Reforma y consenso

El Partido Socialista de Euskadi ha presentado su proyecto de reforma del Estatuto como alternativa al plan Ibarretxe en v¨ªsperas de su votaci¨®n en el Parlamento vasco. El PSE busca la v¨ªa del consenso a trav¨¦s de una mesa con todos los partidos democr¨¢ticos. Y apuesta por la superaci¨®n de las fracturas que vive el Pa¨ªs Vasco en una sola comunidad, frente al nacionalismo etnicista y excluyente. El uso del t¨¦rmino "comunidad nacional", la referencia al vaciamiento de competencias v¨ªa ley de bases como una de las deficiencias del Estatuto vigente, la insistencia en la representaci¨®n de Euskadi en la UE y la m¨²sica general del texto han hecho que desde diversos sectores se vea la influencia del tripartito catal¨¢n sobre la propuesta socialista vasca. No es extra?o que dos proyectos de reforma que rechazan cualquier opci¨®n rupturista tengan muchos elementos en com¨²n.

El presidente Zapatero, en su discurso de investidura, abri¨® oficialmente el proceso de reformas estatutarias y constitucionales. Desde este momento, lo que es exigible a las distintas partes es que se respete el principio de pacto y consenso que presidi¨® el inicio de la transici¨®n. La propuesta de PSE, como la del tripartito catal¨¢n, lo cumple. El Parlamento catal¨¢n ha trabajado desde el primer momento con comisiones unitarias y con el objetivo de conseguir un texto lo m¨¢s ampliamente compartido posible. El PSE busca un procedimiento parecido, de car¨¢cter claramente incluyente. Lo que no es admisible son los ¨®rdagos: las propuestas basadas sobre el principio de lo toma o lo deja, o sobre l¨®gicas de exclusi¨®n. La principal objeci¨®n al proyecto del PSE es que llega quiz¨¢ tarde. Sin embargo, todo esfuerzo que plantee la superaci¨®n de la actual fractura que muestra la sociedad vasca es una aportaci¨®n positiva.

Las estrategias de cambio institucional que ven¨ªan del Pa¨ªs Vasco y de Catalu?a estaban pensadas en funci¨®n de la permanencia en el poder del Partido Popular. Eran procesos que ten¨ªan entre sus c¨¢lculos los r¨¦ditos pol¨ªticos internos a cada comunidad del inevitable rechazo de Madrid. Pero la situaci¨®n ha cambiado. Y es hora de razonar en t¨¦rminos de lo posible, y no al rev¨¦s. Zapatero se dispone a lanzar ahora un aviso a navegantes al advertir que no avalar¨¢ ninguna reforma que no haya sido consensuada con el Ejecutivo central, algo que puede entrar en contradicci¨®n con su promesa de apoyar el Estatuto que salga del Parlamento catal¨¢n.Ya es tiempo de que empiece a definir el horizonte de lo que pretende. Lo que no es de recibo es que el secretario general del PSOE, Jos¨¦ Blanco, diga que no sabe si est¨¢ de acuerdo o no con el proyecto del PSE. El momento de escuchar, de tomar nota de lo que dicen los dem¨¢s, ya ha pasado.