Bush II: la nueva revoluci¨®n conservadora
Si todo ocurre como est¨¢ previsto, el pr¨®ximo jueves, en el Capitolio, a las doce de la ma?ana, George W. Bush pondr¨¢ su mano izquierda sobre la Biblia y alzar¨¢ la derecha mientras jura "ejercer fielmente el cargo de presidente y preservar, proteger y defender la Constituci¨®n". Es una ceremonia fundamental que los 43 presidentes estadounidenses han protagonizado ya en 54 ocasiones. La n¨²mero 55 se caracterizar¨¢ por un espectacular despliegue de seguridad, como nunca antes, porque es la primera toma de posesi¨®n presidencial tras los atentados del 11 de septiembre. Pero eso es s¨®lo el envoltorio: lo importante es que el segundo mandato de Bush se orienta hacia el lanzamiento de reformas con vocaci¨®n de alterar de manera radical amplios sectores del entramado social y econ¨®mico de Estados Unidos.
Danielle Pletka: "Europa est¨¢ a¨²n atrapada en su ensimismamiento, y eso complica las cosas, pero, dicho esto, creo que las relaciones van a mejorar"
T. Mann: "El segundo mandato de Bush va a estar definido por Irak, la situaci¨®n en el Gran Oriente Medio y la reforma del sistema de jubilaci¨®n"
Bush llega a este disparo de salida de sus otros cuatro a?os en la Casa Blanca despu¨¦s de haber ganado unas elecciones en las que logr¨® 10 millones de votos m¨¢s de los que obtuvo en 2000. A pesar de las incertidumbres que causan entre los estadounidenses la aventura iraqu¨ª y la explosi¨®n del d¨¦ficit presupuestario, Bush -que tiene la habilidad de presentarse como el hombre adecuado para resolver las crisis, aunque algunas las haya creado ¨¦l- le gan¨® al dem¨®crata John Kerry porque apost¨® sobre la base de que los norteamericanos nunca han cambiado de presidente en tiempos de guerra.
Capital pol¨ªtico
Ahora, con el capital pol¨ªtico ganado -para utilizar los t¨¦rminos que Bush emple¨®- y con la inmediata promesa de invertirlo que hizo horas despu¨¦s de confirmarse su victoria, ese esp¨ªritu se mantiene, fuera y dentro de Estados Unidos. "El segundo mandato de Bush va a estar definido por Irak y la situaci¨®n en el Gran Oriente Medio, por un lado, y la reforma del sistema de jubilaci¨®n por el otro", dice Thomas Mann, especialista en pol¨ªtica y Gobierno de la Brookings Institution.
Con su nuevo Gobierno -de los once hombres y cuatro mujeres, seis repiten y nueve cambian; hay dos negros, dos hispanos y dos asi¨¢ticos-, Bush se propone sacar adelante las reformas en el sistema de pensiones, en la fiscalidad y en las indemnizaciones por da?os y perjuicios echando mano de la misma f¨®rmula que funcion¨® bien en el primer mandato, la de las crisis urgentes. Adem¨¢s de hacer las reformas bajo la bandera de que EE UU sea cada vez m¨¢s una sociedad de propietarios, el presidente menciona con frecuencia su objetivo de que el pa¨ªs avance hacia la "cultura de la vida". Ambas afirmaciones anticipan importantes batallas por la hegemon¨ªa pol¨ªtica y cultural del pa¨ªs. Mann confirma que el plan de reformas encubre un objetivo pol¨ªtico de largo alcance: "Bush y Rove [asesor pol¨ªtico del presidente] creen que conseguir arrancar fondos privados del sistema de pensiones ser¨ªa un paso decisivo para pasar de unas garant¨ªas sociales p¨²blicas a los planes privados de pensiones y de seguros m¨¦dicos. En su opini¨®n, esto debilitar¨ªa los v¨ªnculos sociales del Partido Dem¨®crata y reforzar¨ªa los del Partido Republicano, sentando las bases pol¨ªticas de una mayor¨ªa republicana duradera".
Para completar, es posible que en el Tribunal Supremo, donde no ha habido cambios desde hace m¨¢s de diez a?os, se produzca la baja de su presidente, William Rehnquist, de 80 a?os y con c¨¢ncer de garganta. De otros dos magistrados se dice que est¨¢n pensando en retirarse, con lo que el actual equilibrio -tres conservadores, tres moderados, tres liberales- puede estar en su fase final. Bush no podr¨¢ evitar la tentaci¨®n de nombrar jueces que desempe?en un papel en las batallas sociales y culturales del futuro, entre ellas, quiz¨¢, el cuestionamiento del derecho constitucional al aborto.
En este escenario, el presidente va a verse apoyado por un Gobierno sin disidentes y por un dominio en el Congreso casi absoluto. "Tengo todo el poder que necesito", dijo Bush a la revista Time en diciembre, cuando le eligi¨® persona del a?o. Y esto ocurre con los dem¨®cratas enfrascados en la b¨²squeda de la br¨²jula, con una primera pelea, dentro de tres semanas, para elegir al presidente del partido. Solamente la prensa, escarmentada por la paralizaci¨®n sufrida despu¨¦s del 11-S, cuestiona las decisiones de la Casa Blanca. Como escribe Joe Klein en Time, "todo Washington parece enterrado estos d¨ªas bajo un edred¨®n de plumas de complacencia. Los republicanos est¨¢n sobrados, los dem¨®cratas est¨¢n desconsolados".
Malestar en sordina
Entre los republicanos hay malestar, pero en sordina. Las inquietudes que despiertan ciertas reformas -la de las pensiones y, si va adelante, la de inmigraci¨®n- y la incomodidad que causa entre los conservadores fiscalmente prudentes el exagerado d¨¦ficit o el proyecto de consolidar los recortes de impuestos no van a frenar los grandes proyectos de Bush, que tiene todo el poder que necesita, como ¨¦l mismo recuerda, y que est¨¢ arropado por poderosos intereses econ¨®micos y por una eficaz trama pol¨ªtica que le considera un hombre providencial y revolucionario. "S¨ª, absolutamente, es un presidente revolucionario y radical, es un hombre que no acepta el pensamiento convencional, que est¨¢ dispuesto a luchar para triunfar, y creo que eso es estupendo", dice Danielle Pletka, una de las vicepresidentas del American Enterprise Institute (AEI) que representa bien a esos republicanos sobrados a los que se refer¨ªa Klein. "Bush ser¨¢ contemplado por la historia como un gran presidente que garantiz¨® el principio de una era de reformas y liberalizaci¨®n", a?ade Pletka, convencida de que los planes de la Casa Blanca no encontrar¨¢n obst¨¢culos insalvables: "Habr¨¢ muchas dificultades sobre diversos asuntos, y se ir¨¢n resolviendo. Los cambios ocurren lentamente: hay que intentarlo varias veces antes de tener ¨¦xito, y no tengo ninguna duda de que al final de sus ocho a?os, Bush dejar¨¢ un enorme legado".
Mann est¨¢ mucho menos seguro de que la Casa Blanca avanzar¨¢ por una placentera autopista. El presidente, dice, se encontrar¨¢ "con diversos e importantes obst¨¢culos. El sistema de pensiones es muy popular y su actual desequilibrio es f¨¢cilmente remediable. Los fondos privados tienen un peso relativamente escaso a la hora de abordar el problema, excepto como una tapadera de mayores reducciones en los beneficios. Los dem¨®cratas se unir¨¢n contra el plan y la propuesta podr¨ªa acabar corriendo la misma suerte que la reforma sanitaria de Clinton".
En cuanto a la pol¨ªtica exterior, Bush ya ha dado se?ales de que ser¨¢ m¨¢s pragm¨¢tica, pero no por vocaci¨®n, sino por inter¨¦s. En su viaje a Canad¨¢, hace cinco semanas, lo expuso con claridad: "Am¨¦rica siempre prefiere actuar con sus aliados", dijo, pero matiz¨® despu¨¦s que el multilateralismo debe tener como objetivo "la seguridad colectiva, no el mantener un debate interminable". Bush a?adi¨® que la ONU y los dem¨¢s organismos internacionales deben ser "m¨¢s relevantes y eficaces a la hora de afrontar las amenazas de nuestra era".
La cooperaci¨®n en el exterior tendr¨¢ a corto plazo el problema de Irak, en donde es dif¨ªcil que mejore la situaci¨®n incluso con elecciones, aunque hay otros campos -Oriente Pr¨®ximo e Ir¨¢n- de mejor entendimiento. Las rivalidades que estallaron a causa de la guerra podr¨ªan suavizarse: tanto el franc¨¦s Jacques Chirac como el alem¨¢n Gerhard Schr?der, hechos ya a la idea de que tendr¨¢n que seguir lidiando con Bush, se entrevistar¨¢n con ¨¦l en Washington y Berl¨ªn, y el presidente estar¨¢ en Europa dentro de cinco semanas. En un encuentro con periodistas en Washington el pasado martes, Arlette Conzemius, embajadora de Luxemburgo -presidencia semestral de la Uni¨®n Europea- se?al¨® que Bush "ha emitido se?ales positivas sobre su voluntad de trabajar con los europeos y viajar¨¢ a Bruselas para reunirse con la OTAN, pero tambi¨¦n para visitar por vez primera las instituciones comunitarias. Es una buena noticia", dijo la diplom¨¢tica, que a?adi¨®: "Deber¨ªamos dejar de subrayar nuestras diferencias y avanzar sobre lo positivo. Ucrania ha demostrado el ¨¦xito que podemos tener cuando cooperamos y deber¨ªa animar a la UE y a EE UU a trabajar m¨¢s estrechamente en las crisis. Necesitamos renovar las bases, la calidad y la dimensi¨®n de nuestras relaciones pol¨ªticas".
Pragmatismo con los aliados
Danielle Pletka cree tambi¨¦n que habr¨¢ m¨¢s pragmatismo y que las relaciones con los aliados mejorar¨¢n, "aunque no creo que vaya a mejorar su pol¨ªtica de cooperaci¨®n. Europa est¨¢ a¨²n atrapada en su ensimismamiento, y eso complica las cosas, pero, dicho esto, creo que las relaciones van a mejorar". A la vicepresidenta del AEI no le preocupa el deterioro de la imagen de EE UU en el mundo. "La gente pensar¨¢ de nosotros lo que quiera, independientemente de lo que hagamos, y nosotros tendremos que hacer lo que sea m¨¢s adecuado. Hacer las cosas bien no tiene nada que ver con la popularidad, tiene que ver con hacerlas bien, incluso aunque eso suponga impopularidad".
Condoleezza Rice, la secretaria de Estado, y su n¨²mero dos, el reci¨¦n nombrado Robert Zoellick, se encargar¨¢n de materializar el nuevo enfoque. Con Zoellick, hasta ahora representante de comercio exterior y un pragm¨¢tico duro, triunfa la opci¨®n realista frente a la neoconservadora que quer¨ªa colocar a John Bolton, subsecretario para control de armas. Bolton, apadrinado por el vicepresidente Cheney, dimiti¨® al conocer el nombramiento de Zoellick, prueba de que Rice tiene todo el apoyo del presidente. Es pronto para saber si esto es el principio del fin de la hegemon¨ªa neoconservadora en el Gobierno, porque en Defensa sigue el criticado Donald Rumsfeld y, sobre todo, su n¨²mero dos, Paul Wolfowitz, y el subsecretario Douglas Feith. Seg¨²n Clifford Kupchan, vicepresidente del Nixon Center, "la corriente neoconservadora se ha debilitado notablemente por los problemas en Irak. Yo no me atrever¨ªa a decir que es una fuerza agotada, pero creo que se ha debilitado mucho, tanto en cuesti¨®n de imagen como de eficacia de sus pol¨ªticas".
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