Esta Turqu¨ªa no cabe en esta Europa
?sa no es la cuesti¨®n. Pues la Turqu¨ªa que podr¨ªa entrar en la UE no es la de hoy, a pesar de las grandes reformas logradas, sino la de dentro de 10 a?os o m¨¢s. Un tiempo suficiente para que haya avanzado todo lo que le queda en su democratizaci¨®n, y para que la experiencia de islamismo democr¨¢tico de Erdogan haya mostrado hasta d¨®nde puede llegar, lo que puede tener repercusi¨®n en todo el mundo musulm¨¢n, pese a que los ¨¢rabes miren con recelo a los otomanos. De momento, como se ha dicho, el islamista Erdogan ha hecho m¨¢s por el avance de la democracia en Turqu¨ªa que todos los gobernantes laicos que le precedieron. Lo importante hoy, si Turqu¨ªa se adentra por la puerta que los 25 en Bruselas finalmente han abierto, no es que entre, sino que pueda llegar a entrar, pues en el camino se ver¨¢ llevada a un proceso aut¨¦nticamente revolucionario de transformaci¨®n. Pero una vez en el camino, el punto de llegada no puede ser sino el ingreso en la UE, salvo que los turcos mismos decidieran que prefieren estar con Europa, m¨¢s que en Europa.
Aunque pasar¨¢ r¨¢pido, en este recorrido y en estos largos a?os tambi¨¦n la UE habr¨¢ tenido que cambiar. Hoy por hoy, ni Turqu¨ªa est¨¢ preparada para ingresar en la UE, ni la Uni¨®n est¨¢ institucional, financiera ni psicol¨®gicamente preparada para la entrada de este pa¨ªs poblado, a¨²n retrasado y de cultura musulmana aunque de hechura constitucional laica. El reparto de poder en la Constituci¨®n Europea tampoco parece pensado para incluir a Turqu¨ªa con un peso, para entonces, igual o superior a Alemania. Y menos a¨²n el Tratado de Niza al que se reverter¨ªa si fracasara la Constituci¨®n, fracaso que dificultar¨ªa a¨²n m¨¢s el proceso de negociaci¨®n de adhesi¨®n con Turqu¨ªa. Incluso si la euroconstituci¨®n entra en vigor, habr¨¢ que reformarla no s¨®lo a la luz del posible ingreso de Turqu¨ªa, sino de la pr¨¢ctica de una Uni¨®n de 25 o 28 Estados, tras la ampliaci¨®n que estamos a¨²n digeriendo.
En estos a?os tambi¨¦n esta UE habr¨¢ cambiado sociol¨®gicamente. El peso demogr¨¢fico de la inmigraci¨®n musulmana y sus segundas y terceras generaciones habr¨¢ crecido. La manera en que se haya gestionado esta diversidad ser¨¢ decisiva a la hora de que las opiniones p¨²blicas valoren el ingreso de Turqu¨ªa. De momento, el rechazo a su ingreso tiende a aumentar en vez de retroceder no s¨®lo en Francia o en Alemania, sino en Holanda (tras el asesinato del cineasta Theo van Gogh y la crisis de su modelo de integraci¨®n). En Espa?a, la ¨²ltima encuesta del CIS refleja un apoyo de un 43,7% de la poblaci¨®n al ingreso de Turqu¨ªa pero tambi¨¦n un rechazo de un 37,3%. En nuestro pa¨ªs hay una mayor¨ªa contraria al ingreso de Marruecos o Israel, pero un claro apoyo a la adhesi¨®n de Rusia, lo que indica que hay una frontera culturalista en la opini¨®n p¨²blica. Guste o no, la cuesti¨®n del ingreso de Turqu¨ªa se ha convertido en una cuesti¨®n de pol¨ªtica interna -relacionada con la Constituci¨®n Europea o la actitud ante la inmigraci¨®n musulmana- en muchos pa¨ªses de una UE que no cabe construir ya de espaldas a los ciudadanos. Para que esta opini¨®n p¨²blica cambie se requiere que Turqu¨ªa demuestre sus avances, los dirigentes europeos hagan pedagog¨ªa, y se d¨¦ con las f¨®rmulas adecuadas para todos estos problemas. Esta Turqu¨ªa no cabe en esta Europa. ?Cabr¨¢ la futura Turqu¨ªa en la futura Europa? Si no cabe, todos tendremos un problema, a comenzar por la propia Turqu¨ªa. La responsabilidad es grande: es la de dar esta oportunidad hist¨®rica a Turqu¨ªa sin cargarse la UE. El reto supone superar los m¨¢s de nueve siglos de divisi¨®n desde que el papa Urbano II lanzara la primera cruzada contra el turco. La reconciliaci¨®n con Turqu¨ªa es un poco la reconciliaci¨®n de Europa consigo misma. No tanto con la Europa de hasta ahora, sino con la Europa que viene. Es la reconciliaci¨®n anticipada de Europa con su futuro. aortega@elpais.es
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