La novela negra europea tiende puentes entre el c¨¢lido Mediterr¨¢neo y el fr¨ªo Norte
"Contamos nuestro tiempo", afirman el griego Petros M¨¢rkaris y el noruego K. O. Dahl
Sus novelas son muy diferentes y ellos no se conocen, pero el escritor griego Petros M¨¢rkaris (Estambul, 1937) y el noruego Kjell Ola Dahl (Oslo, 1958), que firma K. O. Dahl, tienen algo en com¨²n: ambos coinciden en que utilizan el g¨¦nero negro para contar sus respectivas sociedades. "Lo que nos une a los del norte y del sur de Europa es que hacemos novela social con una trama criminal", asegura M¨¢rkaris. "Partimos de un punto de vista muy realista, escribimos pegados a lo que sucede en la sociedad", a?ade Dahl.
M¨¢rkaris y Dahl son dos de los 19 autores que participan en el I Encuentro Europeo de Novela Negra que se inici¨® ayer en Barcelona. A ¨²ltima hora, y con gran pesar seg¨²n sus editores, el italiano Andrea Camilleri cancel¨® su viaje por problemas de salud.
Dahl: "Partimos de puntos de vista muy realistas. Escribimos pegados a lo que pasa"
Lo primero que se pudo constatar ayer es la enorme ilusi¨®n de los escritores por encontrarse y conocerse. "Es emocionante ver las diferencias y similitudes que hay entre nosotros", afirm¨® Dahl. Conoce poco lo que se escribe en el Sur, aunque afirma que las novelas de Camilleri le han influido m¨¢s que algunas de sus colegas del norte de Europa. De los espa?oles contempor¨¢neos s¨®lo ha le¨ªdo a Arturo P¨¦rez-Reverte. Le gusta mucho. El escritor noruego es desconocido en Espa?a. La primera novela que se traduce, La muerte en una noche de verano (Planeta en castellano y Columna en catal¨¢n), aparecer¨¢ en febrero. Es la cuarta que protagoniza el inspector jefe Gunnarstranda.
M¨¢rkaris encabeza ahora con Camilleri la corriente mediterr¨¢nea y se confiesa deudor y admirador de Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n y del franc¨¦s Jean-Claude Izzo. Ha le¨ªdo a escritores del norte, como Henning Mankell o Liza Marklund. Traductor de Brecht al griego, guionista de diversas pel¨ªculas de Theo Angelopoulos, ha publicado tres novelas negras, Noticias de la noche, Defensa cerrada y Suicidio perfecto (Ediciones B). Su comisario Kostas Jaritos empez¨® a trabajar durante la dictadura griega y vive, como Pepe Carvalho, la transici¨®n a la democracia.
M¨¢rkaris y Dahl est¨¢n de acuerdo en que las enormes diferencias culturales entre el Norte y el Sur se reflejan en sus narrativas. "La novela negra italiana, espa?ola o griega tiene un fuerte contenido pol¨ªtico porque sus escritores han vivido dictaduras, y por eso en general escribimos desde una ¨®ptica de izquierdas. En cambio, las de Mankell o Marklund reflejan un contexto social, no pol¨ªtico". "En las nuestras aparecen con frecuencia temas de corrupci¨®n econ¨®mica, pero es que se han producido tanto en Italia, como en Espa?a o Grecia", afirma M¨¢rkaris.
"Siguiendo con el arco mediterr¨¢neo, lo que nos une con los franceses es la gastronom¨ªa. Carvalho es el gran maestro de la cocina. Fabio Montale, el detective de Izzo, es un gourmet. Lo mismo que Montalbano de Camilleri o mi Jaritos. Incluso en las novelas de una escritora estadounidense como Donna Leon, afincada en Venecia, aparece el placer de la buena mesa".
?Y qu¨¦ pasa con los detectives del Norte? "Hay un vac¨ªo gastron¨®mico. Beben cerveza y comen bocadillos". El escritor griego define el g¨¦nero negro mediterr¨¢neo de manera contundente: "Son las novelas del beso, todo el mundo se besa siempre".
Esos besos son menos frecuentes en la literatura n¨®rdica. "No hay duda de que existen relaciones sociales en los pa¨ªses escandinavos, pero son m¨¢s complicadas y eso se ve en nuestros personajes", dice Dahl. Gunnerstranda, su polic¨ªa, es un solitario tan solitario que incluso habla con su pez. "Es un tipo exc¨¦ntrico, raro incluso entre los noruegos. Creo que gusta tanto en mi pa¨ªs porque hace lo que quiere".
"Lo que diferencia al g¨¦nero negro n¨®rdico, nuestro reto, es vincular los problemas de la trama con los conflictos internos del personaje. En el Norte, el nivel de vida es m¨¢s alto y son otros los problemas. Lo que conduce al crimen es la depresi¨®n y la infelicidad".
Dahl, como Mankell, desmonta en sus novelas la imagen id¨ªlica que tenemos de la sociedad del bienestar del norte europeo. "Se hizo pedazos a partir de los a?os ochenta. Todav¨ªa hay un nivel alto, pero con m¨¢s pobreza y sufrimiento".
El escritor noruego lo atribuye a que la unidad de los partidos socialdem¨®cratas despu¨¦s de la II Guerra Mundial se ha perdido. "Juntos tuvieron mucha fuerza y lograron muchas cosas justas. En los ochenta esa fuerza empez¨® a disgregarse. Pondr¨¦ un ejemplo de c¨®mo han cambiado la cosas. En 2003 se cas¨® un hombre muy rico. Fue una superboda con un enorme despilfarro econ¨®mico, y tuvo un enorme eco en los peri¨®dicos y revistas. Eso en los a?os setenta hubiera sido considerado una verg¨¹enza".
De Simenon a Sj?wall y Wahl??
Los escritores policiacos del Sur y del Norte de Europa aportan sus propios referentes. Georges Simenon, el belga que cont¨® como nadie Francia, desde el Quai d'Orsay hasta las gabarras, es el padre de la "novela mediterr¨¢nea", afirm¨® M¨¢rkaris. "Todos hemos aprendido de las recetas de madame Maigret".
Para los del Norte, fue una pareja -en la literatura y en la vida- de escritores suecos, Maj Sj?wall y Per Wahl??, quienes les marcaron el rumbo en los a?os setenta. "Fueron ellos quienes convirtieron los personajes de novela negra en gente real", dijo K. O. Dahl. "Han tenido una enorme influencia en las generaciones posteriores". Sus excelentes novelas, hoy descatalogadas, fueron publicadas en Espa?a por Noguer. Crearon un polic¨ªa, Mar¨ªn Beck, que anticip¨® el escepticismo del Kurt Wallander de Henning Mankell, o del Gunnarstranda de Dahl.
A Dahl no le gusta nada que lo promocionen como "el nuevo Mankell". "Hay similitudes porque tenemos los mismos referentes, pero mis personajes, por ejemplo, son mucho m¨¢s solitarios". Gunnarstranda, que fuma repugnantes colillas como un descosido, "tiene una visi¨®n muy c¨ªnica de la vida, ha perdido todas las ilusiones".
Su novela La muerte en una noche de verano no puede empezar de manera m¨¢s dura: Katrine, una joven drogodependiente, ha seguido una larga cura de desintoxicaci¨®n. Justo en el momento en que ya est¨¢ bien es invitada a una fiesta en la que quienes guiaron su recuperaci¨®n se emborrachan e incluso sufre acoso sexual. Horas despu¨¦s aparece asesinada. "Pese a su pasado de drogadicta y prostituta es la m¨¢s honesta de la fiesta", concluye K. O. Dahl.
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