Uruguay y Catalu?a, pasado y presente de una relaci¨®n
Una nueva y reciente estancia en Uruguay, coincidiendo con la celebraci¨®n de las elecciones presidenciales y legislativas con las que se ha producido el hist¨®rico acceso del Frente Amplio al Gobierno de aquel pa¨ªs y de Tabar¨¦ V¨¢zquez a la presidencia de la Rep¨²blica, me ha permitido comprobar hasta qu¨¦ punto son antiguas y profundas las relaciones entre Uruguay y Catalu?a. A mi regreso compruebo tambi¨¦n que esta relaci¨®n se extiende por suerte hasta nuestros d¨ªas, como lo demuestra que el Centre Cultural Metropolit¨¤ Tecla Sala nos ofrezca ahora, en su sede de L'Hospitalet de Llobregat, una amplia exposici¨®n antol¨®gica del pintor uruguayo Rafael Barradas, que vivi¨® en Barcelona buena parte de su vida, a inicios del siglo pasado. La interesante obra pict¨®rica de Rafael Barradas, emparentada con el futurismo italiano pero con din¨¢micos rasgos propios, se uni¨® a la del uruguayo-catal¨¢n Joaquim Torres Garc¨ªa, del mismo modo que le llev¨® a colaborar en algunos de los m¨¢s innovadores movimientos culturales catalanes de aquella ¨¦poca, como lo prueban sus colaboraciones en una publicaci¨®n tan significativa como L'Enemic del Poble.
Barradas y Torres Garc¨ªa son dos ejemplos de la gran relaci¨®n entre los dos pa¨ªses
Montevideo fue la primera ciudad que dedic¨® una plaza a Llu¨ªs Companys
Rafael Barradas y Joaquim Torres Garc¨ªa son s¨®lo un par de ejemplos de la muy antigua relaci¨®n existente entre Uruguay y Catalu?a. Otro ejemplo ilustre de esta relaci¨®n fue el de Margarita Xirgu, la genial actriz catalana que al t¨¦rmino de la incivil guerra espa?ola de 1936 a 1939 se exili¨® precisamente en Montevideo, donde fund¨® la Comedia Nacional y ejerci¨® una influencia decisiva en el teatro uruguayo y, por extensi¨®n, en el de gran parte de Am¨¦rica Latina, con memorables temporadas en los grandes teatros de Argentina, Chile y Per¨², por ejemplo. El exilio de los republicanos catalanes en Uruguay fue muy importante en aquella ¨¦poca, pero en realidad ven¨ªa ya de antiguo, con un peso sin duda notable de algunos activistas y dirigentes anarquistas -entre otros, Buenaventura Durruti, Domingo Ascaso y Gregorio Jover-, pero tambi¨¦n de un buen n¨²mero de profesionales liberales caracterizados por su talante eminentemente progresista, que tuvieron gran influencia en la orientaci¨®n liberal y laicista de la pol¨ªtica uruguaya pr¨¢cticamente ya desde su revoluci¨®n independentista, entre 1810 y 1828. No es ninguna casualidad que una de las familias pol¨ªticamente m¨¢s influyentes de la historia de Uruguay sea la de los Batlle, de or¨ªgenes catalanes, aunque la evoluci¨®n de sus representantes m¨¢s famosos haya ido desde el claro progresismo del presidente Jos¨¦ Batlle y Ord¨®?ez, elegido en 1903, hasta el por ahora ¨²ltimo de sus descendientes, que le ha sucedido en la presidencia de la Rep¨²blica Oriental de Uruguay, su sobrino biznieto Jorge Batlle, que el pr¨®ximo 1 de marzo ser¨¢ relevado por Tabar¨¦ V¨¢zquez tras el espectacular fracaso electoral del Partido Colorado, que casi ha monopolizado el poder en Uruguay desde su independencia, con breves intervalos de alternancia a cargo del conservador y nacionalista Partido Blanco, sin olvidar la b¨¢rbara dictadura militar que asol¨® el pa¨ªs entre 1975 y 1984.
El batllismo, muy influido por las corrientes librepensadoras y progresistas de Europa de inspiraci¨®n mas¨®nica, llev¨® a cabo la modernizaci¨®n del Estado, cre¨® un importante y muy eficiente poder central, nacionaliz¨® los servicios b¨¢sicos, cre¨® buenos sistemas p¨²blicos de educaci¨®n y salud, fortaleci¨® el laicismo, dot¨® al pa¨ªs de una legislaci¨®n moderna y abri¨® Uruguay al mundo, adem¨¢s de dar fuerza a un movimiento sindical y asociativo muy potente. De aquel lejano batllismo surgi¨® la imagen del Uruguay considerado durante tantos a?os "la Suiza de Am¨¦rica del Sur", que se da de bruces con la realidad actual de un pa¨ªs sumamente depauperado, con ingentes bolsas de miseria y unas escandalosas desigualdades socioecon¨®micas, fruto de las pol¨ªticas desarrolladas por colorados y blancos durante los dos ¨²ltimos decenios.
Fue en aquella ¨¦poca cuando Montevideo fue la primera ciudad en el mundo que rindi¨® homenaje p¨²blico a Llu¨ªs Companys tras su asesinato, al dedicarle una plaza en la que poco tiempo despu¨¦s se erigi¨® un bello monumento con la imagen del presidente de la Generalitat de Catalu?a fusilado por orden del general Franco, en una nueva y muy elocuente muestra de la relaci¨®n existente entre Uruguay y Catalu?a. Otros catalanes, como el constructor Emili Reus, responsable de la influencia barcelonesa en el urbanismo de un par de barrios montevideanos; escritores como Jos¨¦ Enrique Rod¨®; maestras como Enriqueta Compte i Riquet, por no hablar del creador del zool¨®gico de Montevideo, Rosell i Rius, o la familia Carrau, impulsora de la cada vez m¨¢s floreciente industria vitivin¨ªcola de Uruguay, son exponentes claros de la influencia catalana en aquel pa¨ªs, que el Casal Catal¨¤ de Montevideo ejemplariza desde hace tantos a?os.
La relaci¨®n entre Uruguay y Catalu?a se hizo mucho m¨¢s intensa a¨²n cuando gran n¨²mero de uruguayos se exiliaron en Catalu?a, huyendo de la dictadura militar instaurada en su pa¨ªs con el benepl¨¢cito y la ayuda estadounidense. Algunos de aquellos exiliados uruguayos son hoy grandes figuras de la pol¨ªtica de su pa¨ªs, como los dirigentes socialistas Reinaldo Gargano y Jos¨¦ D¨ªaz, que seg¨²n todas las informaciones van a ocupar destacados cargos en el nuevo Gobierno del Frente Amplio presidido por Tabar¨¦ V¨¢zquez: respectivamente, Asuntos Exteriores e Interior. Otros uruguayos se han afincado entre nosotros, como Roberto Lavandera, hoy diputado socialista en el Parlament.
En mi ¨²ltima reciente estancia en Uruguay he podido ver hasta qu¨¦ punto en aquel pa¨ªs existe un amplio sentimiento de inter¨¦s y estima por Catalu?a. Pude constatarlo, por ejemplo, al observar c¨®mo es apreciado Joan Manuel Serrat, sobre el estado de salud del cual se interesaba cualquier persona al saberme catal¨¢n, y especialmente al comprobar que importantes figuras de la pol¨ªtica uruguaya -desde el propio Tabar¨¦ V¨¢zquez hasta el actual intendente o alcalde de Montevideo, Mariano Arana, al parecer destinado tambi¨¦n a ocupar otra importante cartera ministerial, pasando por Danilo Astori, superministro de Econom¨ªa in p¨¦ctore, adem¨¢s de los ya mencionados Reinaldo Gargano y Jos¨¦ D¨ªaz-, as¨ª como algunos de los m¨¢s destacados artistas e intelectuales uruguayos -desde la venerable figura de Mario Benedetti hasta el gran cantautor Daniel Viglietti, sin olvidar a escritores como Carlos Liscano, casi catal¨¢n de adopci¨®n- conocen muy bien la realidad catalana y tienen relaci¨®n frecuente con ella. Resulta sorprendente hallar en Montevideo a una music¨®loga como Alicia Oschendorf, conocedora como pocos de todo cuanto guarda relaci¨®n con la canci¨®n catalana, de la que dispone de una ampl¨ªsima discoteca. Tambi¨¦n resulta sorprendente saber que para la edici¨®n de un disco de car¨¢cter electoral para recaudar fondos para el Frente Amplio, esta coalici¨®n pol¨ªtica seleccion¨®, junto a otros cantantes uruguayos, argentinos, brasile?os y chilenos, nada menos que a tres cantantes catalanes: Joan Manuel Serrat, Maria del Mar Bonet y Joan Isaac. En Montevideo grab¨® Raimon uno de sus discos, nada menos que en 1971, y en Montevideo ha actuado Joan Manuel Serrat muy a menudo.
Mientras que en Uruguay es f¨¢cil constatar que existe gran inter¨¦s y estima por cuanto tiene relaci¨®n con Catalu?a, el desconocimiento que aqu¨ª se tiene de la realidad de aquel peque?o pa¨ªs suramericano es notable. Har¨ªamos bien en prestarle mucha m¨¢s atenci¨®n. Y har¨ªan bien nuestras autoridades pol¨ªticas en tener en cuenta que el pr¨®ximo 1 de marzo, con el acceso de Tabar¨¦ V¨¢zquez a la presidencia de la Rep¨²blica Oriental de Uruguay encabezando el primer Gobierno del Frente Amplio, se abrir¨¢ en aquel pa¨ªs una nueva etapa hist¨®rica en la que est¨¢n depositadas grandes esperanzas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Uruguay
- Opini¨®n
- Relaciones auton¨®micas
- Rafael Barradas
- Llu¨ªs Companys
- Joaqu¨ªn Torres Garc¨ªa
- Pol¨ªtica exterior
- Comunidades aut¨®nomas
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Catalu?a
- Sudam¨¦rica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Gobierno
- Elecciones
- Am¨¦rica
- Administraci¨®n Estado
- Relaciones exteriores
- Espa?a
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica