Agresi¨®n intolerable

Los incidentes que se produjeron el s¨¢bado en Madrid durante una manifestaci¨®n de solidaridad con las v¨ªctimas del terrorismo suponen, adem¨¢s de una agresi¨®n intolerable a dos pol¨ªticos electos, uno de ellos ministro del Gobierno, una prueba de la preocupante escalada de la agresividad en la pol¨ªtica espa?ola. Aunque la inmensa mayor¨ªa de las decenas de miles de manifestantes tuvo un comportamiento intachable y los intentos de agresi¨®n a Jos¨¦ Bono los protagoniz¨® un grupo peque?o de ultraderechistas, lo cierto es que los insultos al Gobierno socialista fueron generalizados durante una marcha cuyo objetivo era demandar la unidad de los dem¨®cratas con las v¨ªctimas.

Los v¨¢ndalos ultraderechistas consiguieron dar la raz¨®n a aquellos que no acudieron a la concentraci¨®n por temor, se ve que justificado, a que fuera manipulada con fines partidistas. Que parte de estos energ¨²menos acudieran posteriormente a la sede de la cadena SER, en la Gran V¨ªa, para continuar su agresi¨®n verbal contra un medio de comunicaci¨®n demuestra que hab¨ªan acudido para convertir la manifestaci¨®n en algarada antidemocr¨¢tica. El Gobierno y todos los partidos han condenado estos incidentes, como no pod¨ªa ser menos. Pero la condena no puede ser relativizada, tal como ha hecho el PP, aludiendo a ciertas ausencias, justificadas o no, como la del comisionado para las V¨ªctimas del Terrorismo, Gregorio Peces-Barba, por cierto, tambi¨¦n insultado repetidas veces por la multitud.

Nadie puede negar a las v¨ªctimas del terrorismo -especialmente a las de ETA- una especial sensibilidad ante cualquier noticia o rumor sobre posibles contactos del Gobierno con la banda terrorista. Pero las discrepancias pol¨ªticas o las cr¨ªticas a la gesti¨®n del Ejecutivo en absoluto pueden servir de coartada a los violentos que agredieron al ministro y a su compa?era de partido Rosa D¨ªez, que en todo momento le acompa?¨® durante los incidentes. Comienza a percibirse una clara tendencia agresiva en la pol¨ªtica espa?ola a la que no son ajenos ciertos medios de comunicaci¨®n. Y si algunos creen poder justificar sus insultos de asesino a Bono recordando los proferidos en estos t¨¦rminos contra el Gobierno de Aznar en las manifestaciones contra la guerra en Irak, lo cierto es que el s¨¢bado vimos c¨®mo la violencia verbal puede convertirse r¨¢pidamente en agresi¨®n f¨ªsica. Todos -incluidos los dirigentes del PP- deber¨ªan reflexionar sobre lo ocurrido el s¨¢bado. Y las organizaciones de las v¨ªctimas har¨ªan bien en replantearse los intentos de manipulaci¨®n de que son objeto, precisamente para evitar descalificaciones interesadas. Hoy, convocadas por Peces-Barba, tendr¨¢n ocasi¨®n de buscar f¨®rmulas eficaces para hacerlo e impedir que se repitan incidentes tan lamentables.