La ?pera de Cagliari intenta sobrevivir con un programa en el que destaca el 'Edipo' de Enescu
El Teatro L¨ªrico de Cagliari, una rareza oper¨ªstica italiana, inicia este a?o un ¨²ltimo esfuerzo por la supervivencia. Despu¨¦s de a?os de gesti¨®n m¨¢s o menos irregular y con una deuda acumulada superior a los 12 millones de euros, la instituci¨®n sarda ha optado por acentuar la heterodoxia de su programaci¨®n. El s¨ªmbolo de la nueva ¨¦poca es la ¨®pera Oedipe (Edipo) del rumano George Enescu, estrenada el s¨¢bado como apertura de la temporada. Oedipe, la obra maestra de un autor maldito por su extremo conservadurismo, nunca hab¨ªa sido representada en Italia. La acogida del p¨²blico fue muy calurosa.
La l¨ªrica tiene ra¨ªces profundas en Cerde?a. El teatro de Cagliari cuenta con 11.000 abonados, bastantes m¨¢s de los 7.000 del club de f¨²tbol local, que compite en Primera Divisi¨®n y desata pasiones. El problema consiste en adecuar la oferta a las limitaciones de una instituci¨®n alejada del principal circuito publicitario (Scala de Mil¨¢n, Fenice de Venecia y San Carlo de N¨¢poles) y aquejada de un mal cong¨¦nito: su modern¨ªsimo teatro, construido con fondos europeos a partir de 1991, dotado de una excelente ac¨²stica y de asientos c¨®modos, con algunas dependencias a¨²n por terminar, es feo. Y eso constituye un pecado en un negocio parcialmente basado en la imagen.
"Insistiremos en ofrecer la m¨¢xima calidad y en presentar piezas poco conocidas; este a?o el presupuesto resulta m¨¢s o menos equilibrado y el resto depende de las instituciones p¨²blicas, las ¨²nicas que pueden cubrir la deuda hist¨®rica", explica el nuevo superintendente, Maurizio Pietrantonio, que une a la condici¨®n de gestor la de violinista profesional.
La Oedipe de Enescu no es una obra desconocida para el p¨²blico espa?ol, ya que se represent¨® hace unos a?os en el Liceo de Barcelona, pero mantiene la calidad de rareza. Su autor, George Enescu (1881-1955), la estren¨® con gran ¨¦xito en Par¨ªs en 1936 y fue durante una ¨¦poca uno de los m¨²sicos m¨¢s considerados del continente. Como violinista, fue maestro de Yehudi Menuhin, y como compositor fue considerado una gloria nacional rumana. Sus ideas mon¨¢rquicas y ultraconservadoras, lim¨ªtrofes con el fascismo, le hicieron caer, sin embargo, en un relativo olvido tras la Segunda Guerra Mundial.
Oedipe, con un libreto firmado por el poeta Edmond Fleg, m¨¢s filofascista incluso que Enescu, constituye una versi¨®n cat¨®lica del mito griego. El protagonista, despu¨¦s de cumplir con su c¨¦lebre e involuntario destino (asesina a su padre, procrea con su madre y se arranca los ojos al descubrirlo), no culmina su existencia veng¨¢ndose de los tebanos y entreg¨¢ndose a los dioses, sino que descubre "la verdad" en los a?os de dolor y soledad y, redimido, rechaza los honores del trono que Tebas quiere devolverle y asciende hacia la luz.
La versi¨®n del brit¨¢nico Graham Vick, que sit¨²a la acci¨®n en un contexto atemporal pero relacionado con los a?os treinta, se apoya en un reparto de "especialistas" rumanos y en una excelente escenograf¨ªa de Tim Northam.
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