Ver y o¨ªr la historia de la radio
Una exposici¨®n recorre la historia de la radiodifusi¨®n en el Museo de la Ciencia y la T¨¦cnica de Catalu?a
Ver la historia de la radio y escuchar algunos de sus cap¨ªtulos. Es lo que propone el Museo de la Ciencia y de la T¨¦cnica de Catalu?a, con sede en Terrassa, en la exposici¨®n Mira't la r¨¤dio, que recorre, con la ayuda de 120 aparatos y el sonido, 80 a?os de vicisitudes de un artefacto que revolucion¨® la comunicaci¨®n.
Abren la exposici¨®n una radio de capilla, Atwater Kent de 1932; un radiotransistor Lavis de 1969 y una radio digital Walkman Sony de pocos meses de vida. Entre la primera y la ¨²ltima han pasado m¨¢s de 70 a?os y muchas cosas. Entre ellas, la Guerra Civil, una dictadura y una transici¨®n. Y es que la exposici¨®n no intenta s¨®lo explicar c¨®mo ha evolucionado en dise?o y t¨¦cnica este aparato que ha acompa?ado a muchas generaciones, sino que tambi¨¦n permite al visitante pasearse por la banda sonora de la historia.
El recorrido abarca desde la telegraf¨ªahasta la tecnolog¨ªa digital y la posibilidad de que el sonido viaje a cualquier parte del mundo con calidad de disco compacto. Entre una y otra, y distribuidos cronol¨®gicamente y por periodos, los distintos aparatos y las voces que forman parte de la historia de la radiofusi¨®n. No faltan las primeras radios de galena, que deb¨ªan escucharse con auriculares pero eran muy econ¨®micas, o las radios de v¨¢lvulas, muy potentes pero muy caras. Desde la d¨¦cada de 1920 hasta la de 1970, la autoconstrucci¨®n causaba aut¨¦ntico furor. Los fabricantes comercializaban aparatos en forma de kits y el bricolaje electr¨®nico daba horas de entretenimiento y un receptor a precio muy econ¨®mico.
En la d¨¦cada de 1930 todo el mundo quer¨ªa tener una radio en casa. Poco a poco las radios, en algunos casos aut¨¦nticas joyas de la ebanister¨ªa, pasaron a ser de pl¨¢stico. Su popularidad tampoco pas¨® desapercibida a empresarios y pol¨ªticos, que vieron en este aparato una oportunidad ¨²nica para llegar a o¨ªdos de todo el mundo, hasta el punto que, durante la Guerra Civil espa?ola, ocupar las emisoras m¨¢s potentes y controlar los programas informativos era una cuesti¨®n estrat¨¦gica. Hitler tambi¨¦n se dedic¨® a seducir a toda una naci¨®n a trav¨¦s de las ondas. En este punto de la exposici¨®n, uno puede sentarse y viajar a las contiendas que convulsionaron Espa?a y Europa.
Acabada la Guerra Civil y en plena autarqu¨ªa, los aparatos radiof¨®nicos espa?oles no eran demasiado modernos. En Europa, la aplicaci¨®n del transistor en 1948 convirti¨® a la radio en algo transportable y personal, y cinco a?os despu¨¦s, los japoneses compraron a la Western Electric Company una licencia para la fabricaci¨®n de transistores, y los convirtieron en un objeto de consumo deseado por todo el mundo. Despu¨¦s del transistor vinieron los loros y las radios posmodernas.
Mientras uno se pasea por la historia del dise?o de las radios, puede escuchar el ya m¨ªtico anuncio de Cola-cao, emisoras del todo el mundo, la voz de Maria Sabater, que en 1924 inauguraba R¨¤dio Barcelona, y la sinton¨ªa de la cadena SER. En definitiva, la propuesta del Museo de la Ciencia y la T¨¦cnica de Catalu?a, que se podr¨¢ visitar hasta el d¨ªa 25 de septiembre, es un recorrido visual y auditivo por la historia de la radio.
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