La madre m¨¢s vieja del mundo
La maternidad de Adriana Iliescu a los 67 a?os desata una intensa pol¨¦mica sobre los l¨ªmites de la fecundaci¨®n 'in vitro'
La menopausia no ha sido obst¨¢culo para que Adriana Iliescu, de 67 a?os, haya visto cumplido su deseo de ser madre. Su hija, como el de al anterior poseedora del r¨¦cord de madre m¨¢s mayor del mundo, una india de 65 a?os, fue concebida por t¨¦cnicas de reproducci¨®n asistida. La peque?a Eliza Maria, pes¨® 1.400 gramos al nacer hace una semana, y actualmente recibe cuidados neonatales en la maternidad Profesor Panait Sarbu de Bucarest. Su hermano gemelo falleci¨® antes del alumbramiento.
A una semana de su nacimiento, tras una ces¨¢rea de urgencia, la ni?a evoluciona favorablemente. Su caso ha abierto el debate acerca del conflicto ¨¦tico existente en la aplicaci¨®n de tratamientos hormonales a mujeres m¨¢s all¨¢ de la menopausia.
La madre, salvo por la edad, no parece responder al perfil de sujeto para la experimentaci¨®n. "Me siento una mujer normal. Por fin tengo un hijo y soy muy feliz. Creo que cada persona tiene una misi¨®n en la vida, y puede que ser madre sea la m¨ªa", afirmaba Adriana Iliescu dos d¨ªas despu¨¦s de la intervenci¨®n.
La imagen presentada a los medios de comunicaci¨®n no parec¨ªa propia de quien, con 67 a?os, hab¨ªa pasado 48 horas antes por el quir¨®fano para una ces¨¢rea. Iliescu es profesora de Lengua Rumana, autora de varios libros y secretaria cient¨ªfica de la Facultad de Filolog¨ªa de la Universidad privada Hyperion. Es perfectamente capaz de esgrimir argumentos s¨®lidos para justificar su deseo de ser madre. "Actualmente no nacen apenas ni?os en Rumania: ?qu¨¦ va a ser de esta sociedad dentro de cien a?os? Debemos proteger nuestra lengua y nuestra cultura, y esto no puede hacerse sin ni?os a los que transmitir nuestra herencia", respond¨ªa tras detectar la inquietud de las autoridades por la relevancia medi¨¢tica alcanzada por el acontecimiento.
El doctor Bogdan Marinescu, jefe del equipo m¨¦dico que ha conseguido completar la gestaci¨®n, permanece junto a su paciente en todo momento. "Muchas mujeres j¨®venes podr¨ªan sentir envidia de la salud de la se?ora Iliescu, ya que, desde el punto de vista ginecol¨®gico, se encuentra en un estado excelente", declaraba el m¨¦dico. Consciente de las connotaciones especialmente pol¨¦micas del caso, advierte de que "antes del procedimiento de fecundaci¨®n in vitro, Adriana Iliescu fue perfectamente asesorada y sometida a un profundo examen psiqui¨¢trico".
Diez a?os de terapia hormonal permitieron llevar a t¨¦rmino uno de los tres embriones implantados en el ¨²tero de Adriana, previa fecundaci¨®n artificial con semen y ¨®vulos de donantes an¨®nimos. El primer embri¨®n se perdi¨® a las pocas semanas de gestaci¨®n. La ¨²ltima ecograf¨ªa realizada detect¨® que uno de los dos fetos que quedaba hab¨ªa sufrido una parada cardiaca, lo que provoc¨® la inmediata ces¨¢rea para evitar complicaciones al otro feto y a la madre.
Ion Parvu, ginec¨®logo en una cl¨ªnica privada de Bucarest, admite que el caso de Adriana Iliescu supone todo un reto cient¨ªfico, aunque plantea dudas por el hecho de haber sido conseguido en ausencia de reglas claras. "?Por qu¨¦ decir no a quien quiere ser madre y tiene dinero para serlo?", se pregunta. "Sin una ley clara y dejando de lado consideraciones ¨¦ticas, cualquier postura es defendible", a?ade.
El Gobierno de Rumania no ha elaborado todav¨ªa una ley de reproducci¨®n asistida."En el proyecto no hay previsto un l¨ªmite de edad para la fecundaci¨®n in vitro, pero se recomienda que se efect¨²e en mujeres que a¨²n no han alcanzado la menopausia", sostiene el consejero del Ministerio de Sanidad, Alin Stanescu.
Del futuro de la peque?a Eliza Maria se habla, y mucho, en la calle. Los vecinos de Adriana Iliescu, en un populoso barrio de clase media de Bucarest, afirman que vive sola, que se divorci¨® hace 12 a?os, y que tal vez fuese un sentimiento de soledad el que acentu¨® su deseo de ser madre. "Pero, ?qui¨¦n va a correr tras la ni?a si con tres a?os se escapa hacia la carretera?", se pregunta Cosmin, un jubilado de 70 a?os que vive en el mismo bloque de viviendas. "Ella es perfectamente capaz", responde Cornelia, de 56 a?os, investigadora cient¨ªfica, vecina y amiga de Adriana, quien advierte de que "se trata de una persona extremadamente culta, de ideas claras y profundas convicciones religiosas. Ha meditado mucho su decisi¨®n y lo tendr¨¢ todo previsto".
Escuchando a sus amigos, parece claro que si Adriana pone el mismo empe?o que en ser madre, la ni?a estar¨¢ perfectamente atendida. Pero ?podr¨¢ luego luchar contra el tiempo?
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