EE UU y M¨¦xico se enfrentan por la ofensiva de los 'narcos'

La violenta ofensiva que ha desatado el narcotr¨¢fico mexicano enfrenta a M¨¦xico y EE UU en una guerra diplom¨¢tica, que se ha traducido en un cruce de comunicados con acusaciones mutuas. La Presidencia mexicana hizo p¨²blica ayer una carta en la que rechaza todo juicio o calificativo de ning¨²n gobierno extranjero sobre sus acciones pol¨ªticas. Era la respuesta oficial a sendos pronunciamientos del Departamento de Estado y del embajador estadounidense en M¨¦xico, que criticaron lo que calificaron de ineficacia judicial y policial del pa¨ªs vecino a la hora de combatir el crimen organizado.

El texto de la m¨¢s alta magistratura mexicana recuerda que para combatir el tr¨¢fico de drogas y el lavado de dinero hay que atacar tanto la oferta como la demanda, en una labor de cooperaci¨®n entre ambos pa¨ªses. "Nuestro trabajo con el Gobierno estadounidense en el combate al narcotr¨¢fico refleja una conciencia sobre el trabajo de corresponsabilidad para atender estos problemas. En todo lo que acontece en nuestra frontera, M¨¦xico y EE UU compartimos tanto aciertos como errores", se?ala el Gobierno de Vicente Fox.

Previamente, el Departamento de Estado difundi¨® una nota en la que advierte a los ciudadanos estadounidenses de los riesgos de viajar al pa¨ªs vecino por el aumento de la violencia en la frontera de 3.200 kil¨®metros entre EE UU y M¨¦xico. "Las fuerzas del orden p¨²blico locales no cuentan con fondos y entrenamiento, y el sistema de justicia es fr¨¢gil e ineficaz", se?ala el comunicado. Horas despu¨¦s, el embajador en M¨¦xico, Tony Garza, envi¨® una carta al jefe de la diplomacia y al fiscal general mexicanos, donde advert¨ªa que "la creciente guerra por drogas, secuestros y violencia callejera al azar tendr¨¢ un efecto de enfriamiento en el intercambio, turismo y comercio fronterizos".

En los ¨²ltimos d¨ªas algunos diarios estadounidenses se han hecho eco de la violencia en los estados mexicanos lim¨ªtrofes, como Tamaulipas, Sinaloa y Baja California, en los que ha habido varios muertos desde comienzos de a?o. La violencia ha traspasado la frontera y se ha dejado sentir en zonas como Laredo (Tejas), donde se han presentado denuncias de asesinato o secuestro de ciudadanos estadounidenses.

El poder del narcotr¨¢fico en M¨¦xico, al que el Gobierno ha declarado la guerra total, exhibe su poder¨ªo en la calle y en las c¨¢rceles. Drogas, armas, tel¨¦fonos celulares y una larga retah¨ªla de art¨ªculos prohibidos entran sin dificultad en el penal de La Palma, una c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad. La cooperaci¨®n de funcionarios corruptos con los delincuentes ha convertido un buen n¨²mero de prisiones en zonas liberadas, donde los jefes de los diferentes carteles de la droga se mueven a sus anchas. El informe que present¨® el mi¨¦rcoles ante la C¨¢mara de Diputados el director de la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Jos¨¦ Luis Soberanes, describe una situaci¨®n en las c¨¢rceles que escapa al control de las autoridades. En 13 centros penitenciarios hay "autogobierno" del narcotr¨¢fico: el crimen organizado impone su ley en la c¨¢rcel, muchas veces con la connivencia de los funcionarios.

Soberanes se?ala en su informe que los gobiernos federal y de los distintos estados no cumplen con las exigencias que marca la Constituci¨®n de garantizar la seguridad p¨²blica y organizar el sistema penitenciario. La corrupci¨®n es moneda com¨²n en numerosas prisiones, que, en la pr¨¢ctica, est¨¢n autogobernadas por los delincuentes, que organizan la vida carcelaria. Esta situaci¨®n es consecuencia de la falta de reglamentos y la pasividad de las autoridades locales, que han dejado en manos de los criminales el control de la vida carcelaria.