Guerra a la pobreza extrema
Estaba el Foro Econ¨®mico Mundial de Davos ayer en una sesi¨®n sobre c¨®mo financiar la llamada "guerra contra la pobreza extrema", cuando al final del debate con Lula, Bill Gates, el presidente de Tanzania, Benjamin Mkapa, el economista Jeffrey Sachs y el ministro brit¨¢nico de Hacienda, Gordon Brown, la actriz Sharon Stone -entre el p¨²blico y una de las protagonistas de este foro- se levant¨® y ofreci¨® 10.000 d¨®lares inmediatos para comprar redes de mosquito para evitar la malaria y otras enfermedades en ?frica y el Tercer Mundo, animando a otros a hacerlo. En menos de un minuto logr¨® recaudar m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares. La conciencia de la lucha contra la pobreza extrema ha calado. Pero ahora hay que dise?arla y financiarla. El sector privado cuenta, pero las cifras necesarias son "gubernamentales", seg¨²n Gates, uno de los que desde su fundaci¨®n privada ha lanzado las mejores campa?as de vacunaciones.
La conciencia de la lucha contra el hambre ha calado en Davos. Pero ahora hay que dise?arla y financiarla
En 1970, los pa¨ªses ricos se comprometieron a dar en ayuda al desarrollo un 0,7% de su PIB, como record¨® Sachs. Nada. En 1992, de nuevo; y de nuevo poco. Y en 2002, otra vez. Cinco pa¨ªses cumplen. Otros seis, entre ellos Espa?a, se han comprometido a ello, fij¨¢ndose hitos parciales. ?Qu¨¦ hace que esta vez se vea con m¨¢s posibilidades? Que hay varias iniciativas en marcha, la principal una propuesta emanada del Reino Unido, y que p¨²blicamente apoy¨® ayer el canciller alem¨¢n Gerard Schr?der: un nuevo Instrumento Financiero Internacional (IFF) que re¨²na suficiente dinero para abordar a corto plazo el reto de cumplir los objetivos del Milenio en 2015, pero sin que el peso del servicio de este fondo que se devolver¨¢ para 2030 recaiga sobre los pobres. Se dedicar¨¢ esencialmente a infraestructuras, sanidad y educaci¨®n en un mundo en el que 120 millones de ni?os no tienen acceso a la escuela, y en un ?frica en la que el gasto en educaci¨®n es inferior a un d¨®lar por habitante.
Frente a esta propuesta, Schr?der desech¨® ayer las ofertas de Chirac de gravar las transacciones financieras, los para¨ªsos fiscales o los vuelos internacionales. Prefiere que la cumbre del G-8 en julio en Escocia no se disperse y saque adelante la propuesta y la forma de alimentarla. Es lo que, dijo, pact¨® poco antes de hablar ante el plenario del Foro con el presidente surafricano, Mbeki. Las pistas planteadas por Chirac tienen algo de improvisaci¨®n y de b¨²squeda del estrellato en Davos. Pero en el debate sobre c¨®mo financiar la guerra contra la pobreza -sobre todo la extrema que hace que 1.200 millones de personas, especialmente en ?frica, malvivan con un d¨®lar o menos al d¨ªa de promedio- no llegaron a calar.
Sin olvidar la importancia de la ayuda, Schr?der insisti¨® en la urgencia de dar acceso a los mercados de los pa¨ªses desarrollados a los productos del otrora llamado Tercer Mundo, y se pronunci¨® a favor de quitar todas las restricciones cuantitativas y reducir las subvenciones agr¨ªcolas en Europa, algo que reclaman africanos y otros, aunque Mkapa no crea a la UE capaz de reformar su pol¨ªtica agr¨ªcola y eliminar unas subvenciones que hace que los pa¨ªses terceros productores no puedan competir.
Pero tanto Schr?der como Mkapa y Brown fijaron como primera y urgente prioridad la condonaci¨®n o reducci¨®n de la deuda de los pa¨ªses m¨¢s pobres.
Gestos como el de Sharon Stone sirven para atraer la atenci¨®n y agudizar la conciencia sobre una cuesti¨®n que, como han se?alado varios oradores, hay que resolver por moralidad y por inter¨¦s propio de los pa¨ªses m¨¢s agraciados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.