Bajo la silueta nevada del pico Perdiguero

Enclaustrado en el circo de monta?as que configura el macizo del Posets-Maladeta, bajo la silueta nevada del pico Perdiguero, el Hospital de Benasque ejerce de anfitri¨®n pirenaico desde los albores del siglo XII. Aqu¨ª recalaban los peregrinos en su trekking compostelano y aqu¨ª purgan hoy su estr¨¦s urbano los temporeros del turismo invernal, am¨¦n de unos cuantos aficionados al esqu¨ª n¨®rdico, al amor de la chimenea que crepita en el interior del actual refugio-hotel, desplazado unos metros m¨¢s all¨¢ del arruinado hospital medieval. Un panorama monta?oso inigualable.

Ampliado y remodelado hace ahora un a?o, el establecimiento esconde tras su fachada gran¨ªtica el mato grosso particular de Jorge Mayoral. Una jungla hiperb¨®lica de vigas, hastiales y pilares de madera tallada con la que este visionario del turismo montaraz ha ensortijado el vest¨ªbulo, los salones y aun el espacio destinado a comedor, frente a las crester¨ªas rosadas del amanecer. Resonancias kitsch pese a la intenci¨®n culterana de su autor, un enamorado del arte popular y las tradiciones pirenaicas.

Olor a madera

Sin perderse en la espesura, el hu¨¦sped acaricia enseguida la calidez que destilan sus estancias; el olor maduro que desprenden las maderas, v¨ªrgenes o tintadas; el color de las tapicer¨ªas y las alfombras; los cari?itos que prodigan las s¨¢banas en noches de ventisca y helada. Las buhardillas, c¨®mo no, gozan de preferencia entre la clientela joven, mientras que las situadas sobre las antiguas terrazas, con sal¨®n y sof¨¢-cama, resultan por su amplitud m¨¢s adecuadas para familias con ni?os. Con la nariz pegada a los cristales, los m¨¢s peque?os quedan absortos ante una fosforescente nevada.

La panor¨¢mica desde la mesa de desayuno disculpa cualquier contrariedad en el servicio o en la temperatura del caf¨¦. Igual que en la cena, los platos del terru?o, presentados en vajilla de dise?o, compiten en evocaciones navide?as con los aromas de boj, rama de abeto y frutos silvestres del bosque. A veces, la carretera de acceso al hotel queda cortada por alg¨²n alud de nieve en los peores d¨ªas del invierno. Con un poco de suerte, y pese a los buenos oficios de Mayoral y su hijo en desbarazar la avalancha con la ayuda de una oruga de nieve, nos quedaremos incomunicados entre estas monta?as. ?Guay, varios d¨ªas sin colegio...!