"El p¨²blico de la m¨²sica cl¨¢sica es cada d¨ªa m¨¢s homog¨¦neo"
Las manos de Joaqu¨ªn Ach¨²carro (Bilbao, 1932) no son estilizadas y con dedos largos y finos, lo que comunmente se conoce como manos de pianista, sino fuertes y robustas. Sin embargo, esas manos arrancan a las teclas de un piano toda la belleza de los compositores cl¨¢sicos. "Es falso que los pianistas tengamos las manos finas. Hay que desterrar esa idea. Necesitamos mucha fuerza para tocar", afirma un hombre que ha colaborado con m¨¢s de 200 orquestas y m¨¢s de 330 directores en su dilatada carrera como pianista. Hoy y ma?ana act¨²a en el Palacio Euskalduna (20.00).
Pregunta. Toda una vida dedicada a la m¨²sica y al piano.
Respuesta. M¨¢s o menos. Yo acab¨¦ el bachiller y no empec¨¦ a estudiar piano en serio hasta despu¨¦s, con 17 a?os.
"La m¨²sica ambiental es algo que me molesta porque no puedo dejar de escucharla. Parte del o¨ªdo se me va detr¨¢s de esas notas"
"La competencia hoy en d¨ªa es feroz. Lo que hay de j¨®venes talentos es impresionante. Y tienen un gran sentido de competitividad"
P. ?Y no ha echado de menos otras cosas?
R. S¨ª, me habr¨ªa gustado hacer montones de cosas, como pilotar un avi¨®n, bucear, explorar, realizar investigaciones cient¨ªficas... Pero hay que elegir, porque no da para todo. Al principio, con una inocencia incre¨ªble, pens¨¦ que pod¨ªa hacer la carrera de f¨ªsicas al tiempo que la de piano. Pero fue imposible. Y gan¨® lo que yo ten¨ªa dentro, el piano.
P. ?Qu¨¦ futuro ten¨ªa?
R. Fue como dar un salto en el vac¨ªo.
P. Espa?a era un pa¨ªs muy atrasado.
R. Ya lo dej¨® claro Federico Sope?a cuando le preguntaron qu¨¦ salidas ten¨ªa un m¨²sico en Espa?a y contest¨®: tres, por tierra, mar y aire. Est¨¢bamos a a?os luz de Europa. Y no s¨®lo eso, el hecho f¨ªsico de ir a estudiar a otro sitio era complicad¨ªsimo. Cuando yo iba a los cursos de Italia, a Siena, ya en los a?os cincuenta, hab¨ªa que tener un visado del Consulado italiano y otro del franc¨¦s para poder pasar por tren por Francia.
P. La m¨²sica ha sido su profesi¨®n, pero tambi¨¦n su pasi¨®n.
R. Sin duda. La m¨²sica es un mundo. Est¨¢s en mitad de un torbellino del que formas parte.
P. Usted ha vivido ¨¦pocas distintas de la historia de Espa?a sentado al piano. ?Nota que el p¨²blico aprecia mejor la m¨²sica?
R. S¨ª. En 1946, cuando se me meti¨® el gusanillo dentro y dije quiero ser pianista, las radios hac¨ªan unos est¨¢ticos para o¨ªr m¨²sica en los que no hab¨ªa forma de saber si estaban echando la Quinta de Beethoven o La parrala o Espa?a ca?¨ª. Ahora la oferta de versiones de un mismo concierto en discos es inmensa, y lo que se emite en radios, y la cantidad de conciertos que hay. Entonces para o¨ªr m¨²sica hab¨ªa que hacerla uno mismo y s¨®lo de vez en cuando se pod¨ªa conseguir un disco.
P. ?Una amplia oferta hace que el p¨²blico sepa m¨¢s?
R. Claro. Es imposible escapar de la m¨²sica: entras en un resturante y escuchas m¨²sica, entras en un avi¨®n y te ponen m¨²sica...
P. Un tipo de m¨²sica que a usted no le gusta.
R. La m¨²sica ambiental me molesta porque no puedo dejar de escucharla. Parte del o¨ªdo se me va detr¨¢s.
P. ?Y la m¨²sica moderna?
R. Los decibelios me molestan. Recuerdo haber acudido a uno de esos conciertos y me tuve que poner unos tapones en los o¨ªdos para sobrevivir.
P. Usted es un enamorado de los compositores cl¨¢sicos.
R. Enamorado y metido de hoz y coz, ¨¦sa es mi vida.
P. ?Y cu¨¢l es su relaci¨®n con la m¨²sica contempor¨¢nea?
R. Me parece interesante y, en muchos sentidos, reacciono instintivamente.
P. Para el p¨²blico es m¨¢s dif¨ªcil.
R. A todo se va aconstumbrando el p¨²blico. A Wagner lo pusieron de vuelta y media cuando estren¨® su m¨²sica, al mismo Beethoven, al mismo Mozart y no digamos a los impresionistas franceses.
P. Pero los grandes cl¨¢sicos son los m¨¢s demandados.
R. Con las grandes obras maestras pasa que cuanto m¨¢s las conoces, m¨¢s cosas descubres, m¨¢s asombran y m¨¢s maravillan.
P. ?Cu¨¢ntas maneras hay de tocar una misma obra?
R. Infinitas.
P. ?El piano es el instrumento que manda en una orquesta?
R. Cuando el piano forma parte de una orquesta es m¨¢s bien como de relleno. Cuando el concierto es solista, s¨ª, claro.
P. ?Qu¨¦ es el piano?
R. Un ser vivo.
P. Usted posee casas en distintos lugares del mundo, ?d¨®nde est¨¢ su hogar?
R. En Leioa. De donde nunca me he ido. Aunque sea por un d¨ªa, entre concierto y concierto, paso por mi casa.
P. Pero reside en Dallas (Estados Unidos) porque da clases en su universidad.
R. S¨ª, llevo un tiempo en EE UU y antes viv¨ª en Londres.
P. Ha viajado por el mundo y recorrido m¨¢s de 58 pa¨ªses.
R. He volado tres millones de millas con American Airlines. Ya tengo tarjeta platino y no s¨¦ cuantas cosas m¨¢s.
P. ?Haber viajado tanto le influye a la hora de interpretar?
R. Supongo que s¨ª, que el haber conocido muchas culturas, haber estado en tantos sitios, visto a gente con diferentes maneras de entender la vida, de una manera inconsciente me influye.
P. ?Son muy distintos los p¨²blicos en el mundo?
R. No. El p¨²blico de la m¨²sica cl¨¢sica es cada d¨ªa m¨¢s homog¨¦neo. La facilidad de informaci¨®n hace que todo el mundo conozca los discos de Rubinstein, las grabaciones de Zubin Mehta. El mundo se ha encogido.
P. ?Piensa en c¨®mo podr¨ªa evolucionar su carrera si hubiera nacido en los noventa?
R. La competencia hoy d¨ªa es feroz. Lo que hay de j¨®venes talentos es impresionante. Y el sentido de competitividad.
P. ?Qu¨¦ le queda por tocar?
R. Muchas cosas. El repertorio es infinito. Y una misma obra cada vez que la toco es distinta. La que m¨¢s veces he tocado en mi vida ha sido Noche en los jardines de Espa?a, de Falla, y despu¨¦s la Rapsodia sobre un tema de Paganini, de Rachmaninov. Cada vez que las interpreto tengo que empezar de nuevo.
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