La gesti¨®n del plan
La gesti¨®n compartida del plan Ibarretxe, una vez aprobado por el Parlamento vasco, ha pasado a convertirse en la principal preocupaci¨®n para sus promotores, lo cual no deja de ser llamativo tras dos a?os de gesti¨®n del mismo caracterizados por el unilateralismo y la despreocupaci¨®n por la b¨²squeda de un acuerdo de fondo entre las distintas sensibilidades que existen en la sociedad vasca. Es comprensible la aparici¨®n de una cierta sensaci¨®n de v¨¦rtigo, de miedo a lo desconocido, al haberse activado, de manera imprevista, un mecanismo legal que el tripartito cre¨ªa tener bajo control, para ser puesto en marcha -o no- en funci¨®n de la evoluci¨®n de los acontecimientos. Y todo ello tras un largo per¨ªodo en el que el Plan -concebido para un escenario totalmente distinto al de hoy- ha sido manejado mucho m¨¢s como instrumento de acumulaci¨®n de fuerzas y medio de perpetuaci¨®n en el poder, que como proyecto de ley sujeto a una din¨¢mica aut¨®noma respecto del Ejecutivo.
Da la impresi¨®n de que la incomodidad suscitada por la nueva situaci¨®n trata de compensarse, por parte del Gobierno vasco, implicando en la gesti¨®n del problema institucional generado al resto de fuerzas que no han participado en el Plan. Curiosamente, se apela ahora a la responsabilidad colectiva tras muchos meses de irresponsabilidad, culminada el pasado d¨ªa 30 al dejar la llave de la pol¨ªtica vasca en manos de Batasuna y pensar que no iba a utilizarla seg¨²n su conveniencia. Es l¨®gico que en el tripartito haya cundido la preocupaci¨®n, pues probablemente algunos sean conscientes de lo lejos que est¨¢ la mayor¨ªa de la sociedad vasca respecto de las ag¨®nicas urgencias que supuestamente justifican el Plan, y la poca gracia que hace en numerosos sectores de dicha sociedad el riesgo de previsible fractura institucional que pudiera avecinarse. Pero, aunque dicha preocupaci¨®n sea l¨®gica, no parece justo echar en espaldas ajenas la gesti¨®n de un problema que ven¨ªa anunci¨¢ndose de manera reiterada.
Pero si la gesti¨®n del "s¨ª" al Plan Ibarretxe resulta complicada, no lo es menos la gesti¨®n de "no", pues lo que en principio no deber¨ªa ir m¨¢s all¨¢ del rechazo pol¨ªtico, sin aspavientos, de las Cortes espa?olas a una propuesta que no ha sido previamente consensuada en el Pa¨ªs Vasco y que, en consecuencia, parte a ¨¦ste por la mitad, podr¨ªa derivar en un torrente de declaraciones altisonantes y exaltaci¨®n del nacionalismo espa?ol capaces de crear un escenario parecido al que propici¨® el t¨¦ndem Mayor Oreja-Redondo Terreros hace ahora cuatro a?os. Porque el problema no es que el Plan sea secesionista o deje de serlo, como tratan de resaltar quienes se escandalizan ante cualquier cuestionamiento de la unidad de Espa?a. Si la propuesta, por muy secesionista que fuera, tuviera el apoyo del 95% del Parlamento vasco, poco tendr¨ªa que decir Madrid. El verdadero problema es que el proyecto cuenta con menos consenso pol¨ªtico que el que tuvo el Estatuto, y encima viene a consolidar el escenario de crispaci¨®n y tensiones generado en Euskadi durante los ¨²ltimos a?os.
Por ello, lo que el pa¨ªs espera no son ahora declaraciones esencialistas, ni ofendidos aspavientos patri¨®ticos de Bono o Rodr¨ªguez Ibarra. La sociedad vasca necesita, por el contrario, que desde el Gobierno central se emita una se?al de serenidad y un mensaje que tranquilice a la mayor¨ªa de los vascos: el rechazo del actual Plan Ibarretxe, por no contar con el suficiente consenso en Euskadi, y su devoluci¨®n al Parlamento vasco para que ¨¦ste inicie un nuevo procedimiento, sin unilateralismos, capaz de generar -siguiendo el modelo catal¨¢n- un amplio acuerdo que pueda ser luego ratificado en las Cortes. De la misma manera, tampoco se trata de rechazar la consulta -pues cualquier reforma del Estatuto requerir¨¢ un refer¨¦ndum- sino de exigir que la misma sirva para hacer pa¨ªs, y no para que los ciudadanos se partan la cara en la calle. ?Estar¨¢n el Partido Socialista y el Gobierno de Zapatero a la altura de las circunstancias, o regalar¨¢n a los promotores del Plan la imagen de un enfrentamiento entre Euskadi y Madrid que haga olvidar el apretado resultado (39-35) registrado en el Parlamento vasco, y active otra vez -como sucediera en 2001- el miedo de grandes sectores de la sociedad vasca a una vuelta al pasado?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- VII Legislatura Pa¨ªs Vasco
- Plan Ibarretxe
- Estatutos Autonom¨ªa
- Comunidades aut¨®nomas
- Parlamentos auton¨®micos
- Gobierno auton¨®mico
- Gobierno Vasco
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Parlamento
- Pa¨ªs Vasco
- Espa?a
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Estatutos
- Normativa jur¨ªdica
- Legislaci¨®n
- Justicia