_
_
_
_
Reportaje:GRANDES REPORTAJES

Mar¨ªa Tapia: La vida del ama de casa

Trabaja m¨¢s de doce horas diarias. Sostiene una casa y una familia compuesta por ella, su marido y un hijo de siete a?os con hiperactividad diagnosticada. Pero su trabajo es invisible para el sistema. Como el de todas las amas de casa. El desayuno con las amigas y las veladas ante la tele son sus v¨ªas de escape. Juan Jos¨¦ Mill¨¢s la sigui¨® durante una jornada como parte de su Proyecto Sombra. Acab¨® agotado.

Juan Jos¨¦ Mill¨¢s

Cuando usted lea estas l¨ªneas, yo las habr¨¦ facturado ya y estar¨¦ a punto de cobrarlas, un acto en apariencia intrascendente, pero que implica a numerosas partes, desde el departamento de administraci¨®n de El Pa¨ªs, que ordena la transferencia, hasta el Ministerio de Hacienda, que recauda los impuestos generados por el cobro, pasando por mi banco, que lleva a cabo un asiento contable y me notifica el ingreso. Basta, en fin, un modesto movimiento laboral para darse cuenta de que uno forma parte de una red de intereses que le otorgan un lugar en relaci¨®n a los otros. Desde ese lugar puedo pedir hipotecas, y tarjetas de cr¨¦dito, y pr¨¦stamos personales, as¨ª como domiciliar pagos y cobros u ordenar la compra de bienes tangibles o intangibles. El Estado, al recaudar y administrar una parte de mi salario, me reconoce como un individuo productivo del que viven los ministros y el presidente del Gobierno, y gracias a cuyas aportaciones se construyen carreteras, se paga a los jueces o se sostiene la educaci¨®n p¨²blica. El intercambio econ¨®mico entre el peri¨®dico y yo me proporciona, en fin, un lugar en el mundo, me incluye en una trama a la que presto apoyos, pero de la que los recibo tambi¨¦n. El mero hecho de ganarme la vida me ayuda, por otra parte, a relacionarme con otros seres humanos y a establecer con ellos v¨ªnculos profesionales y afectivos que me enriquecen. El trabajo me obliga adem¨¢s a salir de casa, a hablar por tel¨¦fono, a entrar en contacto con la realidad exterior, lo que quiz¨¢ no beneficie a la realidad, pero me hace mejor a m¨ª.

M¨¢s informaci¨®n
La vida de Mercedes

Mar¨ªa Tapia trabaja de 14 a 15 horas diarias (alguna m¨¢s que yo, para decirlo todo) y los fines de semana hace horas extras. Pese a ello, no est¨¢ conectada a ninguna red de intereses que trascienda m¨¢s all¨¢ de las cuatro paredes de su casa. Su actividad no provoca asientos contables, ni movimientos financieros, ni transferencias bancarias. Mar¨ªa no factura a nadie un solo minuto de su esfuerzo diario, no recibe una n¨®mina y, por tanto, no cotiza tampoco para cobrar en su d¨ªa una jubilaci¨®n. Si hoy fuera a comprarse un televisor a plazos y le pidieran, como es habitual, un certificado de ingresos del ¨²ltimo a?o, no tendr¨ªa nada que ense?ar porque no los ha tenido. Mar¨ªa Tapia es ama de casa, as¨ª que pertenece a esa mitad de la humanidad que realiza actividades invisibles para el sistema, pero sin las que el sistema, curiosamente, se vendr¨ªa abajo. Mar¨ªa Tapia no existe ni para los expendedores de tarjetas de cr¨¦dito, ni para los directores de las cajas de ahorro, ni para el FMI o el Banco Mundial. Quiz¨¢ posea una tarjeta de cr¨¦dito, pero como mera extensi¨®n geogr¨¢fica de la de su marido; quiz¨¢ le concedan un cr¨¦dito, pero no por ella misma, sino por su marido; tal vez pueda tener una cuenta corriente, pero su titularidad ser¨¢ subsidiaria de la de su marido. Mar¨ªa Tapia es por s¨ª misma invisible para el sistema; s¨®lo junto a su marido, que al trabajar fuera de casa es reconocido como un individuo productivo, adquiere una identidad vicaria, es decir, el eco de una identidad. Lo cierto es que si Mar¨ªa Tapia y la mitad invisible de la humanidad que representa abandonaran de un d¨ªa para otro las tareas dom¨¦sticas, de forma que tuviera que hacerse cargo de ellas la mitad visible, la econom¨ªa mundial sufrir¨ªa grav¨ªsimos desajustes, pues son millones y millones las horas que se van en hacer la compra, en asear la casa, en cocinar, en limpiar el polvo, en cambiar las s¨¢banas, en tender la ropa, en plancharla, en traer a los ni?os al mundo y amamantarlos hasta que se les puede llevar a la guarder¨ªa, al colegio, al pediatra, al psic¨®logo, al cumplea?os de un amigo?

Cuenta Carmen Alborch en su ¨²ltimo libro, Libres, que cuando la economista neozelandesa Marilynd Waring comprendi¨® el grav¨ªsimo error sobre el que se asentaba el sistema contable mundial (capaz de anotar el precio de un biber¨®n, pero completamente ciego al valor del amamantamiento) e hizo part¨ªcipe de esta reflexi¨®n al c¨¦lebre economista John Kenneth Galbraith, ¨¦ste le pidi¨® que lo escribiera -"?por el amor de Dios, escr¨ªbelo!"-. M¨¢s tarde, ¨¦l mismo, recordando aquella visita, y seg¨²n la cita de Carmen Alborch, dir¨ªa: "La econom¨ªa tiene tendencia a contabilizar s¨®lo la econom¨ªa monetaria, pecuniaria, como base contable y medible. Si no hay transacci¨®n monetaria, si no hay precio, no se mide. Eso hace que el trabajo de las amas de casa y de las madres quede fuera de la contabilidad de un pa¨ªs. Es un trabajo muy productivo a nivel humano y para el bienestar y el crecimiento de la econom¨ªa, pero no se contabiliza?".

Llegu¨¦ a casa de Mar¨ªa Tapia, la mujer invisible citada m¨¢s arriba, a las ocho y media de la ma?ana de un destemplado d¨ªa del pasado mes de octubre. Cuando me abri¨® la puerta, ya hab¨ªa despedido a su marido, hab¨ªa ventilado su dormitorio y el sal¨®n, se hab¨ªa arreglado y estaba intentando que Fernando, su hijo, de siete a?os, saliera de la cama para desayunar y vestirse, pues a las nueve y media ten¨ªa que estar en el colegio.

Mar¨ªa vive con Ram¨®n, su marido, y su hijo en Getafe, un pueblo del sur de Madrid fagocitado desde hace tiempo por la ciudad y con una alta densidad de poblaci¨®n. Su vivienda, de alquiler, se encuentra en un tercer piso de la avenida de las Fuerzas Armadas. Carece de ascensor y de calefacci¨®n, pero tiene tres habitaciones bastante amplias, adem¨¢s del sal¨®n, la cocina y el ba?o, todo ello distribuido a lo largo de un pasillo con forma de ele, en uno de cuyos extremos se encuentra el dormitorio del ni?o, y en el otro, el sal¨®n. La cocina y el ba?o son las dependencias m¨¢s peque?as. En la cocina, donde pasa gran parte del tiempo, no puedes dar un paso sin tropezar con el otro, o contigo mismo si est¨¢s solo. A lo largo de sus cuatro paredes, casi sin soluci¨®n de continuidad, se suceden una min¨²scula mesa de formica, una cocina de gas con dos o tres fuegos, una pila de acero, una lavadora de carga frontal que hace tambi¨¦n las veces de encimera, un microondas, una gran nevera dotada de un excelente departamento de congelados, y un mueble multiusos (cubiertos, pa?os de cocina, medicamentos, servilletas, etc¨¦tera). En un hueco de este mueble hay una especie de madriguera donde se agazapa un televisor peque?o cuya pantalla hac¨ªa nieve en todos los canales y que siempre estaba encendido. Mientras desde el fondo del pasillo me llegaban las amenazas que Mar¨ªa lanzaba a su hijo si no sal¨ªa inmediatamente de la cama, el televisor escup¨ªa los ¨²ltimos datos sobre el ¨ªndice Nikkei, que hab¨ªa ca¨ªdo un 0,90%, mientras que el barril de brent costaba ya 48,95 d¨®lares. Nunca he menospreciado los efectos del ¨ªndice Nikkei ni del precio de barril de brent sobre la vida cotidiana, pero en aquellos momentos no resultaba f¨¢cil encontrar la relaci¨®n entre aquellas cosas que suced¨ªan en los mercados internacionales y la vida de esta mujer y la m¨ªa en un barrio del lejano Getafe aquel nublado d¨ªa de oto?o.

-?Fernando, te lo pido ya por favor, lev¨¢ntate! ?Mira, estoy llamando a pap¨¢! -escuch¨¦ gritar a Mar¨ªa al fondo del pasillo.

Me asom¨¦ a la puerta de la cocina, donde me hab¨ªa acomodado para no molestar, y vi a la mujer con el tel¨¦fono en la mano, marcando un n¨²mero, mientras imploraba al ni?o que se pusiera en marcha. Al percibir mi presencia, la mujer se volvi¨® y me dijo impotente:

-?Qu¨¦ haces? ?Lo matas?

La conversaci¨®n telef¨®nica con el padre debi¨® de tener alg¨²n efecto, porque el cr¨ªo, todav¨ªa con el pijama puesto, pas¨® al poco por delante de la puerta de la cocina, que se encuentra a la mitad del pasillo. Al verme tomar notas con el cuaderno sobre la mesa de formica se detuvo.

-?Qu¨¦ apuntas ah¨ª?

-Lo apunto todo. Ahora estoy apuntando que acabas de aparecer en pijama.

-D¨¦jame verlo.

-Cuando te hayas vestido.

Fernando tiene siete a?os. Es simp¨¢tico, divertido, provocador, alegre y muy despierto, pero agota a cualquiera, pues padece del llamado trastorno por d¨¦ficit de atenci¨®n e hiperactividad, un s¨ªndrome complejo, caracterizado, entre otras cosas, por una actividad motriz casi incesante y una impulsividad excepcional. Su madre, medio en broma, medio en serio, dice que es como educar a cuatro hijos de la misma edad a la vez, y lo cierto es que Fernando da a veces la impresi¨®n de estar simult¨¢neamente en distintas partes del pasillo, como si se desdoblara en cuatro o cinco Fernandos, cada uno de los cuales te pidiera una cosa distinta desde un lugar diferente. Ha perdido en los ¨²ltimos d¨ªas tres dientes de leche, obligando tambi¨¦n al Ratoncito P¨¦rez a trabajar casi en exclusiva para ¨¦l.

Cuando el ni?o se sent¨® finalmente a desayunar, por la televisi¨®n dijeron que la fiscal¨ªa iba a recurrir el r¨¦gimen abierto de Luis Rold¨¢n. En ese instante, por casualidad, las miradas de Mar¨ªa Tapia y la m¨ªa se cruzaron, y creo que, sin necesidad de decirnos nada, estuvimos de acuerdo en que las noticias pertenec¨ªan a una dimensi¨®n de la realidad diferente a aquella a la que nos enfrent¨¢bamos nosotros. Mientras Fernando se tomaba el colacao con galletas, su madre se agach¨® para ponerle los calcetines y los zapatos.

-Se viste ¨¦l solo -dice volvi¨¦ndose hacia m¨ª, que he salido al pasillo para que la cocina no parezca el camarote de los hermanos Marx-, pero los calcetines y los zapatos se los tengo que poner yo. Una man¨ªa que tiene?

Luego, mientras Fernando termina el colacao, voy por el pasillo detr¨¢s de Mar¨ªa, que se dirige a la habitaci¨®n del ni?o para ventilarla. Cuando va a abrir la ventana, una se?ora, desde la ventana de enfrente, nos hace gestos para advertirnos de la existencia de un peligro. La se?ora es Ofelia, su madre, pues son vecinas, y nos cuenta, entreabriendo con mucha precauci¨®n su ventana, que est¨¢ el patio interior lleno de avispas.

-Llevo matadas m¨¢s de treinta desde que me he levantado -a?ade antes de cerrar de nuevo.

A Mar¨ªa y a m¨ª nos extra?a, pues estos insectos desaparecen con los primeros escalofr¨ªos oto?ales; pero nos asomamos al patio y vemos, en efecto, un grupo de avispas que revolotean desconcertadas, como si hubieran perdido el norte, entre las cuatro paredes del patio.

A las nueve y cuarto logramos salir de la casa en direcci¨®n al colegio, que est¨¢ a una distancia de diez minutos o de media hora, depende de los escaparates frente a los que decida detenerse Fernando. El d¨ªa sigue raro, h¨²medo, desabrido. De vez en cuando caen cuatro gotas, como si lloviera con desgana, o por obligaci¨®n. No hemos cogido paraguas, pero tampoco nos har¨¢ falta. Durante un rato consigo que Fernando me d¨¦ la mano, y mientras le cuento en qu¨¦ consiste mi trabajo logramos avanzar a buen ritmo. Cuando llegamos al colegio, la puerta est¨¢ llena de madres despidiendo a sus hijos e intercambiando entre s¨ª informaciones pr¨¢cticas que no guardan ninguna relaci¨®n aparente con el ¨ªndice Nikkei ni con el precio del barril de brent. Fernando se cuela por la puerta a toda velocidad con su mejor amigo, al que nos hemos encontrado por el camino, y Mar¨ªa me va presentando a las madres con las que suele tomarse un caf¨¦ despu¨¦s de dejar a los peque?os. Son, si no recuerdo mal, Mar¨ªa Jos¨¦, Puri, Juani, Isabel y Elena. Tambi¨¦n se incorpora Ofelia, que es la madre de Mar¨ªa, la se?ora de las avispas. Una vez reunidas, nos vamos a una cafeter¨ªa llamada El Trasgo, donde ocupamos una mesa grande, situada junto a una ventana que da a una calle peatonal. Mientras nos sirven los caf¨¦s se comenta con extra?eza el episodio de las avispas. Luego vemos unas fotos de la boda de unos amigos comunes que ha llevado alguien, y enseguida sale a relucir Gran Hermano porque Mar¨ªa pas¨® ayer por la noche a casa de su madre para devolverle un frasco de mayonesa y se qued¨® enganchada hasta las dos. Ofelia est¨¢ abonada a un canal que emite las peripecias de la casa durante las 24 horas. Dice Mar¨ªa que si ves las discusiones completas y en directo por este canal est¨¢s a favor de unos, y si las ves por Tele 5, una vez editadas, est¨¢s a favor de otros.

-Ayer -a?ade- pusieron un enigma que dec¨ªa as¨ª: "Va y viene, viene y va, y siempre est¨¢ en el mismo lugar".

Nos quedamos todos d¨¢ndole vueltas, pero no conseguimos resolverlo. Entonces, para darnos una pista, se levanta de la silla, camina unos pasos, los desanda y se queda mir¨¢ndonos con una sonrisa en los ojos. Una de las mujeres dice que es el pensamiento, pero Mar¨ªa niega con la cabeza. Yo digo que son las cortinas, pero me informan de que las cortinas no est¨¢n siempre en el mismo lugar. Por fin, Elena, desde el otro extremo de la mesa, aventura:

-El camino.

Y es el camino, que, en efecto, va y viene, viene y va, y siempre est¨¢ en el mismo lugar. Asunto liquidado. El otro tema del d¨ªa es el carn¨¦ de conducir por puntos. Ofelia se muestra preocupada porque le ha prestado el coche a su yerno, el marido de Mar¨ªa, varias veces y le han llegado una o dos multas a su nombre.

-Le dices a Ram¨®n que esto lo tiene que resolver -dice volvi¨¦ndose a su hija.

No han pasado ni veinte minutos cuando Mar¨ªa, Ofelia y yo nos levantamos para continuar la jornada, pues madre e hija suelen hacer la compra juntas tras el desayuno colectivo.

-Un d¨ªa a la semana -me dice Mar¨ªa- voy al mercado para hacer la compra grande, pero por las ma?anas voy a un D¨ªa que est¨¢ aqu¨ª al lado para comprar el pan y las cosas peque?as.

As¨ª que entramos en el D¨ªa y en menos de diez minutos resolvimos todo. Adem¨¢s del pan compramos pechugas de pollo de las de vuelta y vuelta, que ya vienen cocidas y basta darles una pasada por la sart¨¦n o un toque de microondas. Tambi¨¦n cogimos az¨²car, Trinaranjus y tomate frito Apis. A Fernando, como a casi todos los ni?os, le vuelve loco el tomate frito. Mar¨ªa no tiene ese d¨ªa puntos de descuento del caf¨¦, pero lo pone en la cesta de su madre y dice que luego echan cuentas. Tras cargar las cosas en el carro de la compra de Ofelia, que es muy grande, volvemos a casa, aunque pasamos un momento por el piso de Ofelia y, de este modo, conozco a Sara, la hermana peque?a de Mar¨ªa, que est¨¢ desayunando. Ofelia me cuenta que ahora tiene que vestir a su marido, que est¨¢ hemipl¨¦jico a causa de un derrame que sufri¨® hace siete a?os y del que sali¨® con vida de milagro.

Nos despedimos y, una vez en nuestra casa, Mar¨ªa se pone el delantal, se recoge el pelo con una pinza y dice:

-Ahora empieza la carrera porque a las doce y media tenemos que volver a salir para recoger al ni?o. Adem¨¢s de la comida y de la limpieza, he de poner pr¨¢cticamente una lavadora diaria.

-Pero la casa est¨¢ pr¨¢cticamente hecha -digo yo.

-Qu¨¦ va, no he tocado el ba?o ni la habitaci¨®n de Fernando.

Mar¨ªa fuma mucho y est¨¢ acelerada todo el tiempo, aunque no siempre se le note. Me pregunto si su hiperactividad es un reflejo de la de su hijo o al rev¨¦s.

-Me tom¨¦ la pastilla a las siete de la ma?ana -dice-. La pastilla me ayuda mucho a no tener ataques de ansiedad, me ayuda a estar m¨¢s calmada. Hoy habr¨ªa tirado de los pelos a mi hijo. Me acuerdo que un d¨ªa no la tom¨¦ porque cre¨ª que ya no la necesitaba y lo pas¨¦ fatal.

Comenz¨® a tomar la pastilla (una al d¨ªa) al mismo tiempo que empezaron a tratar al ni?o. Recuerda la etapa anterior como una pesadilla, pues Fernando estaba sin diagnosticar y pasaba por ser un ni?o travieso y desobediente, cuando no maleducado, con el que ella no sab¨ªa qu¨¦ hacer. El tratamiento, adem¨¢s de nombrar lo que ocurr¨ªa, ha mejorado mucho las cosas, pero su educaci¨®n exige un plus de atenci¨®n que soporta pr¨¢cticamente sola.

Mientras pela las patatas me cuenta que es la mayor de cuatro hermanas, todas, excepto Sara, casadas. Antes de tener al ni?o trabajaba en una tienda de ropa y era una vendedora excelente.

-Me gusta mucho vender, lo vivo. En la tienda adquir¨ª mucha psicolog¨ªa en cuanto a la venta. Yo veo entrar a una clienta por la puerta y s¨¦ lo que le gusta y la talla que tiene, lo s¨¦ todo. Tengo mucha psicolog¨ªa para los dem¨¢s, pero no para m¨ª.

-?Por qu¨¦ dices eso?

-Porque s¨¦ ayudar a los dem¨¢s, pero no a m¨ª misma ni a lo que tengo en casa. Todo el mundo me lo dice. S¨¦ guardar secretos, s¨¦ secretos de todo el mundo. Soy muy abierta, pero no todo el mundo es como t¨², por eso me he llevado muchos palos.

Para no estorbar permanezco apoyado en el marco de la puerta. Desde mi posici¨®n no puedo ver la tele, pero escucho a Mar¨ªa Teresa Campos hablando de algo que no comprendo con Gim¨¦nez Arnau.

-Hab¨ªa pensado -dice Mar¨ªa de repente- hacer carne con patatas para todos, pero voy a preparar macarrones con carne para los ni?os, y las patatas con carne las dejamos para ti y para m¨ª.

Ha dicho "los ni?os" porque durante este mes se est¨¢ trayendo a comer a Miriam, una compa?era de Fernando cuya madre, Mar¨ªa Jos¨¦, tiene un trabajo temporal. Tras poner a hervir el agua para los macarrones me ense?a la nevera. Tiene los congelados perfectamente organizados, casi como en la tienda, y nunca permite que se le agote algo sin haberlo repuesto.

-De lo que voy gastando, voy comprando; nunca tengo el congelador vac¨ªo.

Hablamos de lo dif¨ªcil que est¨¢ la vivienda y me dice que el alquiler de la casa le cuesta casi 500 euros al mes, con los que podr¨ªa pagar una hipoteca si tuvieran el dinero para la entrada. Su sue?o es que le toque un piso de protecci¨®n oficial. Tiene por ah¨ª los papeles para rellenar la solicitud, pero es una loter¨ªa.

-Ahora -a?ade- mi marido va a empezar a trabajar los fines de semana en un bar, pero yo no s¨¦ si lo voy a soportar porque entonces me tendr¨¦ que hacer cargo yo sola de Fernando tambi¨¦n los s¨¢bados y los domingos, y te juro que hay veces que necesitar¨ªa estar sola, estar sola?

A lo largo de los ¨²ltimos siete a?os (la edad de su hijo) ha ido dos veces con su madre al cine, una para ver Te doy mis ojos y otra para ver Mar adentro. Me habla con emoci¨®n de las dos, que le han gustado much¨ªsimo.

-Voy poco al cine, pero estoy haciendo la colecci¨®n de pel¨ªculas de Almod¨®var que est¨¢ sacando El Pa¨ªs, aunque s¨®lo compro las que no he visto porque todo no puede ser. A Fernando lo tuve por una promesa que le hice a mi padre en la UVI el d¨ªa de Nochebuena. Le promet¨ª un nieto que se llamar¨ªa como ¨¦l, y fue salir de la UVI y quedarme embarazada del ni?o, pero a m¨ª me gustan m¨¢s las ni?as.

"?Ha tenido Toni alg¨²n problema judicial por una causa de violaci¨®n?", pregunta Coto Matamoros desde la tele.

-Me encanta Coto Matamoros -dice Mar¨ªa-, lo veo muy real, sin pelos en la lengua. Me gusta la gente as¨ª porque a m¨ª me gustar¨ªa ser as¨ª. Y es que yo tengo un problema contigo y me lo trago, no te digo nada. Yo s¨®lo he sacado la cara por mi hijo. Raquel, la de Gran Hermano, me encanta tambi¨¦n porque se ve que es gente con fuerza. A m¨ª es que no me gusta discutir, no me gusta. De la tele me gustan programas como Aqu¨ª hay tomate y Salsa rosa. Mientras veo la vida de los dem¨¢s no pienso en la m¨ªa. Hay series, como la de Aqu¨ª no hay quien viva, con las que me parto de risa. ?Que qu¨¦ programas veo? A ver, los lunes, Ana y los siete. Cr¨®nicas marcianas lo veo empezar, pero me entra el sue?o enseguida, me duermo a chorros, debe de ser por la pastilla. Boris Izaguirre, lo ha dicho ¨¦l mismo, es hiperactivo, pero es que se le nota. Mi hermana ha buscado en Internet y hay muchos escritores famosos que han sido hiperactivos. Los martes hago zapping entre la serie esa de los ochenta y La granja. Los mi¨¦rcoles, Hospital Central; ese d¨ªa tambi¨¦n ponen Aqu¨ª no hay quien viva, que veo en los intermedios o en Auna, donde tambi¨¦n la pasan. Los jueves, Gran Hermano, y en los intermedios, si lo pillo, Paz Padilla. Los viernes, D¨®nde est¨¢s, coraz¨®n, y los s¨¢bados, Salsa rosa. Los domingos empiezo a ver Siete vidas y me duermo; no llego a los debates ni de Gran Hermano, ni de La granja. Te hablo de por las noches, despu¨¦s de que se acuesta el ni?o, porque de d¨ªa, ya ves -concluye encendiendo un cigarrillo y llorando a mares por culpa de la cebolla-. Mi madre pasa todas las noches sobre las nueve y media, despu¨¦s de darle la cena a mi padre, y se queda aqu¨ª veinte minutos o media hora charlando conmigo. Ahora llevo una temporada en la que me ha dado por pensar que, por ley de vida, mis padres se tienen que morir antes que yo y no soporto la idea -las l¨¢grimas de la cebolla le sirven para disimular las otras-. Hay cosas que prefiero que no me cuenten. Este verano, mi padre se cay¨® en la ba?era, en San Rafael, y estuve todo el d¨ªa mal. Me angustio con todo -coge el mortero, echa unos dientes de ajo y se agacha para golpearlo sobre el suelo-. A m¨ª el m¨¦dico me ha dicho que me convendr¨ªa hacer gimnasia, ir a nataci¨®n, pero cu¨¢ndo. Mira, ya son las once y media y todav¨ªa estoy en la cocina. Claro, que hay comidas que son m¨¢s r¨¢pidas y comidas que son m¨¢s lentas. Las patatas con carne son un co?azo, ya lo ves.

Le pregunto si el ni?o no podr¨ªa comer en el colegio, pero dice que el comedor es muy caro.

-He hecho tres entrevistas para trabajar en El Corte Ingl¨¦s. La primera era un psicotest que me sali¨® fatal. Pero lo pas¨¦ por mi curr¨ªculo o por el aspecto f¨ªsico, que tambi¨¦n cuenta. Luego me hicieron una entrevista personal, y luego otra. Si me llaman, me pongo a trabajar; no me preguntes c¨®mo lo arreglo, pero digo que s¨ª. He pensado en El Corte Ingl¨¦s porque tiene mucha flexibilidad con las jornadas y porque van a poner uno aqu¨ª, en Getafe. Pedir¨ªa media jornada. El problema es que son rotativas y no s¨¦ qu¨¦ har¨¦ con Fernando el d¨ªa que me toque de tarde, pero necesito salir de casa. T¨² imag¨ªnate todo esto y adem¨¢s trabajar fuera, pero te digo que lo hago. Me he pasado ocho a?os pensando en mi hijo, pero tambi¨¦n necesito pensar en m¨ª, porque aparte de que entre llevarlo y traerlo del colegio hago cuatro viajes al d¨ªa, hay que llevarlo tambi¨¦n una vez a la semana al psic¨®logo; y al f¨²tbol los lunes, los mi¨¦rcoles y los s¨¢bados por la ma?ana; y al neur¨®logo cada tres o seis meses, seg¨²n. Y luego al pediatra cada vez que est¨¢ malo. Hace dos semanas le puse la vacuna de la gripe, pero ha estado diez d¨ªas enfermo, con anginas. Todos los meses tenemos una semana garantizada de antibi¨®ticos y de cama con las dichosas anginas. He pedido hora para operarlo y me llamar¨¢n cualquier d¨ªa de ¨¦stos, ya te avisar¨¦. Pienso mucho en ¨¦l. No voy a coger un trabajo y desestructurar toda su vida, no me gusta ser ego¨ªsta, pero si me llaman de El Corte Ingl¨¦s s¨ª ser¨¦ ego¨ªsta. Ya ves que hablo mucho, no hace falta que me preguntes.

-?Y no piensas tener m¨¢s hijos?

-No, ya no voy a tener m¨¢s hijos. Ahora, si t¨² fueras adivino y me dijeras al cien por cien que iba a ser una ni?a, hasta enga?aba a mi marido, porque ¨¦l tampoco quiere m¨¢s. La vida est¨¢ muy dif¨ªcil, con un sueldo no se puede vivir. ?Huy, me he olvidado de echar la carne picada para los macarrones! Yo es que voy cocinando y voy limpiando. No soporto tener la pila as¨ª. Ahora mismo me pongo a fregar.

Mientras Mar¨ªa friega los cacharros que se han ido acumulando en la pila, yo doy vueltas en la sart¨¦n a la carne picada, de manera que ahora me habla de espaldas.

-Yo empec¨¦ a tomarme el caf¨¦ con las amigas despu¨¦s de dejar al ni?o en el colegio hace a?o y medio. Antes dejaba a Fernando y me iba a comprar, y de la compra a casa, todo el d¨ªa sola, d¨¢ndole vueltas a la cabeza? Pero ese ratito de hablar de todo nos viene genial. ?Que qu¨¦ hace mi marido? Montajes de muebles de oficina, de hospitales, de embajadas? Ya ver¨¢s t¨² c¨®mo no nos da tiempo a que se haga la carne antes de que nos tengamos que ir a por Fernando.

-Que s¨ª, mujer, que en la olla son 25 minutos.

-Pues toma t¨² el tiempo.

Tomo el tiempo. La cocina se ha llenado del vapor de la olla y del olor de la carne picada. Mar¨ªa Teresa Campos, desde una dimensi¨®n enormemente lejana a la nuestra, pero inexplicablemente pr¨®xima a la vez, habla con sus invitados. La tele hace mucha compa?¨ªa mientras se pelan los puerros y las zanahorias y se dora el sofrito o se ablandan los macarrones. Mar¨ªa me dice que no tenga inconveniente en husmear por toda la casa.

-Abre cajones o armarios, lo que quieras, yo s¨¦ que es tu trabajo y lo comprendo.

Estimulado por esta invitaci¨®n tan directa, tan generosa, me interno en el pasillo y entro en la primera habitaci¨®n, que es la de matrimonio, donde la limpieza alcanza un extremo tal que uno se pregunta qu¨¦ ordena Mar¨ªa en realidad cuando ordena su casa. Con movimientos furtivos, como si estuviera llevando a cabo una transgresi¨®n insoportable, abro una de las puertas del armario y veo un conjunto de pantalones perfectamente planchados y dispuestos unos al lado de los otros en un orden que ya quisiera yo para mi biblioteca, y que evoca el de una misteriosa boutique. Cierro la puerta y no me atrevo, por pudor, a abrir ninguna otra. Acabo de advertir que pocos personajes, a lo largo de esta serie, me han conmovido tanto y me han inspirado un respeto tan grande como el que me inspira esta mujer. As¨ª que dejo las cosas como est¨¢n y vuelvo a la cocina, de donde Mar¨ªa sale en ese momento con un barre?o de ropa que acaba de sacar de la lavadora y que va a tender en el patio interior al que da la habitaci¨®n de Fernando. Voy detr¨¢s de ella y me explica que encera el suelo una vez al mes, y que cuando llega el invierno llena el pasillo de alfombras para que no se vea porque "es como el de Cu¨¦ntame, muy feo".

Tras tender la ropa (afortunadamente, hab¨ªan desaparecido las avispas) apagamos la olla y nos disponemos a salir en busca del ni?o. Nos trae de regreso a casa, en su coche, Isabel, una de las amigas de Mar¨ªa, que nos cuenta que tiene a su madre, de 90 a?os, en el hospital.

De vuelta a casa con Fernando y Miriam, la hija de Mar¨ªa Jos¨¦, Mar¨ªa decide que va a dar de comer a los ni?os, pero que nosotros comeremos tranquilamente despu¨¦s de haberlos dejado otra vez en el colegio, es decir, m¨¢s all¨¢ de las tres de la tarde, as¨ª que servimos los macarrones a los cr¨ªos, y mientras ellos comen (en el caso de Fernando es un decir, pues hay que estar negociando todo el rato con ¨¦l para que se lleve la cuchara a la boca), Mar¨ªa hace el cuarto de ba?o y pasa una mopa por toda la casa. Yo, hambriento, entretengo a los ni?os haci¨¦ndoles juegos de manos y aviones que tienen la rara facultad de ir a caer siempre detr¨¢s de los muebles. Miriam est¨¢ muy interesada por mi trabajo y me pregunta si puedo conseguirle un cuaderno como el m¨ªo para escribir en ¨¦l la vida de la gente. S¨®lo tengo uno, del que arranco un par de hojas que le regalo, pero le digo d¨®nde los venden, pues he visto, al ir y venir del colegio, una papeler¨ªa muy completa. Miriam y Fernando discuten con frecuencia por mi culpa. Cada uno est¨¢ empe?ado en llamar mi atenci¨®n y en que apunte cosas diferentes sobre sus existencias. Sabiendo que no se debe enga?ar a los ni?os, pero hasta la coronilla de los dos, finjo que escribo lo que cada uno me pide hasta que se hace la hora de dejarlos de nuevo a la puerta del colegio. Vayan en paz.

Mar¨ªa y yo regresamos a casa, y ahora decide que, en vez de comer en la cocina, lo haremos en el sal¨®n, frente a una tele que no hace nieve. Despu¨¦s de todo, es un d¨ªa especial. Cuando me pregunta qu¨¦ quiero beber y le digo que le agradecer¨ªa un vasito de vino, se acuerda de que este verano trajo de Torrevieja, donde pasaron 15 d¨ªas, una botella de clarete que le regalaron unos vecinos y que guarda desde entonces en la nevera. El vino, fresquito, entra solo, y la carne con patatas est¨¢ insuperable. Ella s¨®lo bebe agua, pero hoy ha decidido hacer una excepci¨®n y se apunta al clarete. Me tomo tres platos de carne con patatas mientras hablamos de la vida y vemos la tele. Me dice que tiene un piercing en el ombligo y que le gustar¨ªa tatuarse un delf¨ªn, no sabe si en el tobillo o en el omoplato. Le digo que a m¨ª los delfines me gustan m¨¢s en el omoplato porque el omoplato parece un oc¨¦ano. Por la tele hablan de Faluya. Mar¨ªa dice que estuvo en todas las manifestaciones contra la guerra de Irak y que se siente socialista. Tambi¨¦n cuentan que, no s¨¦ d¨®nde, una anciana se ha ca¨ªdo por un patio interior, aunque no se ha matado gracias a las cuerdas de la ropa. Cada vez que oigo hablar de un patio interior me viene a la cabeza la imagen de las avispas.

-Cuando empiezan los deportes en Antena 3 -dice Mar¨ªa- salto a Lo m¨¢s plus. Si conozco al personaje que entrevistan, me quedo; si no, pongo Tele 5 para ver Aqu¨ª hay tomate. Ya ves, ¨¦ste es el ¨²nico ratito de descanso que me doy en todo el d¨ªa.

Como no conocemos al personaje de Lo m¨¢s plus saltamos a Tele 5, donde enseguida empiezan a desfilar Bert¨ªn Osborne, Ernesto Neira, Carmina Ord¨®?ez (que en paz descanse), Letizia Ortiz, la duquesa de Alba, la baronesa Tyssen, M¨®nica Cruz, Blanca Cuesta, Borja (el hijo de la baronesa)? Dicen que el tal Borja ha abandonado a Blanca Cuesta por M¨®nica Cruz.

Con el caf¨¦, Mar¨ªa me trae una monta?a de documentaci¨®n sobre el trastorno por d¨¦ficit de atenci¨®n e hiperactividad. Su hermana ha hecho una batida por Internet y le ha impreso cuanto ha encontrado. Mar¨ªa lo ha le¨ªdo todo, dice que si alg¨²n d¨ªa quiero escribir sobre el tema no deje de preguntarle.

-Nadie sabe lo que yo estoy haciendo por mi hijo, ni mi marido. Parece que Dios me lo ha dado al rev¨¦s, porque a m¨ª me gusta todo limpio y ordenado, ya lo ves, y los ni?os hiperactivos lo desordenan todo. Aunque luego estoy dos d¨ªas sin ¨¦l, como este verano, que pas¨® una semana con mi suegra, y lo echo much¨ªsimo de menos.

-?Y qu¨¦ haces cuando llega el verano y est¨¢ todo el d¨ªa en casa?

-Pues volverme loca, qu¨¦ quieres que haga.

Mientras Mar¨ªa recoge la mesa y friega los cacharros, ponen por la tele un fragmento de Gran Hermano en el que dos individuos mantienen el siguiente di¨¢logo:

-Miki -dice uno-, est¨¢s irascible. ?Sabes qu¨¦ es irascible?

-?Que no permito que me digas na?

-Que saltas por nada, eso es irascible. ?Pero es que t¨² no ves tu cambio de comportamiento?

-No, es mi personalidad.

Pese al atractivo irresistible del di¨¢logo televisivo, aprovecho estos momentos de soledad para observar las fotos que adornan la pared del sal¨®n. Todas est¨¢n perfectamente colocadas y sin una mota de polvo. Hay dos o tres del d¨ªa de la boda de Mar¨ªa y Ram¨®n. En una aparece ella sola, con el vestido de novia, sobre una escalinata que realza la cola del traje; en otra, ella y su marido, los dos de novios y con las caras muy juntas. Veo tambi¨¦n una fotograf¨ªa del ni?o sonriendo, travieso, a la c¨¢mara, y unos cuadros de flores, as¨ª como un espejo marroqu¨ª. En el mueble de la tele hay una Torre Eiffel de cristal que le trajo Miriam, la hija de Mar¨ªa Jos¨¦, cuando estuvo en Disneyland Par¨ªs.

En esto aparece Mar¨ªa por la puerta:

-Venga, que nos tenemos que ir otra vez a por Fernando. Hoy le toca psic¨®logo despu¨¦s del cole. Se lo he dicho a su padre, a ver si puede venir a llevarnos, porque, si no, tenemos que coger el autob¨²s.

-?Est¨¢ muy lejos?

-Muy lejos no, pero hay que coger el autob¨²s.

Entre recoger a Fernando y llevarlo al psic¨®logo (a las psic¨®logas, en realidad, pues son dos mujeres muy j¨®venes) hay que hacer casi una hora de tiempo, as¨ª que Mar¨ªa, su amiga Isabel y yo nos tomamos una infusi¨®n en una cafeter¨ªa que hay dentro del propio centro escolar. Mar¨ªa acaba de hablar con Ram¨®n, su marido, y parece que s¨ª, que viene a recogernos para llevarnos a las psic¨®logas. Fernando me ense?a unos deberes que le han dicho que tiene que repetir en casa. Se trata de una plana de caligraf¨ªa que dice as¨ª: "La providencia es el cuidado amoroso que Dios tiene de todas sus criaturas, en especial del ser humano".

En esto, la providencia ha decidido que empiece a llover, y Mar¨ªa dice:

-Pues seguro que se me ha mojado la ropa. Ayer por la noche la quit¨¦ y la tend¨ª por casa, y esta ma?ana estaba bien. Hoy tengo que hacer lo mismo porque he tendido el ch¨¢ndal del ni?o y ma?ana lo necesita.

Luego habla con Isabel del regalo que tienen pendiente todav¨ªa con uno de sus hijos, ?lvaro, cuyo cumplea?os fue la semana anterior. El ni?o quiere los pu?os de Hulk, que en una jugueter¨ªa que hay al lado del Alcampo cuestan 40 euros, mientras que en una tienda que hay donde Carrefour piden 52 o 56. Se lo van a regalar entre varias.

-Con la comida -a?ade Mar¨ªa refiri¨¦ndose a los precios- pasa lo mismo, unas diferencias incre¨ªbles, as¨ª que tienes que estar mir¨¢ndolo todo.

Al rato lleg¨® Ram¨®n con el coche, que su suegra le hab¨ªa prestado una vez m¨¢s, y nos fuimos a las psic¨®logas, con las que tuvimos una breve reuni¨®n para ponerlas al tanto de los progresos del ni?o. Y no me pidan que les cuente de qu¨¦ se habl¨® porque quien padec¨ªa a esas horas el d¨¦ficit de atenci¨®n era yo. No me cab¨ªa m¨¢s informaci¨®n en la cabeza ni m¨¢s notas en el cuaderno. Recuerdo vagamente que, mientras el ni?o permanec¨ªa con las psic¨®logas, Ram¨®n, Mar¨ªa y yo nos metimos para hacer tiempo en un bar donde hablamos otra vez de la vida. Tambi¨¦n recuerdo que en un momento dado me fij¨¦ en Mar¨ªa Tapia y me pareci¨® que estaba sorprendentemente entera, como si no hubiera pasado por encima de ella una jornada agotadora que, sin embargo, a¨²n no hab¨ªa terminado. Tras recoger al ni?o, me desped¨ª de la familia, pues los ritos que ven¨ªan a continuaci¨®n (el ba?o de Fernando, su cena, la pelea para que se metiera en la cama?) me parec¨ªan demasiado ¨ªntimos.

Tom¨¦ un taxi y, al llegar a casa, ped¨ª al taxista una factura con la idea de carg¨¢rsela al peri¨®dico en concepto de gastos. Al hacerlo record¨¦ las horas gratis que lleva a cabo Mar¨ªa, que llevan a cabo todas las Mar¨ªas del mundo, tambi¨¦n llamadas, no siempre con el debido respeto, marujas. Por la noche, al poner la tele con el objeto de narcotizarme un poco, busqu¨¦ el programa que estar¨ªa viendo Mar¨ªa, y luego resist¨ª heroicamente para ver el principio de Cr¨®nicas sabiendo que ella estar¨ªa haciendo lo mismo, s¨®lo para ver un rato a su adorado e hiperactivo Boris Izaguirre antes de irse a la cama.

Tres o cuatro d¨ªas m¨¢s tarde son¨® mi m¨®vil y era Mar¨ªa Tapia.

-Juanjo, que el lunes operan a Fernando de las anginas.

Ese lunes amaneci¨® lloviendo a mares. Los coches, en la M-40, parec¨ªan barcos. Cuando llegu¨¦ al hospital de Getafe, sobre las diez de la ma?ana, encontr¨¦ en la habitaci¨®n a Ofelia mirando por la ventana. Me dijo que Mar¨ªa hab¨ªa subido para estar con el ni?o y que Ram¨®n hab¨ªa vuelto a casa a por un cuento. Llevaban all¨ª desde la siete de la ma?ana. Al poco regres¨® Ram¨®n con el cuento y con un juguete, pero Mar¨ªa y su hijo tardaron todav¨ªa un rato en bajar. Dedujimos que estaban esperando a que se le pasaran los efectos de la anestesia. Al fin se abri¨® la puerta y apareci¨® Fernando sobre una cama con ruedas. A su lado, Mar¨ªa. El ni?o nos mir¨® como si fu¨¦ramos parte de un sue?o, se dio la vuelta y cerr¨® los ojos. La abuela le acerc¨® una toalla, por si vomitaba. En esto volvi¨® a abrirse la puerta, y aparecieron, solidarias, las madres con las que Mar¨ªa desayunaba habitualmente. La habitaci¨®n estaba llena, as¨ª que decid¨ª darle un beso a Fernando y marcharme con la m¨²sica a otra parte. Al inclinarme sobre ¨¦l abri¨® los ojos y me dijo que el avi¨®n de papel se le hab¨ªa colado por detr¨¢s del mueble del sal¨®n. Le faltaba otro diente.

TINO SORIANO

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo

?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?

Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.

?Por qu¨¦ est¨¢s viendo esto?

Flecha

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.

En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.

Sobre la firma

Juan Jos¨¦ Mill¨¢s
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, adem¨¢s del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PA?S
Recomendaciones EL PA?S
Recomendaciones EL PA?S
_
_
seductrice.net
universo-virtual.com
buytrendz.net
thisforall.net
benchpressgains.com
qthzb.com
mindhunter9.com
dwjqp1.com
secure-signup.net
ahaayy.com
tressesindia.com
puresybian.com
krpano-chs.com
cre8workshop.com
hdkino.org
peixun021.com
qz786.com
utahperformingartscenter.org
worldqrmconference.com
shangyuwh.com
eejssdfsdfdfjsd.com
playminecraftfreeonline.com
trekvietnamtour.com
your-business-articles.com
essaywritingservice10.com
hindusamaaj.com
joggingvideo.com
wandercoups.com
wormblaster.net
tongchengchuyange0004.com
internetknowing.com
breachurch.com
peachesnginburlesque.com
dataarchitectoo.com
clientfunnelformula.com
30pps.com
cherylroll.com
ks2252.com
prowp.net
webmanicura.com
sofietsshotel.com
facetorch.com
nylawyerreview.com
apapromotions.com
shareparelli.com
goeaglepointe.com
thegreenmanpubphuket.com
karotorossian.com
publicsensor.com
taiwandefence.com
epcsur.com
mfhoudan.com
southstills.com
tvtv98.com
thewellington-hotel.com
bccaipiao.com
colectoresindustrialesgs.com
shenanddcg.com
capriartfilmfestival.com
replicabreitlingsale.com
thaiamarinnewtoncorner.com
gkmcww.com
mbnkbj.com
andrewbrennandesign.com
cod54.com
luobinzhang.com
faithfirst.net
zjyc28.com
tongchengjinyeyouyue0004.com
nhuan6.com
kftz5k.com
oldgardensflowers.com
lightupthefloor.com
bahamamamas-stjohns.com
ly2818.com
905onthebay.com
fonemenu.com
notanothermovie.com
ukrainehighclassescort.com
meincmagazine.com
av-5858.com
yallerdawg.com
donkeythemovie.com
corporatehospitalitygroup.com
boboyy88.com
miteinander-lernen.com
dannayconsulting.com
officialtomsshoesoutletstore.com
forsale-amoxil-amoxicillin.net
generictadalafil-canada.net
guitarlessonseastlondon.com
lesliesrestaurants.com
mattyno9.com
nri-homeloans.com
rtgvisas-qatar.com
salbutamolventolinonline.net
sportsinjuries.info
wedsna.com
rgkntk.com
bkkmarketplace.com
zxqcwx.com
breakupprogram.com
boxcardc.com
unblockyoutubeindonesia.com
fabulousbookmark.com
beat-the.com
guatemala-sailfishing-vacations-charters.com
magie-marketing.com
kingstonliteracy.com
guitaraffinity.com
eurelookinggoodapparel.com
howtolosecheekfat.net
marioncma.org
oliviadavismusic.com
shantelcampbellrealestate.com
shopleborn13.com
topindiafree.com
v-visitors.net
djjky.com
053hh.com
originbluei.com
baucishotel.com
33kkn.com
intrinsiqresearch.com
mariaescort-kiev.com
mymaguk.com
sponsored4u.com
crimsonclass.com
bataillenavale.com
searchtile.com
ze-stribrnych-struh.com
zenithalhype.com
modalpkv.com
bouisset-lafforgue.com
useupload.com
37r.net
autoankauf-muenster.com
bantinbongda.net
bilgius.com
brabustermagazine.com
indigrow.org
miicrosofts.net
mysmiletravel.com
selinasims.com
spellcubesapp.com
usa-faction.com
hypoallergenicdogsnames.com
dailyupdatez.com
foodphotographyreviews.com
cricutcom-setup.com
chprowebdesign.com
katyrealty-kanepa.com
tasramar.com
bilgipinari.org
four-am.com
indiarepublicday.com
inquick-enbooks.com
iracmpi.com
kakaschoenen.com
lsm99flash.com
nana1255.com
ngen-niagara.com
technwzs.com
virtualonlinecasino1345.com
wallpapertop.net
casino-natali.com
iprofit-internet.com
denochemexicana.com
eventhalfkg.com
medcon-taiwan.com
life-himawari.com
myriamshomes.com
nightmarevue.com
healthandfitnesslives.com
androidnews-jp.com
allstarsru.com
bestofthebuckeyestate.com
bestofthefirststate.com
bestwireless7.com
britsmile.com
declarationintermittent.com
findhereall.com
jingyou888.com
lsm99deal.com
lsm99galaxy.com
moozatech.com
nuagh.com
patliyo.com
philomenamagikz.net
rckouba.net
saturnunipessoallda.com
tallahasseefrolics.com
thematurehardcore.net
totalenvironment-inthatquietearth.com
velislavakaymakanova.com
vermontenergetic.com
kakakpintar.com
jerusalemdispatch.com
begorgeouslady.com
1800birks4u.com
2wheelstogo.com
6strip4you.com
bigdata-world.net
emailandco.net
gacapal.com
jharpost.com
krishnaastro.com
lsm99credit.com
mascalzonicampani.com
sitemapxml.org
thecityslums.net
topagh.com
flairnetwebdesign.com
rajasthancarservices.com
bangkaeair.com
beneventocoupon.com
noternet.org
oqtive.com
smilebrightrx.com
decollage-etiquette.com
1millionbestdownloads.com
7658.info
bidbass.com
devlopworldtech.com
digitalmarketingrajkot.com
fluginfo.net
naqlafshk.com
passion-decouverte.com
playsirius.com
spacceleratorintl.com
stikyballs.com
top10way.com
yokidsyogurt.com
zszyhl.com
16firthcrescent.com
abogadolaboralistamd.com
apk2wap.com
aromacremeria.com
banparacard.com
bosmanraws.com
businessproviderblog.com
caltonosa.com
calvaryrevivalchurch.org
chastenedsoulwithabrokenheart.com
cheminotsgardcevennes.com
cooksspot.com
cqxzpt.com
deesywig.com
deltacartoonmaps.com
despixelsetdeshommes.com
duocoracaobrasileiro.com
fareshopbd.com
goodpainspills.com
hemendekor.com
kobisitecdn.com
makaigoods.com
mgs1454.com
piccadillyresidences.com
radiolaondafresca.com
rubendorf.com
searchengineimprov.com
sellmyhrvahome.com
shugahouseessentials.com
sonihullquad.com
subtractkilos.com
valeriekelmansky.com
vipasdigitalmarketing.com
voolivrerj.com
worldhealthstory.com
zeelonggroup.com
1015southrockhill.com
10x10b.com
111-online-casinos.com
191cb.com
3665arpentunitd.com
aitesonics.com
bag-shokunin.com
brightotech.com
communication-digitale-services.com
covoakland.org
dariaprimapack.com
freefortniteaccountss.com
gatebizglobal.com
global1entertainmentnews.com
greatytene.com
hiroshiwakita.com
iktodaypk.com
jahatsakong.com
meadowbrookgolfgroup.com
newsbharati.net
platinumstudiosdesign.com
slotxogamesplay.com
strikestaruk.com
techguroh.com
trucosdefortnite.com
ufabetrune.com
weddedtowhitmore.com
12940brycecanyonunitb.com
1311dietrichoaks.com
2monarchtraceunit303.com
601legendhill.com
850elaine.com
adieusolasomade.com
andora-ke.com
bestslotxogames.com
cannagomcallen.com
endlesslyhot.com
iestpjva.com
ouqprint.com
pwmaplefest.com
qtylmr.com
rb88betting.com
buscadogues.com
1007macfm.com
born-wild.com
growthinvests.com
promocode-casino.com
proyectogalgoargentina.com
wbthompson-art.com
whitemountainwheels.com
7thavehvl.com
developmethis.com
funkydogbowties.com
travelodgegrandjunction.com
gao-town.com
globalmarketsuite.com
blogshippo.com
hdbka.com
proboards67.com
outletonline-michaelkors.com
kalkis-research.com
thuthuatit.net
buckcash.com
hollistercanada.com
docterror.com
asadart.com
vmayke.org
erwincomputers.com
dirimart.org
okkii.com
loteriasdecehegin.com
mountanalog.com
healingtaobritain.com
ttxmonitor.com
nwordpress.com
11bolabonanza.com