A medias

Mira que es dif¨ªcil acertar con esto de la m¨²sica para los ni?os. Se programa El gato con botas y resulta que los chavales no acaban de pas¨¢rselo bien, se mueven en la butaca, preguntan a la familia qui¨¦n es ¨¦se, qu¨¦ est¨¢ pasando o por qu¨¦ cuando esperan ver un le¨®n sale una bailarina. Y si preguntan demasiado es que la cosa no funciona. Hombre, siempre habr¨¢ alguno al que no le importe no entender los textos porque en realidad disfruta con la impostaci¨®n vocal y de mayor quiere ser bar¨ªtono. O alguna que haya le¨ªdo a Perrault en edici¨®n cr¨ªtica de Vlad¨ªmir Propp y le d¨¦ igual si el gato se come o no al ogro convertido en rat¨®n, porque lo que le importa es el poso antropol¨®gico. Pero me da que son los menos. A la santa infancia le gusta saber lo que pasa y disfrutarlo, emocionarse, morirse de miedo, re¨ªrse... Y si se lo prometemos y luego resulta que no, pues entonces no nos extra?emos de que prefieran la Nintendo y de que al pr¨®ximo concierto nos acompa?e la t¨ªa Enriqueta.

Y es una pena porque El gato con botas de Montsalvatge es una obra maestra absoluta, una joya de nuestro teatro musical, una ¨®pera llena de inteligencia, de delicadeza, de sutileza, y tanto en su m¨²sica como en el libreto de N¨¦stor Luj¨¢n. Los cantantes eran estupendos, pero s¨®lo ?ngel Odena como Molinero y Cristina Faus como Gato eran entendidos aunque fuera a medias. Josep Vicent es un director joven, activo, entusiasta y competente, y en su intervenci¨®n antes de que comenzara la m¨²sica fue capaz de mostrar que tiene tir¨®n, lo que quiere decir que si se le hubiera dado m¨¢s bola, incluyendo una m¨ªnima caracterizaci¨®n de los cantantes y una puesta en escena sencilla pero suficiente -todav¨ªa recordamos cu¨¢n maravillosamente resolvi¨® la Orquesta de la RTVE El murci¨¦lago hace unos a?os-, el espect¨¢culo hubiera respondido a las expectativas de la grey menuda. Musicalmente, no hubo nada que oponer; en ese aspecto, todo fue de primera clase.