Matizaci¨®n

En el Diario EL PA?S, en su edici¨®n del pasado s¨¢bado, 22 de enero, en su p¨¢gina 23, se public¨® una informaci¨®n titulada "El Supremo denuncia una campa?a contra el juez Auger" en la que se me citaba y que deseo matizar para mejor informaci¨®n de los lectores de su peri¨®dico. Es una pena que el texto no recogiera tambi¨¦n la nota de prensa que hice p¨²blica al mismo tiempo que la de la Sala Primera del Supremo y que tambi¨¦n fue distribuida en sendos despachos de agencia por EFE y Europa Press. La supuesta 'campa?a' que denunciaba la Sala Primera no era otra cosa, por mi parte, que el derecho que me asiste como ciudadano de un pa¨ªs democr¨¢tico a comentar cr¨ªticamente una sentencia que considero, adem¨¢s de tremendamente injusta, disparatada, esperp¨¦ntica. Atentar contra 'el honor' del fallecido sult¨¢n marroqu¨ª Hassan II, tal como afirma la sentencia de la Sala Primera, de la que el magistrado Auger fue ponente es, sin duda, algo muy fuerte, sobre todo si el 'delito' consisti¨® en publicar en diciembre de 1995 una informaci¨®n rigurosamente cierta: la captura por la Guardia Civil en Algeciras de cinco toneladas de hach¨ªs en un cami¨®n de Dominios Reales, una empresa familiar de Hassan II. Los calificativos de 'peyorativo e inveraz' no de la informaci¨®n, sino de los titulares de la misma, seg¨²n la sentencia ('Una empresa familiar de Hassan II, implicada en el narcotr¨¢fico') se salen del ¨¢mbito judicial para adentrarse directamente en el del surrealismo. Para m¨¢s inri, en tal sentencia he sido condenado como director, sin escribir una sola l¨ªnea de una informaci¨®n rigurosamente cierta, y al serme aplicada la Ley de Prensa e Imprenta de 1966, es decir, la de la dictadura de Franco, que, aunque parezca incre¨ªble, a¨²n sigue vigente. La nota de la Sala Primera dice que en su sentencia no se menciona tal Ley de Prensa. No se menciona pero se me aplica. Tome, pues, nota, director, porque cualquier d¨ªa le puede pasar a usted. Vistas as¨ª las cosas, numerosos comentaristas de prensa, radio y televisi¨®n, por su propia voluntad, sensibles ante tan grosera violaci¨®n de la libertad de prensa, del sentido com¨²n, de las normas democr¨¢ticas m¨¢s elementales, se han pronunciado cr¨ªticamente contra la sentencia. ?sa es toda 'la campa?a'. ?Qu¨¦ hubiera dicho su peri¨®dico si alguien hubiera hablado de 'campa?a' por los 166 editoriales y textos period¨ªsticos cr¨ªticos, feroces muchos de ellos, contra cierto magistrado, colega de Auger, publicados por EL PA?S? Me sorprende, por otra parte, la exquisitez de trato hacia el fallecido Hassan II, un d¨¦spota, un refinado tirano cuyo sanguinario recorrido durante cuarenta a?os de 'reinado' convertir¨ªan, por ejemplo, a Augusto Pinochet, en un suscriptor benem¨¦rito de Amnist¨ªa Internacional.