Los cient¨ªficos rastrean las huellas del maremoto
El estudio de las marcas de la cat¨¢strofe en el ?ndico ayudar¨¢ a calcular la frecuencia del fen¨®meno
El devastador tsunami generado el 26 de diciembre pasado por un terremoto de magnitud 9, que ha matado a m¨¢s de 150.000 personas en las costas del oc¨¦ano ?ndico, pill¨® a todo el mundo desprevenido, incluidos los mayores expertos. "Es algo que no previmos", dice Costas E. Synolakis, profesor de ingenier¨ªa civil de la Universidad del Sur de California; ¨¦l comenta que ahora los expertos analizar¨¢n con detenimiento el ?ndico y que espera que se encuentren evidencias geol¨®gicas de tsunamis anteriores, lo que permitir¨¢ calcular la frecuencia con que ocurren. El estudio de la destrucci¨®n provocada por el tsunami proporcionar¨¢ tambi¨¦n datos para verificar los modelos de ordenador y un mayor conocimiento del terremoto -el primero de magnitud 9 registrado en 40 a?os- que lo ha originado. La falla del ?ndico donde se ha producido el sismo est¨¢ en una zona en la que una placa de la corteza terrestre entra bajo otra, y unos mil kil¨®metros de falla se rompen. La placa superior se levanta m¨¢s de cinco metros, se eleva el agua que tiene encima y se origina el tsunami.
Cuando comienza la limpieza, se borran las marcas y cambian los relatos de los testigos
Existen detectores que perciben la perturbaci¨®n del agua cuando pasa por encima un maremoto
Un terremoto tan fuerte como el del pasado d¨ªa 26 se produjo en 1700 en la falla -tambi¨¦n de subducci¨®n- de Cascadia, en la costa del Pac¨ªfico Noroccidental, enviando tsunamis por el oc¨¦ano. Los sism¨®logos esperan una repetici¨®n all¨ª, la cuesti¨®n es cu¨¢ndo; en el Pac¨ªfico hay sistemas de alerta y planes de acci¨®n en la costa para hacer frente al desastre, situaci¨®n muy diferente de la de las costas del ?ndico.
Los tsunamis parecen ser uno de los desastres naturales m¨¢s misteriosos, pero los cient¨ªficos saben mucho acerca de c¨®mo ocurren y est¨¢n trabajando para comprenderlos mejor a¨²n. Se rigen por las mismas leyes f¨ªsicas que las olas generadas por el viento. La diferencia es el tama?o. En el oleaje normal, la distancia entre crestas -la longitud de onda- es como mucho de unos cuantos cientos de metros, mientras que en los tsunamis la longitud de onda puede ser de miles de kil¨®metros. La longitud de onda es mucho mayor que la profundidad del oc¨¦ano y la velocidad de la ola depende de dicha profundidad. En aguas de cuatro kil¨®metros de profundidad, la media del Pac¨ªfico, un tsunami viaja a 700 kil¨®metros por hora. Los barcos que est¨¢n en alta mar no notan nada. Cuando el tsunami pasa, la superficie del oc¨¦ano se eleva y desciende ligeramente, unos pocos metros como mucho.
Bajo el agua, los efectos son m¨¢s pronunciados. La presi¨®n inferior de una ola provocada por el viento se disipa unos cuantos cientos de metros bajo la superficie, mientras que la presi¨®n de un tsunami se extiende hasta el fondo.
Por esto, la Agencia Nacional de Oc¨¦ano y Atm¨®sfera (NOAA) estadounidense, desarroll¨® unos instrumentos llamados tsun¨¢metros. Con seis de ellos desplegados en el Pac¨ªfico desde 2001, a profundidades de entre cuatro y 6,5 kil¨®metros, los tsun¨¢metros pueden detectar las perturbaciones en la presi¨®n del agua cuando un tsunami pasa por encima.Cuando el sistema detecta algo, env¨ªa una se?al a una boya de superficie que la transmite, v¨ªa sat¨¦lite, a los centros de alerta de tsunamis en Hawai y en Alaska. "Tarda s¨®lo un par de minutos", dice Christian Meinig, del laboratorio del Medio Ambiente Marino del Pac¨ªfico, de la NOAA.
No se han producido a¨²n tsunamis significativos en el Pac¨ªfico que puedan detectar estos tsun¨¢metros, pero han prevenido una falsa alarma. En noviembre de 2003, un terremoto submarino de magnitud 7,8 se produjo cerca de las islas Aleutinas y los responsables lanzaron una alarma. Cuando la ola pas¨® sobre un tsun¨¢metro, se vio que era peque?a y se cancel¨® la alerta.
Se comprende bien c¨®mo viajan los tsunamis en el oc¨¦ano profundo, pero menos se sabe acerca de c¨®mo chocan contra la costa. Harry Yeh, de la Universidad del Estado de Oreg¨®n, est¨¢ a punto de viajar a India; es uno de los cient¨ªficos que van a estudiar las heridas del tsunami. En particular, quieren registrar la altura de las olas. "A veces se ven marcas en los ¨¢rboles", dice. Adem¨¢s, pueden encontrar se?ales de barro sobre los edificios o tomar testimonios de los supervivientes.
"Estos datos son muy perecederos", dice Yeh. Cuando comienza la limpieza, se borran las marcas y las historias de supervivientes a menudo cambian cuando sus recuerdos personales se mezclan con lo que oyen y leen.
Un metro c¨²bico de agua pesa una tonelada y un tsunami puede arremeter contra un edificio con una fuerza de millones de kilos, dice Peter E. Raad, de la Universidad Southern Methodist en Dallas. "Y eso antes de que haya cosas en el agua". ?rboles, autom¨®viles y trozos de cemento se convierten en proyectiles letales a medida que son arrastrados por la fuerza del agua.
Las simulaciones de ordenador que hace Raad pretenden mejorar la comprensi¨®n de las olas para construir edificios que resistan mejor los tsunamis. Por ejemplo, los muros de los pisos bajos pueden romperse, pero las columnas de soporte pueden aguantar y sostener los pisos superiores, explica. O se puede eliminar un aparcamiento de la playa para evitar que los coches sean arrastrados.
Los tsunamis causados por deslizamientos de tierra submarinos pueden ser incluso m¨¢s destructivos. En 1998, los sism¨®logos se sorprendieron cuando a un terremoto de magnitud 7 cerca de Pap¨²a Nueva Guinea sigui¨® un tsunami que mat¨® a m¨¢s de 2.100 personas. El terremoto hab¨ªa provocado el desplazamiento de casi un kil¨®metro y medio cuadrado de sedimento.
Los mapas tridimensionales del fondo de la Bah¨ªa de Monterrey, en California, muestran varias secciones que se han desplazado y otras se han fracturado y pueden colapsar en el futuro. Algunos cient¨ªficos sugieren que el borde externo de la plataforma continental oriental tambi¨¦n puede sufrir derrumbamientos.
Varios cient¨ªficos, incluido Steven N. Ward (Universidad de California en Santa Cruz), advierten que el volc¨¢n Cumbre Vieja de las islas Canarias, puede estar pr¨®ximo a uno de sus peri¨®dicos colapsos. En sus modelos de ordenador, cuando el Cumbre Vieja colapsa -y esto puede no ocurrir en cientos o miles de a?os- unos 400 kil¨®metros c¨²bicos de roca caen al oc¨¦ano y generan tsunamis de cien metros de altura en la costa de ?frica.
Otros cient¨ªficos dicen que deslizamientos catastr¨®ficos as¨ª son muy raros -Cumbre Vieja colaps¨® la ¨²ltima vez hace 500.000 a?os- y no hay evidencia geol¨®gica de un tal megatsunami en el pasado. Seg¨²n ellos los deslizamientos de tierras no se acelerar¨¢n tanto como para provocar las olas que intuye Ward.
M¨¢s catastr¨®ficos a¨²n -y menos corrientes- pueden ser los tsunamis causados por la ca¨ªda un asteroide en el mar. En 1998, investigadores del Laboratorio Nacional de Los ?lamos (Estados Unidos) calcularon que un asteroide de cinco kil¨®metros de di¨¢metro que cayese en el Atl¨¢ntico a 65.000 kil¨®metros por hora formar¨ªa tsunamis que arrasar¨ªan miles de kil¨®metros. Por suerte, tales impactos de asteroides se producen s¨®lo una vez cada 10 millones de a?os aproximadamente.
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