De Sidney a Madrid
Greenpeace considera que, planteados con verdaderos criterios ambientales, los Juegos son una caja de resonancia de alcance internacional para las tecnolog¨ªas limpias. Una de las misiones del Movimiento Ol¨ªmpico debe ser promover comportamientos individuales, empresariales e institucionales que favorezcan la conservaci¨®n y la recuperaci¨®n del medio ambiente y transmitir a la sociedad que es posible el desarrollo sostenible.
La tendencia a que el Movimiento Ol¨ªmpico sea cada vez m¨¢s respetuoso con el medio ambiente se inici¨® en Sidney 2000. El Comit¨¦ Organizador de esos Juegos eligi¨® el proyecto de villa ol¨ªmpica presentado por Greenpeace, que inclu¨ªa sistemas sostenibles de suministro energ¨¦tico, transporte y gesti¨®n del agua y los residuos, combinados con un compromiso por la biodiversidad (los terrenos sobre los que asent¨® la Villa eran tierras muy contaminadas que se recuperaron). La energ¨ªa necesaria para el funcionamiento de este recinto, una ciudad de 15.000 habitantes, era solar. La reducci¨®n del uso de PVC mostr¨® que hay alternativas a este pl¨¢stico t¨®xico.
Lamentablemente, cuatro a?os despu¨¦s Greenpeace tuvo que hacer una valoraci¨®n muy negativa de Atenas 2004. A pesar de que, tras la experiencia de Sidney, las autoridades griegas se comprometieron a hacer de sus Juegos los m¨¢s verdes de la historia, la apuesta ambiental fue pobre. Uno de sus mayores fracasos fue la casi nula utilizaci¨®n de energ¨ªas renovables, algo decepcionante en el pa¨ªs "lugar de la infinita luz solar".
Madrid pugna por ser la organizadora de los Juegos de 2012. La candidatura ha hecho una apuesta fuerte por el medio ambiente, concretada en una serie de compromisos que Greenpeace valora positivamente y cuyo cumplimiento exigir¨¢. Entre otros: conseguir unos Juegos con balance 0 de emisiones de gases de efecto invernadero; empleo de energ¨ªas renovables en un 100% para las instalaciones ol¨ªmpicas y los veh¨ªculos de la flota ol¨ªmpica; hacer unos Juegos libres absolutamente de autom¨®vil privado, basados exclusivamente en el transporte p¨²blico; realizar todas las nuevas instalaciones y la villa ol¨ªmpica con criterios de construcci¨®n sostenible; eliminaci¨®n total del uso del pl¨¢stico PVC; utilizaci¨®n s¨®lo de madera certificada (y exclusivamente con certificado FSC para la madera de bosques primarios); recuperaci¨®n de los residuos generados ("residuos 0").
Pero estas propuestas tendr¨ªan verdadera credibilidad si supusieran de verdad un cambio permanente y desde ahora en el medio ambiente de Madrid. Hoy por hoy, Madrid es una ciudad ca¨®tica, ruidosa, con elevados ¨ªndices de contaminaci¨®n atmosf¨¦rica, con un grave problema de tr¨¢fico rodado que, adem¨¢s de provocar da?os a la salud, es un claro ejemplo de ineficiencia econ¨®mica y energ¨¦tica. Es Madrid, donde el aprovechamiento de la energ¨ªa solar brilla por su ausencia, una gran despilfarradora de energ¨ªa como demuestra, por ejemplo, su alto nivel de contaminaci¨®n lum¨ªnica.
Madrid 2012 afirma que no ha buscado s¨®lo la excelencia medioambiental del proyecto ol¨ªmpico, sino que pretende hacer que los Juegos sean una oportunidad de mejorar el medio ambiente de la ciudad y, a¨²n m¨¢s, tratar de extrapolar sus logros ambientales a ¨¢mbitos geogr¨¢ficos m¨¢s amplios.
Pero para lograr ese objetivo no basta con que los criterios ecol¨®gicos impregnen todas las propuestas y actuaciones de Madrid 2012, sino que es necesario que se concrete, desde ahora mismo e independientemente del ¨¦xito de la candidatura, un claro compromiso medioambiental entre la Administraci¨®n local, aut¨®noma y central. Para asegurar el cumplimiento de los compromisos ambientales de Sidney 2000, el Gobierno de Nueva Gales del Sur tuvo que aprobar diversas normativas legales. El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid deben hacer lo mismo.
Hay que legislar, y poner medios humanos y econ¨®micos, para eliminar las calefacciones el¨¦ctricas y las calderas de carb¨®n, para hacer cumplir la normativa europea de eficiencia en edificios, para instalar energ¨ªa solar en los tejados madrile?os, para acabar con la contaminaci¨®n lum¨ªnica, para potenciar al m¨¢ximo el transporte p¨²blico y mejorar la calidad del aire... Si la antorcha llega a Madrid en 2012, esperemos que las promesas se cumplan y que su llama sea de verdad de color verde.
Juan L¨®pez de Uralde y Carlos Bravo son, respectivamente, director ejecutivo y responsable del departamento de Campa?as de Greenpeace.
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