Amsterdam exhibe los tesoros de la historia plural de Marruecos
La exposici¨®n resume en m¨¢s de 300 piezas 5.000 a?os de cultura
![Isabel Ferrer](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F8b95639c-d8ad-4697-89e7-0a8b128cb4e1.png?auth=2ab4e65ae234b6368ea105ef1c40df093c1068ef274989c980910cd81cb9140c&width=100&height=100&smart=true)
Un acontecimiento tr¨¢gico, el asesinato del cineasta holand¨¦s Theo van Gogh a manos de un joven de origen marroqu¨ª, y un roce diplom¨¢tico por culpa de un mapa que separaba Marruecos del S¨¢hara Occidental, subsanado a ¨²ltima hora, han precedido a la apertura de la exposici¨®n Marruecos, 5.000 a?os de cultura en la Iglesia Nueva de Amsterdam. M¨¢s de 300 piezas reunidas por museos de Rabat, T¨¢nger, Tetu¨¢n, Marraquech, Fez y Larache expuestas en un templo transformado en alcazaba reflejan el legado art¨ªstico isl¨¢mico de una tierra visitada tambi¨¦n en su d¨ªa por griegos, romanos y fenicios.
La muestra, abierta hasta el pr¨®ximo 17 de abril, precede a la conmemoraci¨®n del 400? aniversario del inicio de las relaciones entre Marruecos y Holanda, que se cumple en 2005. El problema del mapa se resolvi¨® poco antes de la inauguraci¨®n oficial, cubriendo la zona del S¨¢hara Occidental con una pegatina para que el reino de Marruecos no apareciera dividido. La UE no reconoce las aspiraciones marroqu¨ªes sobre el territorio en litigio, pero el incidente no ha empa?ado la presentaci¨®n de una de las exposiciones que marcar¨¢ el a?o muse¨ªstico en Holanda. Las piezas tra¨ªdas a Amsterdam son en su mayor¨ªa excepcionales y su disposici¨®n cronol¨®gica ayuda a seguir la historia de Marruecos desde mucho antes del advenimiento del islam.
Adem¨¢s de actos culturales, la Iglesia Nueva ha acogido bodas reales como la del pr¨ªncipe heredero Guillermo de Orange con la joven argentina M¨¢xima Zorreguieta. Si entonces el templo s¨®lo realz¨® su aspecto original con flores, para esta ocasi¨®n se ha dispuesto en su interior un laberinto de calles estrechas y blancas. Al recorrerlas, el visitante se sorprende, por ejemplo, con los sarc¨®fagos usados por los que huyeron de Granada en 1492 y acabaron sus d¨ªas en Marruecos. O bien con mosaicos romanos como el que representa a Eolo, dios del viento. Sin olvidar las sillas para montar camellos muy adornadas y los trajes, figuras de cer¨¢mica y joyas.
Es poco conocido, por ejemplo, que muchas ciudades de Marruecos conservan todav¨ªa las sinagogas de su comunidad jud¨ªa. En los a?os sesenta, hab¨ªa en el pa¨ªs unos 300.000 jud¨ªos; hoy quedan unos 15.000. Tambi¨¦n resulta ilustrador contemplar una estela fechada en el siglo III antes de Cristo y que fue grabada durante la ¨¦poca romana y bizantina y tiene tambi¨¦n pasajes del Cor¨¢n en ¨¢rabe.
Algunas obras especialmente conocidas o valiosas, como la cabeza de Juba II, figura comparada con el rey egipcio Tutankam¨®n, han sido protegidas para evitar sorpresas.
La crispaci¨®n social provocada por la muerte de Van Gogh y los posteriores asaltos a mezquitas e iglesias cristianas por parte de radicales de ambos signos han llevado a extremar las medidas de seguridad. Seg¨²n los organizadores, sin embargo, la primera oleada de visitantes ha sido muy variada, con mezcla de holandeses aut¨®ctonos y de origen marroqu¨ª, adem¨¢s de los turistas habituales. "Es muy esperanzador porque tal vez ¨¦sta sea, sin propon¨¦rselo, una de las exposiciones m¨¢s oportunas de los ¨²ltimos a?os", han se?alado.
Seg¨²n c¨¢lculos de la Iglesia Nueva, un millar de personas visita a diario la muestra. La cifra se considera elevada y se debe, en parte, al hecho de que el ¨¢rabe y el bereber aparezcan tambi¨¦n entre las lenguas extranjeras incluidas en las cintas magnetof¨®nicas que la explican. "Hay holandeses de origen marroqu¨ª, o bien inmigrantes de primera generaci¨®n, que entienden mejor su propio idioma y eso les anima a venir. Y luego est¨¢ el nexo con el presente, que hemos tratado de plasmar al final de la exposici¨®n", se?ala Noepy Testa, portavoz de la sala.
Se refiere con ello a la instalaci¨®n de 18 fotograf¨ªas de tama?o p¨®ster realizadas por el holand¨¦s Erwin Olaf y que presentan a otros tantos ciudadanos de origen marroqu¨ª. Todos llevan su objeto favorito en la mano, sacado de las vitrinas de la exposici¨®n misma, ya sea un ejemplar del Cor¨¢n, una corona de oro o un recipiente de arcilla para cocinar cusc¨²s.
En la preparaci¨®n de la exposici¨®n se han invertido dos a?os de trabajo y viajes por museos y bibliotecas (tanto la Real como la Nacional) de Marruecos en busca de obras que llegaron a Holanda con el visto bueno del Gobierno de Rabat. Adem¨¢s de su valor art¨ªstico, el conjunto devuelve una imagen poco frecuente de un pa¨ªs asociado a las vacaciones o la inmigraci¨®n musulmana pero que conserva una huella hist¨®rica plural.
![A la izquierda, corona de oro y piedras preciosas del siglo XIX; a la derecha, sopera de cer¨¢mica de finales del siglo XIX.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/D64YEWOG5AQYURLGAS3JUNZZCA.jpg?auth=783c77171c30583b6c21ef28273dc0cd4223dac30fd595bff4ced10ba1014fce&width=414)
![Busto romano de Juba II encontrado en Volubilis.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NEMMW2QHHENIUX54JV6RUKIH4A.jpg?auth=a4c7b8f2e0e70956fd9c2fc2c4d90c39797cd8b71f40e496726eef5baeb79ccd&width=414)
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