La mujer al mando

Est¨¢ hecha para sonre¨ªr. A lo largo de la conversaci¨®n -que fue sobre su trabajo, pero tambi¨¦n sobre la vida, la enfermedad e incluso la muerte- sonri¨® siempre Carmen Caffarel, como si supiera que todo se arregla en la vida. Est¨¢ sentada al mando de una situaci¨®n complicada, la de Radiotelevisi¨®n Espa?ola. Y afronta con humor y realismo los riesgos de estar en el ojo del hurac¨¢n en un pa¨ªs que ha puesto a la televisi¨®n en el primer lugar de sus dianas. A tener ese car¨¢cter le ayud¨® la vida, e incluso le ayuda la vestimenta. El d¨ªa que la fuimos a ver, en la vieja sede de RTVE en Prado del Rey, acababa de firmar el acuerdo con el que las televisiones afrontan el mandato presidencial de limitar la telebasura, y lo hizo utilizando una camiseta que fue despu¨¦s la que tuvimos delante de toda nuestra conversaci¨®n. Pudimos apuntar algunas de las palabras que adornaban su superficie plateada: hotlips, love (labios calientes, amor)? En ese momento (un d¨ªa antes de que le tomaran las fotograf¨ªas y cuatro d¨ªas antes de que se produjera en el Parlamento la intervenci¨®n de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ante la Comisi¨®n del 11-M), la directora general ten¨ªa algo de fiebre, pues la intemperie de Sevilla (donde estuvo para asistir a la Copa Davis de tenis) le hab¨ªa producido un fuerte catarro; se lo fue a curar al servicio m¨¦dico de RTVE, y la verdad es que sorprende en un alto cargo as¨ª que no haga que el m¨¦dico, aunque fuera del seguro, no se acerque a su despacho. Pues ah¨ª est¨¢, soportando la fiebre con gelocatiles, mientras nosotros tratamos de saber de d¨®nde le viene ese car¨¢cter que se le ve y que tiene un s¨ªmbolo concreto en una an¨¦cdota que ella protagoniz¨® en Santiago de Chile. Fil¨®loga de profesi¨®n, ya era profesora titular de Teor¨ªa de la Comunicaci¨®n en la Complutense, antes de incorporarse a la Universidad Rey Juan Carlos, de donde es catedr¨¢tica, y estaba en Chile en un curso de doctorado. En un tiempo de descanso tuvo el impulso de visitar iglesias, y se meti¨® en una enorme y vac¨ªa, en uno de cuyos laterales una mujer velaba un f¨¦retro. Carmen Caffarel sigui¨® su camino, pero de inmediato se lo pens¨® mejor y decidi¨® volver sobre sus pasos y entrar en la capilla, a acompa?ar a aquella mujer sola. Estuvo con ella tres horas, hablando de la vida de ambas, hasta que llegaron otros familiares. La vida la ha ido convenciendo de que las cosas aparentemente menores tienen una importancia indescriptible, y eso es lo que le ha permitido relativizar lo grande hasta hacerlo todo de un tama?o manejable. Y nada le asusta, porque est¨¢ curada de espanto. A lo largo de las dos horas que estuvimos juntos, su secretaria no la llam¨® nunca, y en un alto que hicimos, ella comprob¨® las dos llamadas que ten¨ªa en su tel¨¦fono m¨®vil. Eran de sus hijos, Mar¨ªa, de 24 a?os, y Pablo, de 21; viven con ella. Y en Madrid vive su madre, con la que cada d¨ªa habla en catal¨¢n, su lengua de origen. Su padre, el actor Jos¨¦ Mar¨ªa Caffarel, muri¨® hace cinco a?os, cuando ten¨ªa 79. De la familia comenzamos hablando.

Caffarel. El origen de la familia de mi padre est¨¢ en Francia; pero, al vivir en Barcelona, y ya sabes c¨®mo son, o c¨®mo somos, los catalanes, pues le pusieron dos eles al apellido, como en Sabadell, pero mi padre siempre impuso la realidad de su nombre. Tengo en el nombre un Serra y muchos apellidos catalanes, pero ese Caffarel es as¨ª, y es de origen franc¨¦s.

Era un hombre de principios, inamovible. Ten¨ªa una gran curiosidad por las cosas. No pudo estudiar porque le pill¨® la guerra y se fue a Francia. Pero cuando yo hac¨ªa la carrera de ling¨¹¨ªstica, ¨¦l la hac¨ªa conmigo, le¨ªa todos los libros conmigo, los estudi¨¢bamos juntos. Fue autodidacto y aprendi¨® a hablar franc¨¦s (es su idioma materno, lo hablaba mejor que el castellano), aparte de catal¨¢n, pero tambi¨¦n aprendi¨® italiano, algo de alem¨¢n y portugu¨¦s. Y lo aprend¨ªa en casa, con los walkman, y estudiando, siempre estudiando. Era un perfeccionista. A m¨ª me adoraba; bueno, a mis hermanos tambi¨¦n.

Tengo uno mayor, que me saca cuatro a?os y medio; vive aqu¨ª, en Madrid. Y hay otro menor que yo, que vive en Tarragona. Me llevo mejor con el peque?o. Quiz¨¢ la distancia de dos a?os con el menor hizo que yo jugara m¨¢s con ¨¦ste; adem¨¢s, lo pod¨ªa manejar como quisiera, yo soy muy mandona. Y yo estaba en medio, y era la ni?a. Y para un padre, siempre la ni?a es la ni?a de sus ojos. Y ten¨ªamos un car¨¢cter muy parecido en muchas cosas, y eso hac¨ªa que nos llev¨¢semos muy bien, aunque a veces surgieran discusiones de principios; yo tengo un car¨¢cter fuerte. Pero yo le adoraba, era un referente. Me inculcaron que hab¨ªa que tener una conciencia, unos l¨ªmites, y eso es terrible porque, al fin, t¨² misma te autocastigas, te autoimpones.

Es una mujer extraordinaria. Tiene un car¨¢cter muy alegre. Yo creo que la alegr¨ªa la tengo de mi madre. Es una mujer que se acomoda a todo. Se apunta a un bombardeo, es alegre. Lo ha pasado mal, ha tenido muchas operaciones, estuvo desahuciada cuando yo era muy peque?a. Y sin embargo, tiene un sentido positivo, alegre, de la vida, y no es que s¨®lo vea el lado bueno, pero es que de lo bueno y de lo malo tambi¨¦n saca algo positivo.

Era contable cuando jovencita. Cuando se cas¨® lo dej¨® para ocuparse de sus hijos. Mis padres estaban superenamorados, eso es lo m¨¢s bonito que recuerdo de mis padres. Mi madre conoci¨® a mi padre cuando ella ten¨ªa 13 a?os, es toda la vida. Y si mi padre iba a un rodaje, le acompa?aba. Una vida entregada a ¨¦l, a la familia. Lo pas¨® muy mal tras la muerte de mi padre, tuvo una depresi¨®n. Mi padre muri¨® a los 79 a?os; ¨¦l consideraba que su misi¨®n era llegar a los 80 y ver el a?o 2000. Y no lleg¨® ni a los 80 ni al a?o 2000, porque muri¨® en noviembre de 1999.

?A mi madre? Yo creo que s¨ª, es natural. Me llev¨¦ siempre bien con mi madre. En eso influye tambi¨¦n el hecho de que era la ¨²nica hija; parece que las madres y las hijas tenemos una relaci¨®n m¨¢s estrecha. Y la convenc¨ª para que se apuntara a la universidad de mayores, porque de repente se encontr¨® muy sola, ellos se llevaban 10 a?os entre s¨ª, y la generaci¨®n de sus amigos pertenec¨ªa m¨¢s al ¨¢mbito de mi padre, de manera que, por desgracia, quedan muy pocos. En la universidad ha hecho su clan de amigos y amigas: van a clase juntas, comparten los trabajos, despu¨¦s toman caf¨¦. Yo la veo mucho m¨¢s animada; lo pas¨® mal, y ver sufrir a gente que quieres es trist¨ªsimo.

Yo creo que en la vida no hay nada gratuito, siempre hay algo que te ayuda. El a?o anterior a la muerte de mi padre le detectaron el c¨¢ncer, y yo ten¨ªa un a?o sab¨¢tico. Dej¨¦ de ser vicedecana de alumnos y en ese tiempo le detectaron a mi padre el c¨¢ncer. Siempre pens¨¦ luego que ese a?o me lo hab¨ªan regalado para estar con mi padre. Le acompa?¨¦ a las sesiones de quimio, iba con ¨¦l a los m¨¦dicos, estaba con ¨¦l las veinticuatro horas del d¨ªa. Y me alegro un mont¨®n. Ese a?o habl¨¦ con ¨¦l mucho m¨¢s de lo que hab¨ªa hablado en a?os anteriores. Fue un tiempo de una gran ternura. Como todos los artistas, a ¨¦l le gustaba que le vieran bien, ten¨ªa su orgullo, y cuando estaba f¨ªsicamente mal le ca¨ªan l¨¢grimas. S¨ª estoy contenta de haber pasado ese tiempo con ¨¦l, pero al mismo tiempo fue un mazazo. Cuando ya al final le ve¨ªa tan mal, te ve¨ªas en esa contradicci¨®n: quieres que siga y al mismo tiempo no quieres que sufra m¨¢s.

Yo creo que todas las experiencias duras te hacen m¨¢s humana. Relativizas mucho, le das importancia a lo que verdaderamente lo tiene. Los dos o tres momentos graves que ha habido en mi vida me han ense?ado lo que es verdaderamente importante y las personas que quieres. Con ellas valoras cosas muy peque?itas: un d¨ªa bonito, una palabra, un caf¨¦ que de repente te tomas con un amigo en medio de la vor¨¢gine cotidiana que te quita el tiempo para todo. As¨ª que cuando viene un problema que consideras importante y ves que no es para tanto, te das cuenta de que la vida te ha ido ense?ando a relativizar.

Para m¨ª el catal¨¢n es el idioma de los afectos. Cuando sumo o resto, lo hago en catal¨¢n, me s¨¦ en catal¨¢n las canciones infantiles. Me costar¨ªa dar una conferencia en catal¨¢n, me faltar¨ªa vocabulario; pero si pienso "voy a ir con mi madre al m¨¦dico", lo hago en catal¨¢n, y si me digo "he de ir a la facultad", lo pienso en castellano.

Tolerancia. Ahora se lee en clave pol¨ªtica, pero siempre me ha parecido una palabra importante. Tolerar significa que t¨² tienes tus ideas y yo tengo las m¨ªas, y soy capaz de tolerarte, sin que suponga confrontaci¨®n. La he tratado de aplicar en mi vida, en casa, con mis alumnos.

No lo creo. Yo la aplico como la he aplicado toda la vida, sabiendo que hay otras maneras de mirar tan leg¨ªtimas como las tuyas, con ciertos l¨ªmites. Por propia definici¨®n, la tolerancia no se puede imponer. Y la vida tiene millones de colores y millones de matices, y nos estamos fijando demasiado en lo blanco y lo negro, en la cara y la cruz. Se est¨¢n radicalizando mucho las ideolog¨ªas. Yo creo que el mundo est¨¢ muy crispado; la pol¨ªtica es el elemento m¨¢s visible de esa crispaci¨®n, pero no es el ¨²nico, ni mucho menos.

Siendo m¨¢s plurales, mostrando los matices. No haciendo titulares de una sola verdad. Una verdad ¨²nica no existe, la verdad es la suma de muchas verdades parciales. No existen buenos y malos, verdad y mentira. Habr¨ªa que llevar a la gente la sensaci¨®n de que la vida es m¨¢s bonita que esta crispaci¨®n que estamos viviendo.

Depende, no se puede hablar de toda la programaci¨®n. Vamos a buscar ¨¢mbitos de tolerancia en la informaci¨®n, debe ser una informaci¨®n plural en la que quepan muchas voces, y no ha de ser una informaci¨®n circunscrita a la pol¨ªtica. Tenemos la obligaci¨®n de informar de otras muchas cosas que ocurren en la sociedad y que no s¨®lo versan sobre la pol¨ªtica. Hay que informar sobre la sociedad civil, sobre la cultura. Estamos haciendo Enfoque, Las cerezas, Miradas, Estravagario?, queremos dar entrada a la diversidad en esos programas, y si informamos de lo que hace la sociedad plural y civil, pues estaremos huyendo un poco del dogmatismo.

Creo que est¨¢n muy ideologizados.

A nivel te¨®rico, la gente cree que puede tomar distancia con respecto a aquello que se analiza, y no, nadie es neutral, todos miramos la vida en funci¨®n de como somos. Yo s¨ª veo que ahora se han polarizado mucho los medios de comunicaci¨®n, y eso se advierte en un programa como ¨¦ste, en el que los contertulios se ven obligados a cumplir la funci¨®n de opinar y no de informar. En 59 segundos lo vemos: parece que unos periodistas est¨¢n a favor y otros en contra, exactamente igual que las figuras pol¨ªticas que aparecen en el programa. Tambi¨¦n pienso que puede ser una estrategia del programa, llevar a periodistas con mucha opini¨®n formada.

Donde est¨¢ la virtud. Pues a lo mejor es que en este momento parece dif¨ªcil estar en el medio. Tampoco s¨¦ si hay que estar en el medio, cada persona tiene que estar donde quiera estar, pero s¨ª que tendr¨ªa que estar representado todo. La propia pol¨ªtica se ha bipolarizado, y esto es un s¨ªntoma m¨¢s de la bipolarizaci¨®n.

Relativizadores, o gente que se pone en el lugar del otro, hay que intentar conseguirlo. Soy una mujer voluntariosa, creo en la utop¨ªa, la reivindico, y s¨¦ que hay que intentar recuperar esa capacidad relativizadora de la sociedad. La gente est¨¢ harta de esta bipolaridad, de esta crispaci¨®n.

No creo que yo deba juzgar, pero s¨ª creo que fue precipitada la respuesta, en esas circunstancias. Es consecuencia del formato: el entrevistado no tiene el tiempo suficiente para responder porque a veces le hacen dos o tres preguntas y en 59 segundos no tiene tiempo para contestar.

Ir¨ªa en la medida en que hay que dar la cara. Es m¨¢s f¨¢cil no ir, pero no tenemos que ir s¨®lo a lo f¨¢cil, aunque ir¨ªa con cierta precauci¨®n porque es cierto que con esa rapidez te puedes sentir obligado a decir algo que deber¨ªas explicar, pero hay que ir. ?Pero a ese programa y a la vida, aunque te equivoques!

Creo que en la casa no se pueden hacer todos los programas. Es verdad que hay que potenciar la producci¨®n propia, y se va a incrementar en un 10% respecto del a?o pasado, incluso un poco m¨¢s; pero no todos los programas se pueden hacer aqu¨ª, y esa propuesta vino de fuera. Nos pareci¨® una idea muy buena. Quer¨ªamos recuperar debates, nos pareci¨® muy digno el formato y dijimos: adelante con los faroles.

Bueno, me ha preparado para todo: para esto, para lo anterior y para lo que siga. Soy una persona acostumbrada a pensar, a leer, a reflexionar, y eso me prepara para actuar en cosas concretas. Y tambi¨¦n tengo cosas que aportar; ya no soy una ni?a, tengo detr¨¢s una experiencia y una lucha que me han ense?ado much¨ªsimo, como profesora y como mujer.

?En la vida? Ser mujer y estar donde estoy. A nivel te¨®rico todos creemos en la igualdad, pero en la pr¨¢ctica las cosas son m¨¢s dif¨ªciles. Nos educaron en una sociedad que nos alert¨® en contra de nuestra propia libertad como mujeres, y eso te produce sentimiento de culpa porque parece que no est¨¢s suficientemente con tus hijos, y adem¨¢s tienes complejo de culpa porque no lo est¨¢s dando todo en tu profesi¨®n. Y esos sentimientos de culpa nos hacen estar veinticuatro horas al d¨ªa en estado de alerta para no fallar.

Cuando llegu¨¦ al puesto tuve la intuici¨®n de que como era mujer deb¨ªa demostrarlo m¨¢s. Las dos directoras generales anteriores [Pilar Mir¨® y M¨®nica Ridruejo] fueron duramente atacadas, sobre todo Pilar Mir¨®, que le hicieron la vida imposible. A un hombre se le presupone la capacidad; una mujer tiene que demostrarla, en este puesto, en la universidad, en todo. A lo mejor somos nosotras mismas las que nos obligamos a demostrarlo? Cuando hac¨ªa la tesis doctoral ya ten¨ªa a mis dos hijos peque?os, daba de mamar a Pablo y con un pie iba arrullando la cuna de Mar¨ªa, y mientras iba pasando las fichitas de la tesis. Yo me sent¨ª fatal, porque un hombre en igualdad de condiciones sabe que alguien se ocupa de sus hijos. Lo de la distribuci¨®n del trabajo de los hijos se puede llegar a consensuar en las relaciones, pero es algo que va m¨¢s all¨¢; est¨¢ en tu cabeza la obligaci¨®n de acordarte t¨², y no cualquier otro, del d¨ªa en que le toca la vacuna al ni?o.

La verdad es que no me puedo quejar, ayudaba. Aunque si se daba el caso de que ¨¦l ten¨ªa que viajar por razones de trabajo y yo ten¨ªa que ir a dar una conferencia, el viaje lo hac¨ªa ¨¦l.

Los ¨²ltimos tiempos de ambos fueron muy dif¨ªciles, porque cuando se gobiernan periodos largos se tiende a deso¨ªr a la sociedad civil. El ¨²ltimo periodo del Gobierno socialista fue muy duro, y ha sido muy duro el de Aznar precisamente porque no ha atendido a la sociedad, ha estado gobernando por encima del bien y del mal sin escuchar lo que los ciudadanos dec¨ªan.

El atentado fue algo terrible, nadie se merece esa barbaridad. El otro d¨ªa escuchamos al se?or Aznar, y con ¨¦l otros est¨¢n diciendo que esos d¨ªas cambiaron el sentido del voto; no lo creo. Esos tres d¨ªas hicieron quiz¨¢ que hubiera m¨¢s participaci¨®n de gente que en condiciones normales no hubiera ido a votar, pero fue una gota la que colm¨® el vaso en determinadas personas, no fue su voto el que cambi¨®: tuvimos el Prestige, la huelga general, la guerra de Irak, y en esos tres d¨ªas la actitud del Gobierno a?adi¨® una gota m¨¢s al vaso. Dicho esto, creo que la comisi¨®n no est¨¢ ayudando para nada a evitar la crispaci¨®n. Pienso que son los jueces los que tienen la palabra, y ah¨ª debe ser donde se tiene que situar la investigaci¨®n. Porque aqu¨ª no se busca la verdad, sino que se intenta demostrar que el otro tiene raz¨®n frente a sus oponentes, y para m¨ª eso no es bueno.

Mal, c¨®mo me va a dejar. Porque no avanzamos, si estamos crispados no avanzamos; claro que tiene que haber distintas opciones pol¨ªticas, pero, hombre, vamos a construir desde el Gobierno y desde la oposici¨®n. Es una sensaci¨®n perjudicial, porque adem¨¢s afecta a todos los sectores de la sociedad.

La entiendo como a cualquier director general en el sentido de que esto es muy duro, recibes muchas cr¨ªticas y no tienes tantas ocasiones de explicarte bien. Por lo que se dice de ella, era muy temperamental, dura externamente pero muy sensible por dentro, y para cualquier persona sensible esto es heavy metal. C¨®mo no la voy a entender, me pongo en su lugar, y adem¨¢s fueron a por ella y la machacaron injustamente, y ah¨ª vuelvo a lo que dec¨ªamos: no s¨¦ si fue porque era mujer, no s¨¦, me quedar¨¢ la duda.

Como se hayan portado lo sabr¨¦ cuando me vaya. ?C¨®mo se est¨¢n portando ahora? Los pol¨ªticos se portan bien, yo no me siento presionada por nadie. Tengo, l¨®gicamente, un control parlamentario, y ah¨ª cada partido hace su papel, lo entiendo y no me hace da?o. Medi¨¢ticamente, me parece que algunas cr¨ªticas han sido injustas, porque a cualquiera que entre en un puesto p¨²blico se le debe conceder un m¨ªnimo de tiempo para demostrar algo, y ese tiempo no se me ha dado. Recuerdo que la boda de los Pr¨ªncipes tuvo lugar a los pocos d¨ªas de mi toma de posesi¨®n, y me machacaron por el resultado; lo asumo, porque soy la directora general, pero recuerdo que eso no se monta en quince d¨ªas. Creo que los cambios se pueden empezar a ver ahora, despu¨¦s de seis meses.

Me lo hab¨ªan dicho: es una casa complicada, muy sindicalizada, resistente al cambio en la medida en que es muy grande, con muchas inercias. Yo llevo siete meses, y los procesos son diacr¨®nicos, llevan su tiempo; hay un proceso de cambio interno y externo, y no han terminado ni el uno ni el otro. Por eso creo que se me debe juzgar al final, ?todav¨ªa quedan muchas cosas por hacer!

Yo creo que tanto el Gobierno, como los partidos, como la Iglesia tienen que llamar a los medios, pero no me llaman a m¨ª. Llaman a los servicios informativos, a su director, si es el caso. Otra cosa son las presiones, y eso ocurre, ha ocurrido y ocurrir¨¢. A m¨ª directamente no me llegan presiones. No s¨¦ si es que no llamaban antes tampoco, pero a m¨ª no me llaman.

S¨ª, me llam¨® una vez; deb¨ªa de ser por la noche, porque yo estaba friendo croquetas para la cena. Nunca pens¨¦ que un d¨ªa mientras friera croquetas me llamara el presidente del Gobierno. Quer¨ªa saber c¨®mo me sent¨ªa, fue despu¨¦s del nombramiento. Yo no le conoc¨ªa antes del nombramiento, y luego no me ha vuelto a llamar.

Yo creo que bien, pero mejorable, como todo. Llevan ocho meses, que es un tiempo no suficientemente largo como para que se vean los efectos de las medidas que van tomando. Me alegro de la pol¨ªtica m¨¢s social que ha emprendido este Gobierno, ha dado pasos que no tienen vuelta atr¨¢s: la ley integral de violencia de g¨¦nero, una ley del matrimonio entre homosexuales, y la pol¨¦mica que se ha generado en torno a esto ¨²ltimo no es real. Quien no quer¨ªa casarse, que no se case, pero que deje que los dem¨¢s hagan lo que estimen oportuno.

A m¨ª el ¨¢nimo no me lo quita nada. Al final creo que este Gobierno, lig¨¢ndolo o no con el cambio de estatuto de la casa, va a tener que asumir la deuda; c¨®mo ha de hacerlo es un problema del Gobierno, no s¨¦ si ha de hacerlo de golpe o con periodicidades, no depende de m¨ª.

Creo que van a aconsejar que exista una radiotelevisi¨®n p¨²blica potente. Me estoy poniendo en su cabeza, porque no s¨¦ qu¨¦ van a decidir, pero por l¨®gica asumo que debe haber una radiotelevisi¨®n en consonancia con sus hermanas europeas, pues Europa se construye a partir de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos, y la espa?ola no debe ser menos que la francesa, la alemana o la inglesa. Una radiotelevisi¨®n p¨²blica potente le da cohesi¨®n a un pa¨ªs.

De momento es el presente. La propia palabra, telebasura, es pol¨¦mica. La televisi¨®n p¨²blica ha de dar ejemplo a las privadas, tiene que ir por delante. No es mi estilo decir lo que emiten otros, pero es cierto que esos programas ayudan a la crispaci¨®n de la que estamos hablando: se entra con gran alegr¨ªa en la vida de terceros y despu¨¦s es muy dif¨ªcil devolver la honorabilidad da?ada.

A ¨¦l no le conozco en persona. No me gusta hablar de personas en concreto, cuando no es necesario. Pero Urdaci es un trabajador de esta casa; pertenec¨ªa a la plantilla de la radio, y cu¨¢l no fue nuestra sorpresa cuando observamos que veinticuatro horas antes del cese se le adscribe a TVE; es una peque?a sorpresa, pero, en fin, se le cambia a petici¨®n propia, y es, en definitiva, un trabajador de la casa, as¨ª que es deseable que haga el trabajo que se le pide. A m¨ª no se me ocurrir¨ªa, dentro de una empresa, atacar a esa empresa, dice poco del profesional; lo que tendr¨ªa que hacer es sumarse. Hay que saber estar arriba y abajo, eres un empleado de la casa y debes tener lealtad a la empresa. En este sentido, creo que Urdaci no est¨¢ siendo demasiado leal.

?l ha solicitado unos meses sin sueldo por motivos personales; se le acaban en diciembre, y esperemos que se incorpore como cualquier trabajador normal.

No particularmente, creo que hay otros libros que me llamar¨¢n m¨¢s la atenci¨®n.

Sigui¨® porque hab¨ªa empezado a gestionar unos planes, es un buen profesional, y era una manera de continuar con un presupuesto que ya se hab¨ªa comenzado. Y no tengo inconveniente en decir que Juan me ha sido leal.

Todos tenemos un d¨ªa malo, pero no han sido peores en este trabajo que en otros. Y con respecto a lo de mandona, cuando cumpl¨ª los 50 a?os, el a?o pasado, una amiga me regal¨® un v¨ªdeo en el que muchas personas hablaban de m¨ª, y muchos dec¨ªan eso, que era una mandona. Y una mujer alegre. No mando por mandar, lo s¨¦ explicar. Y soy una mujer alegre. Soy una mujer resistente, pero no lo soy por principio, sino porque as¨ª es mi car¨¢cter. Mandona, alegre, resistente. ?Qu¨¦ me pone triste? La palabra jam¨¢s, la palabra nunca; las tengo borradas.