El m¨¦todo hom¨®nimo
El PP EST? ATADO por el m¨¦todo hom¨®nimo que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar entroniz¨® en su partido. Es un m¨¦todo de an¨¢lisis pol¨ªtico que consiste en dar el mismo nombre a cosas distintas; en subrayar la coincidencia m¨¢s aparatosa entre dos fen¨®menos (si no existe, se inventa) y minimizar las diferencias relevantes. Es un m¨¦todo de simplificaci¨®n que tiene como objetivo presentar como iguales cosas diferentes. Lo que permite repetir los mismos argumentos ante multitud de situaciones. Tiene, por tanto, la potencia de lo simple y la fuerza del pensamiento que se forja desde el primer momento como consigna. Y tiene la virtud de que se comunica muy f¨¢cilmente, en una sociedad medi¨¢tica en la que todo lo complejo se desvanece en el aire. El problema es que a veces se da el efecto no deseado de que la gente no lo percibe como consigna, sino como enga?o.
Al m¨¦todo hom¨®nimo corresponden algunas conocidas aportaciones al an¨¢lisis pol¨ªtico reciente. Recordemos tres de ellas: todos los terrorismos son iguales; todos los nacionalismos -menos el suyo, por supuesto- son lo mismo; todos los procesos de reforma estatutaria y constitucional son id¨¦nticos porque persiguen un solo fin: la destrucci¨®n del Estado. De estos tres principios ha vivido -y a veces malvivido- el PP en los ¨²ltimos a?os. Y no parece que la amarga experiencia de 2004 sirva de lecci¨®n. Habr¨¢ que ver qu¨¦ importancia adquiere con el tiempo el t¨ªmido, pero contundente, desmarque de Josep Piqu¨¦, que ha puesto el m¨¦todo hom¨®nimo patas arriba al decir que la afirmaci¨®n de Mayor Oreja de que el modelo vasco y el modelo catal¨¢n son lo mismo (y ambos est¨¢n dirigidos por ETA) "es un error pol¨ªtico, porque no hay comparaci¨®n posible".
La econom¨ªa de ideas es un valor en pol¨ªtica: pocas, claras y rotundas. Tiene ventajas: es muy f¨¢cil de vender. Sirva como ejemplo la posici¨®n del PP frente al plan Ibarretxe: "No, no y no, y si es necesario mandamos a la Guardia Civil". Todo el mundo lo entiende. Pero tiene tambi¨¦n sus inconvenientes. El PP lo experiment¨® cuando la guerra de Irak, donde la simplificaci¨®n seg¨²n la cual el r¨¦gimen de Sadam Husein y Al Qaeda eran lo mismo fue rotundamente desmentida por la realidad. Y lo experiment¨® el 11-M, donde el principio de que todos los terrorismos son iguales le condujo a una cadena de torpezas que pag¨® caras.
El empe?o en que todos los nacionalismos son iguales, en que el PNV y ETA finalmente son lo mismo -porque discrepan en los m¨¦todos, pero no en los fines, como si esta diferencia fuera irrelevante- o en que el proceso vasco y el catal¨¢n forman parte del mismo plan de desmembrar Espa?a, aparte de ser una interpretaci¨®n err¨®nea de la realidad -que no es la mejor base sobre la que elaborar una pol¨ªtica-, empieza a cronificar efectos negativos para el propio PP. El m¨¦todo hom¨®nimo es un m¨¦todo que favorece la tensi¨®n (y, en este sentido, es sim¨¦trico del m¨¦todo de algunos de sus adversarios, por ejemplo, del PNV). Pero la tensi¨®n no es siempre ganadora y, en cambio, tiene serios efectos divisores, es decir, desvertebradores de la sociedad. Al PP pudo servirle para alzar la Espa?a de derechas contra el PSOE despu¨¦s de su larga traves¨ªa del desierto. Pero, como se vio en las elecciones de marzo, ha tenido un efecto que los populares no deber¨ªan minimizar: ha amenazado su condici¨®n de partido nacional, que tanto enfatizan.
En los pr¨®ximos meses veremos si al PP le resulta rentable el papel de macho; si la respuesta que sus dirigentes presentan como de la firmeza frente a la presunta debilidad del PSOE cala en el electorado. Pero hay algo sobre lo que el PP deber¨ªa meditar: el m¨¦todo hom¨®nimo ha llevado a m¨ªnimos el peso de los populares en Catalu?a, y lo est¨¢ menguando en el Pa¨ªs Vasco. La vieja idea de Fraga de que la vertebraci¨®n de Espa?a se sustenta sobre el PP y el PSOE, en tanto que ¨²nicas estructuras pol¨ªticas de s¨®lida implantaci¨®n en todo el Estado, puede estar en entredicho. El PP, como partido que aspira a gobernar Espa?a, ?puede permitirse el lujo de renunciar a tener peso en Catalu?a y Euskadi? ?O hay que entender que ha iniciado un repliegue estrat¨¦gico sobre el resto del territorio dando raz¨®n a los nacionalismos perif¨¦ricos?
El problema es que el m¨¦todo hom¨®nimo es estructural (para el PP como para algunos de sus adversarios) porque responde a una concepci¨®n de la pol¨ªtica entendida como confrontaci¨®n entre el amigo y enemigo. Y de ah¨ª no se bajan. Es su visi¨®n del mundo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.