Un etarra condenado a 35 a?os sale en libertad tras pasar 17 en prisi¨®n
Pedro Aira asesin¨® en 1980 a un taxista e intent¨® matar a dos guardias civiles
El etarra Pedro Aira Alonso, Kinito, sali¨® ayer en libertad de la prisi¨®n asturiana de Villabona tras cumplir 17 a?os y cuatro meses de condena y beneficiarse de m¨¢s de 12 a?os de redenci¨®n, seg¨²n informaron a Efe fuentes de Instituciones Penitenciarias.
Aria Alonso abandon¨® el centro penitenciario sobre las 10 y media de la ma?ana. A la salida le estaba esperando un grupo de gente compuesto de amigos y familiares que se desplaz¨® a Villabona en un autob¨²s.
El etarra fue condenado a 35 a?os de c¨¢rcel por dos delitos: el asesinato, en 1980, en Oiartzun (Guip¨²zcoa), de un taxista al que la banda terrorista ETA consideraba colaborador de la polic¨ªa y la Guardia Civil, y el intento de asesinar a unos guardias civiles, en diciembre de 1979, en Urnieta (Guip¨²zcoa).
Tras cumplir 17 a?os y cuatro meses, la Audiencia Nacional ha aprobado "el licenciamiento definitivo" para este etarra tras recibir el informe del fiscal, en el que no se opon¨ªa a la medida.
La excarcelaci¨®n de Aira Alonso se produce s¨®lo pocos d¨ªas despu¨¦s de que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, impidiera, mediante la imputaci¨®n de nuevos delitos, que el etarra Jos¨¦ Ignacio de Juana Chaos, acusado de cometer 25 asesinatos, quedara en libertad en febrero tras cumplir 18 a?os de prisi¨®n de los 3.000 a que fue condenado.
Tanto De Juana Chaos como Aira Alonso fueron juzgados mediante el C¨®digo Penal de 1973, en el que se estipulaba -adem¨¢s de que la estancia m¨¢xima en prisi¨®n ser¨ªa de 30 a?os- que los presos podr¨ªan redimir un d¨ªa de pena por cada dos de trabajo en la prisi¨®n. Estos beneficios fueron anulados al aprobarse el C¨®digo Penal de 1995.
El presidente de la Asociaci¨®n V¨ªctimas del Terrorismo (AVT), Francisco Jos¨¦ Alcaraz, calific¨® ayer la excarcelaci¨®n de Aira Alonso de "barbaridad". En declaraciones a Efe, Alcaraz a?adi¨®: "Para nosotros es una barbaridad, y para la sociedad es una amenaza que un asesino convicto que no tenga arrepentimiento, que no haya pedido perd¨®n a las v¨ªctimas y que no tenga voluntad de integrarse pueda estar libre en la calle". "Como v¨ªctimas, no s¨®lo sentimos miedo", a?adi¨®, "sino tambi¨¦n humillaci¨®n".
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