La fascinaci¨®n del enfrentamiento
Batasuna ha sucumbido a la tentaci¨®n de apoyar un plan que consagra la autodeterminaci¨®n tras meses de pronunciamientos contradictorios sobre el proyecto del 'lehendakari'
Es la fascinaci¨®n ante el panorama pol¨ªtico que se abre y sus propios intereses estrat¨¦gicos los que llevaron ayer a Batasuna a sacar adelante el plan Ibarretxe. Despu¨¦s de repetir durante a?o y medio que ¨¦ste no era su plan -la ¨²ltima vez hace s¨®lo cuatro d¨ªas-, ETA-Batasuna ha sucumbido finalmente a la tentaci¨®n de participar en la apertura de un nuevo proceso que sit¨²a la l¨ªnea del enfrentamiento donde siempre han pretendido: en el campo de batalla que opone Euskadi a Espa?a.
Desde el principio, el plan soberanista del lehendakari ha operado psicol¨®gicamente en el debilitado y desmoralizado mundo de Batasuna como una referencia altamente sugestiva. No era su plan, no pod¨ªa serlo si no lo dirig¨ªa el propio t¨¢ndem ETA-Batasuna, pero al fin y al cabo el plan de Ibarretxe consagra el derecho de autodeterminaci¨®n que ellos han reclamado en solitario durante estas d¨¦cadas al tiempo que dibuja un panorama de referendos y consultas que les resulta altamente estimulante. En la medida en que establece la unidad de acci¨®n o la concordancia nacionalista, el enfrentamiento Espa?a-Euskadi constituye para ellos un escenario ideal para subsumir sus culpas y exonerarse ante la historia. La culpa ser¨¢ siempre de Espa?a por oponerse al ejercicio de un derecho "incuestionable" como el de la autodeterminaci¨®n.
Desde el anuncio del plan y hasta ayer mismo en que votaron tanto la enmienda a la totalidad del plan como el propio plan, ETA y su brazo pol¨ªtico han navegado en la pura contradicci¨®n. Los comunicados y escritos internos de la organizaci¨®n terrorista y las declaraciones de los l¨ªderes de Batasuna han reflejado casi siempre ese sentimiento dual por mucho que los 80.000 votos perdidos en las auton¨®micas de hace cuatro a?os les llevara a adoptar una actitud de rechazo formal.
Comprendieron entonces que el plan Ibarretxe estaba operando dentro de su base electoral como la pinza que complementaba la ofensiva judicial y policial que ha dejado a ETA maltrecha y a su brazo pol¨ªtico ilegalizado. La pretensi¨®n de que el referendo de autodeterminaci¨®n se aplicara a Navarra y al Pa¨ªs Vasco-Franc¨¦s, ya planteada durante la tregua que sigui¨® al Pacto de Lizarra, responde, sobre todo, a la necesidad de disponer de un espacio pol¨ªtico propio inasumible, por irreal, para el nacionalismo institucional.
Aceptar sin m¨¢s el plan Ibarretxe supon¨ªa para ellos privar de sentido a su propia posici¨®n pol¨ªtica, asumir la inutilidad del terrorismo. De ah¨ª, los esfuerzos, desplegados en los ¨²ltimos meses, preferentemente desde ETA, de convencer a sus bases de que la violencia sigue teniendo todav¨ªa sentido. La impresi¨®n de que una parte de ETA y una parte de los dirigentes de Batasuna estaban dispuestos a sacrificar parte de su base electoral -ser menos pero enteramente fieles- ha estado sobrevolando en los debates internos, aunque, como ocurri¨® en otros momentos, tampoco ahora parece haber llegado a cuajar. Las diversas posturas se concilian en ¨²ltima instancia para intentar salvar tanto a ETA como a Batasuna. Desde esa perspectiva, el celebrado mitin de Anoeta no habr¨ªa sido el anuncio de la "independencia de Batasuna" sino la transmisi¨®n del mensaje, tanto en clave interna como externa, de que ETA y su brazo civil est¨¢n m¨¢s decididos a jugar pol¨ªticamente para salir del atolladero.
Como se ha visto, eso no significa que los terroristas est¨¦n dispuestos a "regalar" una tregua. Lo que significa es que necesitan crear expectativas y abrir v¨ªas de negociaci¨®n, entre otras razones, y quiz¨¢s la principal de ellas, porque tienen que mantener la moral de la tropa y tratar de proteger su espacio electoral amenazado por el nacionalismo institucional. Claro que el apoyo al plan Ibarretxe deja en nada la l¨ªnea de negociaci¨®n con el PSOE, ensayada en los ¨²ltimos meses, que ven¨ªa a prometer una tregua a cambio del acercamiento a Euskadi de los presos. Aunque se ignora si la comunicaci¨®n con el PNV les ha reportado mejores frutos, es posible que la decisi¨®n de votar al plan Ibarretxe obedezca solamente a claves internas. Y es que para las bases de Batasuna negarse a aprobar un plan que instaura la autodeterminaci¨®n y promete un referendo, era resistirse demasiado, algo impropio, como dijo Joseba Egibar, de un "verdadero vasco". Le han tomado, pues, la palabra al PNV y van a tratar de condicionar el proceso, para ellos fascinante, que se abri¨® ayer en la C¨¢mara de Vitoria.
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