Aspasia, la eutanasia
En el oc¨¦ano de infinitos nombres en que chapoteamos, ante todo, no hay que confundir a Aspasia con Astasio. Aspasia era una mujer de Mileto que fue pareja de hecho de Pericles. Y Javier Astasio es el subdirector del programa de la cadena SER A vivir que son dos d¨ªas, un nombrecito que suena a patrocinado por el director de Mar adentro, el madrile?o de adopci¨®n Alejandro Am¨¦nabar. ?Cu¨¢ntos han ido a ver esta pel¨ªcula arrastrados por el nombre de este programa, que presenta Fernando Delgado, se emite desde la Gran V¨ªa y que se aproxima a los dos millones de oyentes? ?Es casualidad que ese dos de los casi dos millones de oyentes aparece tambi¨¦n en ese 20% de cuota de entradas que se ha llevado Mar adentro de toda la recaudaci¨®n del cine espa?ol en nuestras salas en 2004?
Estoy deseando vivamente que Mar adentro se traiga un Oscar de Hollywood porque, si eso ocurre, yo me animar¨¦ a ver esta pel¨ªcula. No es que me f¨ªe mucho de los Oscar, pero tengo un amigo en Tres Cantos que se llama ?scar Hevia y esta amistad puede influirme a la hora de ir al cine. La carretilla de premios que ya ha obtenido Mar adentro y los elogios que oigo por todas partes sobre la pel¨ªcula tendr¨ªan ya que haberme animado a pasar por taquilla.
Pero ah¨ª tengo yo el problema, pues me hago esta pregunta: ?de verdad tengo que pagar por ver agonizar a un personaje en una lucha tit¨¢nica por librarse de su tetraplej¨ªa? He o¨ªdo conversaciones donde gente de cuyas opiniones me f¨ªo dice que Mar adentro no es una pel¨ªcula truculenta y que, adem¨¢s, tiene humor. Yo, si Mar adentro tiene humor, me animo ahora mismo a sacar una entrada. Pero ?la parte tr¨¢gica de la historia no va a impresionarme demasiado? S¨¦ que existen t¨¦cnicas de distanciaci¨®n y, como todo el mundo, las uso con frecuencia. Tambi¨¦n he o¨ªdo hablar de Brecht, el maestro del distanciamiento, e incluso he o¨ªdo hablar de ¨¦l hace s¨®lo ocho d¨ªas: asist¨ª a la presentaci¨®n que de la temporada 2005 hizo en el Teatro Espa?ol el vital¨ªsimo Mario Gas, quien, por cierto, monta Ascensi¨®n y ca¨ªda de la ciudad de Mahagony, de Brecht, all¨¢ por el pr¨®ximo junio. ?Y si espero a que Mario Gas monte esta obra y, ya con el distanciamiento bien fresco, me voy despu¨¦s a ver esta pel¨ªcula cuyo tema -la vida, amor y eutanasia de Ram¨®n Sampedro, un hombre al que tant¨ªsimo admiro-, como espectador de pel¨ªculas, rechazo totalmente? Otra raz¨®n que tampoco me anima a ir es que Amen¨¢bar declara en su p¨¢gina web que su cine no da respuestas, sino que despierta preguntas. Y ah¨ª ya me mosqueo y me pregunto: si Amen¨¢bar no da respuestas, ?por qu¨¦ es?: ?porque no las tiene o porque no quiere darlas? Si no las tiene es que este artista es como Hamlet, el precursor de las casta?uelas de Kafka. Y si las tiene, ?por qu¨¦ no las da?: ?porque quiere machacarnos o porque la entrada le parece demasiado barata si al precio no se le suma un suplemento por las respuestas? Y lo peor: si voy y salgo de la pel¨ªcula haci¨¦ndome preguntas, ?podr¨¦ aguantarme el cabreo yo, que voy al cine, sobre todo, para no pensar y, por supuesto, para amputarme hasta la ¨²ltima ra¨ªz de la m¨¢s insignificante pregunta que venga a complicarme m¨¢s mi ya de por s¨ª bastante complicada vida?
Pero, por otra parte, admiro a Amen¨¢bar, admiro a Bardem, admiro a Rueda, admiro a Sampedro y, por tanto, ?puedo quedarme sin ver una pel¨ªcula que ya por el simple hecho de tratar el tema de la eutanasia tiene, aunque me resista a ir a verla, todas mis simpat¨ªas? Busco una f¨®rmula que me anime a verla y decido comprar Mar adentro en DVD y ponerme la pel¨ªcula un domingo, con el audio quitado, mientras escucho Carrusel Deportivo con decibelios de discoteca. Pero, ay, me acuerdo al instante de quiz¨¢ la ¨²nica ley que conozco y que obliga a no comercializar las pel¨ªculas en DVD hasta seis meses despu¨¦s de su estreno en salas cinematogr¨¢ficas. Mientras llega ese d¨ªa feliz en que Mar adentro se comercialice en DVD y pueda ver la pel¨ªcula escuchando en Carrusel deportivo a Paco Gonz¨¢lez y Pepe Domingo Casta?o, recurro al Romancero y recito para mis manrique?os y fluviales adentros que van a dar a la mar: "Aben¨¢mar, Aben¨¢mar, / moro de la morer¨ªa...". Y una pregunta abenamarina para un futuro que deseo muy lejano: ?Y si en su d¨ªa la vida de Ibarretxe, en lugar de irse al Cant¨¢brico, se va al Mediterr¨¢neo, que no es vasco?
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