Compasi¨®n global
La magnitud de la cat¨¢strofe causada por el maremoto en el sureste asi¨¢tico es tal que pese a que el n¨²mero de v¨ªctimas mortales oficial ronda los 150.000, los propios responsables locales y de la ONU reconocen que nunca se llegar¨¢ a saber la cifra exacta de los fallecidos en lo que constituye una aut¨¦ntica "cat¨¢strofe global". Pues, aunque localizada geogr¨¢ficamente, dadas las poblaciones afectadas, incluidos miles de turistas en este mundo globalizado, los destrozos del tsunami no tiene l¨ªmites geogr¨¢ficos, y la necesidad de repararlos, tampoco.
Ante el desastre se ha lanzado una aut¨¦ntica carrera de generosidad. Bush, que ha multiplicado por 10 la cantidad comprometida por EE UU, habla de una "coalici¨®n humanitaria". Diversos pa¨ªses y organismos, Europa (Espa?a incluida), Jap¨®n, varios pa¨ªses petroleros y el Banco Mundial, entre otros, ya hab¨ªan, seg¨²n la ONU, comprometido ayer una ayuda equivalente a 1.500 millones de euros (2.000 millones de d¨®lares), cuando hoy se cumple una semana de la tragedia.
Nunca se consigui¨® tanto en tan poco tiempo. Como ha se?alado Jan Egeland, secretario general adjunto de la ONU para ayuda de emergencia, la escala de esta compasi¨®n internacional no tiene precedentes. Por ello, ser¨ªa lo m¨ªnimo humanitariamente exigible que los bancos, al menos en Espa?a, dejen de cobrar las habituales comisiones a los particulares o empresas que transfieren donaciones a ONG u otros fondos, en lo que constituye una ola positiva de compasi¨®n ciudadana.
Las cantidades no bastan. En la carrera contra el tiempo hay que asegurar la ayuda de emergencia, pero tambi¨¦n la de los d¨ªas despues, el pasado ma?ana y los a?os venideros. Las vidas de los muertos no se recuperar¨¢n y lo que el tsunami tard¨® minutos en llevarse requerir¨¢ a?os de reconstrucci¨®n. No se conoce toda la escala de lo ocurrido. Ayer empez¨® a llegar ayuda a algunas islas remotas de Indonesia. Pese a los env¨ªos masivos que alivian a cientos de miles de personas, son m¨¢s de cinco millones los supervivientes en 12 pa¨ªses que necesitan ayuda de urgencia para curas, evitar morir de hambre o de sed, y controlar las epidemias de c¨®lera o tifus, que pueden provocar tantos muertos como el maremoto en condiciones agravadas por el monz¨®n.
El desaf¨ªo para la comunidad internacional es gigantesco. Nunca la gobernanza global se ha tenido que enfrentar a una ayuda en tal escala que requiere no s¨®lo fondos, sino una enorme capacidad de coordinaci¨®n, b¨¢sica pero no ¨²nicamente a trav¨¦s de esa organizaci¨®n esencial que es la ONU. Indonesia ha sugerido una reuni¨®n de coordinaci¨®n para el 6 de enero en Yakarta, seguida de otra de los donantes en Ginebra. Como siempre, pero esta vez con m¨¢s raz¨®n, hay que asegurar que la ayuda es sostenida, que este anhelo de compasi¨®n sigue tras las primeras ayudas de emergencia.
Pues en estas conferencias a menudo se toman compromisos que luego, como hemos visto en Afganist¨¢n, no se cumplen con tanta generosidad. Junto a la ayuda de emergencia -en la que las ONG y los ej¨¦rcitos est¨¢n desempe?ando una encomiable labor- es necesario dise?ar un plan sostenible de recuperaci¨®n de todas las zonas afectadas, de sus poblaciones y de sus econom¨ªas, lo que implica para esta zona acelerar los objetivos del milenio de Naciones Unidas para reducir la pobreza en el mundo a la mitad, aunque asegurando que esta ayuda no se descuenta de la que se destina a otras zonas del mundo, como el ?frica subsahariana, necesitadas de apoyo constante.
No ha sido un desastre humano, sino obra de la ciega naturaleza.
?Pod¨ªa haberse evitado? Los cient¨ªficos est¨¢n divividos al respecto. Aunque de haber contado con medidas de alerta temprana suficiente la escala de la destrucci¨®n de vidas humanas -en unas zonas superpobladas y pobres- podr¨ªan haberse reducido los da?os. El terremoto de Lisboa de 1755 produjo un trauma en la manera de mirar al mundo de muchos de los pensadores de la Ilustraci¨®n, a comenzar por Voltaire, que escribi¨® entonces su famoso C¨¢ndido. Este tsunami, de una rara intensidad, ha provocado ya un trauma global ante un drama que nos han afectado a todos en el mundo entero. Tras el tsunami, todos nos sentimos m¨¢s vulnerables y, por encima de todas las diferencias, necesitados de un mundo m¨¢s solidario.
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