El espa?ol como arma pol¨ªtica
"EL IDIOMA espa?ol no tiene el lugar pol¨ªtico que le corresponde", asegura Ignacio Ch¨¢vez, director del Instituto Caro y Cuervo de Bogot¨¢, el m¨¢s reconocido centro de investigaci¨®n de la lengua castellana en Am¨¦rica. En 1999 la instituci¨®n gan¨® el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Comunicaci¨®n y Humanidades por el Diccionario de la construcci¨®n y r¨¦gimen de la lengua espa?ola, que contiene la historia de 9.500 palabras. Una obra que, como la define su director: "Le sirve a todos los que quieren escribir con pulcritud".
Sus reflexiones llegan en un a?o en que este idioma hablado por 450 millones de personas realiz¨® el III Congreso Internacional de la Lengua Espa?ola en Rosario (Argentina), del 17 al 20 de noviembre, con cerca de 200 expertos entre acad¨¦micos, ling¨¹istas, cr¨ªticos y periodistas.
El director del Instituto Caro y Cuervo habla sobre la importancia cultural, social y pol¨ªtica del espa?ol
Para Ch¨¢vez un aspecto muy a tener en cuenta es la "importancia de la lengua espa?ola, cada vez m¨¢s, en el contexto de las relaciones internacionales". Ello teniendo en cuenta, recuerda, que en unos 30 o 40 a?os el espa?ol ser¨¢ la tercera lengua en el mundo por su n¨²mero de hablantes. Esto significa, a?ade, que "tiene un valor y un significado pol¨ªtico. Y ese valor y ese significado pol¨ªtico hay que rescatarlos. A pesar de ser una lengua tan importante, tan bella y que produjo durante el siglo XX quiz¨¢ el n¨²mero m¨¢s grande y m¨¢s significativo de escritores en el mundo occidental, no tiene el lugar pol¨ªtico que le corresponde".
Lo dice con convicci¨®n y conocimiento de causa despu¨¦s de estar al frente del instituto 18 a?os. Por eso se atreve a dar sugerencias sobre la manera de rescatar ese valor pol¨ªtico del que habla. "Debe ser a trav¨¦s de los hablantes. Que tengan conciencia de la importancia de su lengua, que la aprendan a utilizar adecuadamente en todas las circunstancias que se encuentren y que sea testimonio, adem¨¢s, de la obra de los pa¨ªses hablantes que han estado siempre sometidos al imperio de otros pa¨ªses m¨¢s poderosos que ellos. Ya es hora que, de alguna manera, comiencen a hacerse presentes en todas las actividades de la globalizaci¨®n". Hace ¨¦nfasis en la necesidad de hacer respetar el idioma espa?ol en las relaciones internacionales, comerciales, culturales, etc¨¦tera. "No somos una lengua secundaria, ni somos unos seres secundarios; pertenecemos a una sociedad que dif¨ªcilmente puede desconocerse y dejarse de lado. A estas alturas de la vida olvidar a Lope u olvidar a Garcilaso o menoscabar en la obra de Cervantes o, m¨¢s recientemente, pensar en don Jorge Guill¨¦n, en don Pedro Salinas, en don Federico Garc¨ªa Lorca, en don Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, ya justifican per se la defensa de una obra y de una lengua".
Sobre algunos de los riesgos que se ciernen sobre el espa?ol, como los tratados de Libre Comercio que pactan los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina con Estados Unidos, se?ala que "m¨¢s que un peligro para la lengua, el peligro es para la educaci¨®n en todos sus niveles. Y hay una cosa que es peligros¨ªsima en esos tratados: se considera la educaci¨®n como un servicio. Y eso ya tiene un marcado significado econ¨®mico. La educaci¨®n, como dice alguna canci¨®n, ni se compra ni se vende. Eso es lo que tenemos que advertir: que el d¨ªa de ma?ana, Am¨¦rica no est¨¦ tambi¨¦n colonizada por instituciones de educaci¨®n en otras lenguas, pero en particular en lengua sajona. Al considerar la universidad como un servicio ser¨¢ muy factible que universidades muy grandes y poderosas y bien financiadas se hagan presentes en los pa¨ªses firmantes de los tratados. De tal manera que esos pa¨ªses pueden estar invadidos, y no pongo comillas, invadidos por la universidad de pa¨ªses m¨¢s poderosos. Las universidades oficiales de alguna manera se van a defender, pero las universidades privadas entrar¨¢n en una lucha de comercio, de compra y venta. Y estar¨¢n, obviamente, en condiciones de inferioridad con las grandes, grand¨ªsimas, universidades norteamericanas".
Sobre la presencia de hispanohablantes en Estados Unidos y el famoso spanglish considera que se trata de un fen¨®meno que no va a desaparecer muy f¨¢cilmente, ni es controlable. Sin embargo afirma que "lo importante es que no se pierda de vista el hecho de que nosotros tenemos conciencia de la existencia del problema y, como hablantes del espa?ol, actuemos para superarlo". Ello conllevar¨¢ un reconocimiento, asegura, por parte de Estados Unidos, teniendo en cuenta que ya son m¨¢s de 40 millones quienes hablan espa?ol y viven all¨ª. Y dice que se calcula que por ah¨ª para el a?o 2020 habr¨¢ alrededor de 50 millones en total. "Y tendr¨¢n una fuerza suficiente para, per se, hacerse sentir y hacerse notar en la vida total de esa sociedad".
Sobre el flujo migratorio de latinoamericanos a Espa?a con su lenguaje, modismos y dem¨¢s, Ignacio Ch¨¢vez considera que es enriquecedor para el idioma y no teme el rechazo que a veces se escucha, pero deja claro que no es Espa?a la que act¨²a as¨ª. "Es un grupo de intelectuales, y que me perdonen, un grupo de acad¨¦micos que ten¨ªan una teor¨ªa de norma. Que hay una norma y esa norma hay que respetarla. Ya desde el siglo XIX, el fil¨®logo colombiano Miguel Antonio Caro hizo un extraordinario trabajo sobre el uso del espa?ol en el que manifiesta que es el que impone las caracter¨ªsticas de la lengua, pero que ese uso no es exclusivamente normativo. De tal manera que es una forma que hay que considerar. El diccionario es un elemento, un instrumento de trabajo, no es un instrumento de normativizaci¨®n de la lengua". El director del Caro Cuervo insiste en que se trata de un momento de enriquecimiento del idioma. "Es que el espa?ol es uno, desde A Coru?a hasta Buenos Aires; con variables, con variantes, con modalidades, con cambios. Pero es uno. No son muchos espa?oles. Y eso es lo que no debemos permitir, que sean muchos espa?oles".
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