El sistema educativo finland¨¦s es p¨²blico y gratuito desde que un ni?o nace hasta que hace el doctorado en la universidad. Pero adem¨¢s es obligatorio de los siete a los 16 a?os. En esta etapa todos estudian lo mismo y el Gobierno pretende adem¨¢s que lo hagan en el mismo edificio, o lo m¨¢s cerca posible, para garantizar un seguimiento continuado del alumno. En ello est¨¢n.
El Estado marca un 75% de ense?anzas comunes y el resto lo organiza el colegio con la participaci¨®n activa de estudiantes y familias. La libertad para dise?ar el d¨ªa a d¨ªa escolar es amplia, por tanto, no es f¨¢cil hablar del sistema de forma general. Pero hay algunos aspectos comunes. La formaci¨®n de los profesores es uno de ellos. Todos tienen que pasar cinco a?os de carrera, un tercio de la cual ser¨¢ de contenido pedag¨®gico. "No basta con saber matem¨¢ticas", dicen. Y la mayor¨ªa, como recuerda la ministra, tiene un a?o m¨¢s de estudios, un m¨¢ster.
Los profesores creen que su salario podr¨ªa ser algo m¨¢s elevado que los aproximadamente 2.300 euros brutos al mes; sin embargo, est¨¢n contentos con las 13 semanas largas de vacaciones al a?o (los espa?oles tienen algo m¨¢s de 16). La jornada semanal es de 37 horas aunque no todas sean de ense?anza en clase. Si se les pregunta, no dudan: son maestros por vocaci¨®n y est¨¢n motivados. Quiz¨¢ porque gozan de valoraci¨®n social y prestigio entre sus compatriotas "Por lo general contamos con la confianza de los padres, aunque eso va decayendo", presagia Tuula Tapaninen, la orientadora del colegio Porolahden Perus.
Al otro lado de Helsinki, la rectora del colegio Alppila, Aulikki Kalalahti, se?ala otro dato que explica la motivaci¨®n de los maestros: "Tienen libertad para trabajar con los alumnos y ven que consiguen ¨¦xitos con ellos".
Codo con codo
Los profesores trabajan codo con codo con las familias, con las que mantienen una relaci¨®n fluida. En enero el colegio Alppila organiza sus jornadas de presentaci¨®n, a las que acuden los padres para conocer su m¨¦todo de trabajo. Si les gusta podr¨¢n optar libremente por matricular all¨ª a sus hijos. Los padres pueden elegir el centro pero suelen quedarse en el m¨¢s cercano. El Alppila mantiene con el centro de primaria que le corresponde por cercan¨ªa una estrecha sinton¨ªa que favorece el seguimiento de los alumnos hasta el final de la etapa obligatoria.
El 50% de los ni?os que se matriculan de los 13 a los 16 a?os en el colegio vienen de su centro adscrito, pero la otra mitad procede de cualquier rinc¨®n de Helsinki. El colegio se ha ganado una buena fama en comunicaci¨®n y expresi¨®n. Es un ejemplo de un fen¨®meno reciente en la educaci¨®n de la ciudad, la especializaci¨®n de algunos centros en m¨²sica, matem¨¢ticas, deportes... Cuando un alumno destaca en alguna de estas disciplinas los padres tratan de matricularlos en ellos, aunque algunos centros imponen un test para evaluar las habilidades del aspirante. Si hay plazas, estar¨¢n dentro.
La oferta y la demanda se distribuyen por ahora razonablemente entre todos los colegios de Helsinki, aunque el ayuntamiento ha eliminado (salvo excepciones) las becas de transporte para los ni?os que se trasladan por voluntad propia a centros alejados de sus casas.
Cuando las familias se acerquen a conocer el Alppila, la rectora les explicar¨¢ que han recibido alg¨²n premio por cumplir fielmente con su programa: los profesores se propusieron trabajar en equipo, bien coordinados, y lo lograron con creces. La Administraci¨®n les extendi¨® un cheque de 28.000 euros. Se fueron de vacaciones a Hungr¨ªa y se dieron una buena cena de Navidad. Eso fue el a?o pasado.
Cuando las cosas pintan peor, los profesionales del centro se prodigan en apoyos acad¨¦micos y sociales para los alumnos. El n¨²mero de estudiantes por clase ronda la veintena, pero si hay problemas acad¨¦micos los sacan en grupos de 10 y les ponen al d¨ªa. ?Y si hay que repetir curso? "Ser¨¢ en los primeros a?os de primaria, cuanto antes", dice la rectora.
Ese es el principal reto que se?alan los docentes: poder sacar a todos los alumnos adelante, vengan de donde vengan. Por eso, en cuanto atisban un problema ponen en marcha sus muchos mecanismos de prevenci¨®n.
Si la cosa se complica, la Administraci¨®n (local o nacional) se rasca de nuevo el bolsillo. El colegio est¨¢ enclavado en un barrio con problemas sociales y ya de partida recibe m¨¢s presupuesto que otros. "El a?o pasado tuvimos un problema y el municipio de Helsinki nos concedi¨® 18.000 euros que se recibieron pronto". Con ese presupuesto la rectora contrat¨® un profesor por horas que ayud¨® a los rezagados a hacer los deberes, entre otras cosas.
En Finlandia los centros tienen buenas instalaciones y equipamientos, pero tambi¨¦n se percibe cierta austeridad. Una simple cartulina con papelitos pegados sirve a la rectora del Alppila para dejar constancia escrita de los prop¨®sitos educativos del curso. Y los cumplen.
Los alumnos tambi¨¦n responden. Hacen sus deberes, que no son pocos, y no se quejan. Pero no son adolescentes de comportamiento angelical. Son como todos, y entre ellos empieza a cundir el des¨¢nimo, como se?ala el rector del centro Porolahden Perus. El alcohol es una de las grandes preocupaciones de este pa¨ªs, se bebe mucho y como con embudo. Y el desempleo alcanza ya el 9%. Por ahora, cerca de un 60% de los alumnos sigue al bachillerato camino de la universidad y el resto se matricula en formaci¨®n profesional. Es dif¨ªcil encontrar a alguien que acabe sin su t¨ªtulo.
Los finlandeses tienen un sistema educativo libre que rueda con fluidez, buenos maestros, familias que participan y dinero para afrontar las dificultades. Y una voluntad f¨¦rrea para cumplir con el deber. El 85% de los finlandeses son luteranos (poco practicantes). ?Puede el esp¨ªritu de Lutero ("Siempre pecador, siempre justo y siempre penitente") inculcar esa suerte de responsabilidad personal en el car¨¢cter de maestros y alumnos? "Es posible", dice con seriedad el director del instituto Porolahden Perus. "Es la responsabilidad de que hay que cumplir. Pero eso tiene su lado malo: los profesores a veces se exigen tanto, que llegan a enfermar".
14 a?os de rector
A los directores de colegios en Finlandia los elige la Administraci¨®n. A Marku Keijonen, de 42 a?os) lo design¨® el Consejo de Educaci¨®n de Helsinki y lleva ya 14 a?os ejerciendo como rector (as¨ª les llaman), los ¨²ltimos cinco en el centro Porolahden Perus. Hay funcionarios p¨²blicos con formaci¨®n pedag¨®gica y representantes pol¨ªticos. Ellos eligen a los rectores.
Para llegar al cargo se necesita una titulaci¨®n de profesor y algunos a?os de experiencia como subdirector. El elegido se encargar¨¢ de designar a dos subdirectores. "Los rectores estamos muy bien pagados, muy por encima del salario de un profesor, un promedio de 4.500 euros", detalla Keijonen. Pero el trabajo del rector es tal que no son muchos los que guardan cola en la puerta, explica. "Hay que llevar la econom¨ªa del centro, el manejo de los recursos humanos y el cuidado de los ni?os; algunos incluso dan clase".
No requieren formaci¨®n espec¨ªfica para la gesti¨®n. Su tarea es "prevenir los conflictos, hablar con padres, alumnos, profesores". "?Si un profesor suspende a 15 de 20 alumnos? Lo primero que tiene que hacer es mirarse al espejo. Si suspenden cinco, el profesor ha de buscar las razones".
Disciplina y problemas acad¨¦micos
La conflictos en clase no son frecuentes en Finlandia, porque prefieren prevenir a curar. "A los cuatro a?os ya se detectan los problemas", afirma la directora del centro Alppila, Aulikki Kalalahti. Pero cuando la falta de disciplina llega al aula un grupo de profesionales se pone manos a la obra. El profesor es el que da la voz de alarma. En el centro cuentan con un trabajador social, un m¨¦dico, un enfermero, y un alumno elegido por sus compa?eros que recibe algunas clases para tratar conflictos. El tutor tambi¨¦n se encarga a pleno rendimiento de estos asuntos con la colaboraci¨®n de la familia. Entre todos tratan de zanjar el problema antes de que vaya a m¨¢s.
En el colegio Alppila los alumnos se comprometen cada a?o a seguir unas reglas de juego que ellos mismos redactan y negocian con sus profesores. Eso les sirve para mantener el orden.
Si la carencia del alumno en cuesti¨®n es acad¨¦mica, los propios profesores redoblan su jornada para darle clases de apoyo. Si hay varios rezagados se los saca de la clase y reciben apoyo extra en grupos de 10, como mucho.
Tambi¨¦n hay alumnos encargados de prestar apoyo acad¨¦mico a los compa?eros que flojean en alguna materia.
Heidi de Laponia
El norte de Finlandia es el territorio de las nieves y los renos, con una poblaci¨®n que no supera las 13 personas por kil¨®metro cuadrado. All¨ª naci¨® Heidi Nuorgam hace 26 a?os. Y all¨ª fue a la escuela, en un pueblecillo de 200 habitantes, Utsjoki. Para ir al instituto viajaba cada d¨ªa a un pueblo m¨¢s grande y no recuerda que los chicos de ciudad supieran m¨¢s que ella. Curs¨® estudios de Hosteler¨ªa en la capital de Laponia, Rovaniemi.
Recuerda los renos de su abuelo y las botas t¨ªpicas de andar por la nieve. Y a su madre anim¨¢ndola a estudiar. Entonces su madre trabajaba en una guarder¨ªa y ahora en un restaurante, como ella en Helsinki.
Heidi habla fin¨¦s, y entiende el sueco, como muchos j¨®venes de Finlandia (es lengua cooficial y se estudia en el colegio). Pero tambi¨¦n habla ingl¨¦s y un espa?ol con acento canario. Estuvo en las islas trabajando alg¨²n tiempo. De chica le gustaba la historia y la religi¨®n (en Finlandia se estudia la religi¨®n de cada alumno y ¨¦tica para el resto).
Tanto Heidi como su madre piensan estudiar algo m¨¢s. "No quiero trabajar siempre de camarera". "Siento que la educaci¨®n es importante y ¨²til. Puedes decir que tienes educaci¨®n. Eso es un orgullo".
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