Gas y petr¨®leo: diversificar para sobrevivir
El reciente corte del suministro de gas natural a centrales el¨¦ctricas y empresas a causa de una aver¨ªa en el gasoducto Magreb-Europa, ilustra perfectamente el riesgo que, por su total dependencia del exterior, Espa?a debe asumir en materia de abastecimiento de petr¨®leo y gas.
Ambos hidrocarburos constituyen las dos terceras partes del c¨®ctel de energ¨ªas primarias que sustenta e impulsa el desarrollo socioecon¨®mico espa?ol. Deseos y buenas intenciones aparte, la realidad es que en 2003 la base de dicho c¨®ctel fueron el petr¨®leo (50,9%), el gas natural (15,6%) y el carb¨®n (14,9%). La energ¨ªa nuclear represent¨® el 11,8%, y las renovables, hidr¨¢ulica incluida, tan s¨®lo un modesto 6,6%.
El grado de diversificaci¨®n del suministro de gas natural resulta preocupante. El 57,6% del gas consumido en 2003 provino de un solo pa¨ªs, Argelia
Se est¨¢ ampliando la capacidad de la conexi¨®n Magreb-Europa y existen planes avanzados para la construcci¨®n de un segundo gasoducto submarino
El 70% de las importaciones de petr¨®leo consisti¨® en crudo para refinar procedente de nueve pa¨ªses, lo que parece garantizar la diversificaci¨®n
Desgraciadamente, la geolog¨ªa no ha sido generosa, ya que hay que importar pr¨¢cticamente la totalidad del petr¨®leo y gas que se consumen. Desde septiembre de 2003 al mismo mes de 2004, la producci¨®n interna de crudo, proveniente de los campos marinos ubicados frente a las costas de Tarragona y del viejo campo de Ayoluengo, en Burgos, totaliz¨® una cifra equivalente al 0,4% del consumo de productos petrol¨ªferos. Durante el mismo periodo, los yacimientos del golfo de C¨¢diz y del valle del Guadalquivir (en las provincias de Sevilla y Huelva) suministraron cerca del 1,4% del total del gas natural consumido. En otras palabras, la producci¨®n anual de crudo alcanza para un d¨ªa y medio de consumo y las de gas natural para cinco. Las reservas probadas inventariadas a principios de 2004 tambi¨¦n son insignificantes. En el caso del gas natural cubrir¨ªan algo m¨¢s de un mes de consumo, y las de petr¨®leo, tres meses y medio.
C¨®ctel de energ¨ªas primarias
El caso es que la demanda espa?ola de petr¨®leo y gas no para de crecer. En 2003, el consumo de productos petrol¨ªferos se increment¨® un 1,7% respecto a 2002, mientras que el de gas lo hac¨ªa un 13,3%. Los planes para 2011 son reducir el peso porcentual de los combustibles f¨®siles en nuestro c¨®ctel de energ¨ªas primarias (del 81,4% actual al 78,3%), aunque, en t¨¦rminos absolutos, las cifras no son tan atractivas: tan s¨®lo descender¨ªa la del consumo de carb¨®n, mientras que las de petr¨®leo y gas natural se incrementar¨ªan a un ritmo anual del 2,4% y 9%, respectivamente.
No hay que descartar que las prospecciones que se realizan, mayoritariamente mar adentro (frente al Delta del Ebro, el mar de Albor¨¢n, el golfo de C¨¢diz, el Cant¨¢brico y las Canarias), puedan deparar alguna sorpresa agradable. Sin embargo, no hay que olvidar que, en conjunto, Espa?a est¨¢ catalogada como una zona de buenos incentivos fiscales, pero de escaso inter¨¦s prospectivo. Sin duda, todo apunta a que la dependencia de las importaciones de gas y petr¨®leo se agravar¨¢ en el futuro. Un fen¨®meno que no es exclusivo de Espa?a, sino que previsiblemente afectar¨¢ a los pa¨ªses de la OCDE y a algunas potencias emergentes con demograf¨ªas imponentes como China y la India. Todos ellos se ver¨¢n obligados a expandir su comercio exterior, lo que en la actual coyuntura geopol¨ªtica equivale a asumir un mayor riesgo de interrupciones del suministro. Prevenir y mitigar el riesgo requiere, entre otras medidas, diversificar las fuentes de suministro y asegurarse su acceso a largo plazo.
En Espa?a, la diversificaci¨®n del suministro de petr¨®leo es un tema que puede considerarse, por el momento, razonablemente resuelto. Por ejemplo, el 70,5% de las importaciones en 2003 consistieron en crudo para refinar procedente mayoritariamente de un grupo de nueve pa¨ªses: Rusia, Libia, M¨¦xico, Arabia Saud¨ª, Nigeria, Ir¨¢n, Camer¨²n, Irak y Venezuela. Por ¨¢reas geogr¨¢ficas, ?frica nos suministr¨® el 39,3% de dicho crudo; Europa, el 23,9%; Oriente Pr¨®ximo, el 22,6%, y Am¨¦rica, el 14,2% restante. Las dem¨¢s importaciones consistieron en productos petrol¨ªferos (gas¨®leos, fuel¨®leos, gasolinas, querosenos, gases licuados del petr¨®leo y otros) adquiridos a Italia, Francia, el Reino Unido, Rusia, EE UU, Argelia y Libia.
Por el contrario, el grado de diversificaci¨®n del suministro de gas natural resulta preocupante. En 2003, el 57,6% del gas consumido en Espa?a provino de un solo pa¨ªs, Argelia. Un porcentaje muy pr¨®ximo al l¨ªmite permitido por la legislaci¨®n vigente, que sit¨²a en un 60% la cantidad m¨¢xima que puede importarse de un solo pa¨ªs. Otros proveedores importantes fueron Nigeria, Noruega, Qatar, Libia, Om¨¢n y la Uni¨®n de Emiratos ?rabes. Por ¨¢reas geogr¨¢ficas, ?frica aport¨® el 77,6% de nuestras importaciones, Oriente Pr¨®ximo el 12,5% y Europa el 9,9%.
Un punto importante es que, del total importado de Argelia, un 53,9% fue transportado mediante buques metaneros como gas natural licuado (GNL), y el resto, a trav¨¦s del gasoducto Magreb-Europa, que llega al sur de Espa?a tras atravesar territorio marroqu¨ª y el estrecho de Gibraltar. En 2003, el conjunto de los suministros por gasoducto s¨®lo supuso el 39,4% del total, con aproximadamente un 10% canalizado a trav¨¦s de la red europea (Lacq-Calahorra), y el resto, a trav¨¦s del Magreb-Europa. No en vano, Espa?a ocupa el tercer lugar del mundo, tras Jap¨®n y Corea del Sur, entre los pa¨ªses importadores de GNL. Espa?a cuenta en la actualidad con m¨¢s terminales de descarga y regasificaci¨®n de GNL que cualquier pa¨ªs europeo: a las plantas operativas de Barcelona, Cartagena, Huelva y Bilbao se unir¨¢ la de Sagunto, en 2005, y la de Mugardos-Ferrol, en 2006.
Gasoducto submarino
Sin embargo, esto no significa que se est¨¦ abandonando la mejora de la red de grandes gasoductos para la importaci¨®n. En la actualidad se est¨¢ ampliando la capacidad de la conexi¨®n Magreb-Europa, y existen planes, muy avanzados, para la construcci¨®n de un segundo gasoducto submarino, incluido en la Lista de Proyectos de Inter¨¦s Com¨²n de la Uni¨®n Europea, que unir¨ªa directamente Argelia con la costa de Almer¨ªa (Medgaz). Estas obras, junto a otros proyectos en fase de estudio para ampliar las conexiones con la red europea (a trav¨¦s del Pa¨ªs Vasco y Catalu?a), contribuir¨ªan a mejorar notablemente la seguridad del sistema gasista espa?ol.
En pa¨ªses en los que el petr¨®leo y el gas constituyen un elevado porcentaje de la demanda energ¨¦tica y la producci¨®n propia es despreciable, la necesidad de mantener unas existencias m¨ªnimas de seguridad, para prevenir situaciones de desabastecimiento por interrupciones del suministro desde el exterior, resulta evidente.
Los conflictos b¨¦licos que tuvieron lugar en Oriente Pr¨®ximo durante las d¨¦cadas del sesenta y el setenta acentuaron esta necesidad. La creaci¨®n de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa, en 1974, supuso un paso fundamental en la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas de los pa¨ªses de la OCDE, que deben disponer de unas existencias m¨ªnimas de crudo y productos petrol¨ªferos de 90 d¨ªas de consumo.
En Espa?a, esta pol¨ªtica culmin¨® en 1994 con la creaci¨®n de una entidad (Corporaci¨®n de Reservas Estrat¨¦gicas de Productos Petrol¨ªferos, o Cores), dedicada al control de dichas existencias m¨ªnimas y a la constituci¨®n, mantenimiento y gesti¨®n de las denominadas reservas estrat¨¦gicas. Inicialmente, estas ¨²ltimas deb¨ªan equivaler a un tercio de las existencias m¨ªnimas, o sea, a 30 d¨ªas de consumo, pero recientemente el Gobierno decidi¨® ampliarlas a 45 d¨ªas.
En cuanto al gas natural, su creciente importancia aconseja adoptar medidas para mejorar la seguridad del suministro. La ley establece unas existencias m¨ªnimas hasta un m¨¢ximo de 35 d¨ªas de las ventas o consumos anuales, y no prev¨¦ la existencia de reservas estrat¨¦gicas. De hecho, la construcci¨®n de la infraestructura de almacenamiento de gas natural se encuentra en plena fase de desarrollo, y, ante la creciente demanda, cualquier retardo o indecisi¨®n podr¨ªa afectar negativamente a la seguridad del sistema gasista.
Mariano Marzo es catedr¨¢tico de Recursos Energ¨¦ticos de la Universidad de Barcelona.
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