Escuela andaluza, espacio de paz
En el a?o 1999 Naciones Unidas hac¨ªa p¨²blica su Declaraci¨®n de Cultura de Paz dentro de la que se preve¨ªa la d¨¦cada de cultura de paz y no violencia para los ni?os del mundo (2001-2010). Como aplicaci¨®n particular de dicho programa en Andaluc¨ªa se est¨¢ desarrollando un Plan de Cultura de Paz y no Violencia en los centros escolares. En ese contexto, y en torno al d¨ªa 30 de enero, fecha en la que se celebra el d¨ªa mundial de la paz, numerosos centros educativos andaluces est¨¢n llevando a cabo actos para extender y hacer visible la idea y las pr¨¢cticas de la paz, y su importancia para nuestras sociedades y para la formaci¨®n de los j¨®venes.
Estas iniciativas expresan el compromiso del ¨¢mbito educativo por dar respuesta a las muchas inquietudes que tienen los ni?os y ni?as, los j¨®venes y sus familias, as¨ª como el profesorado sobre el papel que ha de jugar la educaci¨®n en un mundo cada vez m¨¢s interrelacionado y globalizado, y en una Andaluc¨ªa que cambia d¨ªa tras d¨ªa acomod¨¢ndose a lo que ser¨¢ nuestro siglo XXI.
Una de las respuestas a estas preocupaciones e inquietudes tiene que ver con qu¨¦ podemos hacer por la paz, la justicia y la tolerancia en un mundo que, en muchas ocasiones, no sabe gestionar adecuadamente las desigualdades, las diferencias y los temores a lo ajeno y desconocido.
A nadie se nos escapa que el universo en el que est¨¢n creciendo nuestros j¨®venes y ni?os es un lugar donde la violencia, el uso de la fuerza individual y colectiva, las desigualdades o la violaci¨®n de los derechos humanos forman parte de su vida cotidiana a trav¨¦s de las im¨¢genes que se ofrecen en los medios de comunicaci¨®n. Mientras, las pr¨¢cticas solidarias, pac¨ªficas y no violentas, de cooperaci¨®n entre grupos, personas y pueblos apenas ocupan el espacio y el reconocimiento que merecen por su importante contribuci¨®n al bienestar de las sociedades. La consideraci¨®n de que esas pr¨¢cticas son "normales" y no susceptibles de cambios hay que erradicarlas con una decidida actuaci¨®n desde la educaci¨®n y el conjunto de la sociedad, rechazando unos sistemas que crean dolor, miedo, desigualdades o muerte, y transmitiendo y ejercitando aquellos valores que refuercen la igualdad, la justicia y la cooperaci¨®n. No se trata de negar la existencia de los conflictos, sino de reconocerlos, comprender por qu¨¦ y c¨®mo se producen y, sobre todo, de ense?ar a regularlos de forma pac¨ªfica.
A pesar de que la paz va grabada en nuestra experiencia personal y colectiva, es posible que en las actuales circunstancias se produzca cierta insensibilidad ante acontecimientos y declaraciones que, a fuerza de ser reiterativos, terminan por aceptarse con escepticismo y que nos llevan a preguntarnos de nuevo ?para qu¨¦ la educaci¨®n para la paz? ?qu¨¦ paz? Desde las Escuelas Espacio de Paz andaluzas se est¨¢ pretendiendo dar respuesta a estos interrogantes: una paz en la que la vida, la dignidad y el bienestar de las personas sean algo incontestable; en la que las discrepancias se regulen por medios pac¨ªficos; en la que los valores democr¨¢ticos prevalezcan como formas de entendimiento, y en la que se comparta nuestro tiempo y nuestro saber con los que m¨¢s lo necesitan.
800 centros escolares forman la red Escuela Espacio de Paz en Andaluc¨ªa, donde m¨¢s de 12.000 profesores y profesoras est¨¢n comprometidos con una forma de educar que no s¨®lo mejora el clima general de convivencia sino que reafirma la autoestima y las capacidades de los escolares para alcanzar su m¨¢ximo desarrollo personal e intelectual.
Tenemos la fortuna de que nuestra sociedad andaluza no tiene los problemas de otras sociedades que viven el flagelo de la guerra con sus ni?os-soldados, o que padecen a flor de piel la violencia diaria de falta de oportunidades por diferencias de g¨¦nero, de etnia, de religi¨®n. En todos estos campos la Educaci¨®n y la Justicia han de tener un significado real y tangible. No es tarea f¨¢cil superar estas barreras y abyecciones, hay que perseverar en dotarnos de herramientas e instrumentos jur¨ªdicos, educativos y sociales para que nuestra sociedad prospere y ayude a otras, mediante la solidaridad y la cooperaci¨®n, a salir de esos pozos de violencia. Tambi¨¦n en esto hay que ense?ar a nuestros escolares a que interioricen todos estos valores que nos ayuden a superar las diferencias y nos sit¨²en m¨¢s cerca de la justicia.
Con el Plan Andaluz de Educaci¨®n y Cultura de Paz Andaluc¨ªa, Escuela de Paz nos propusimos una apuesta dif¨ªcil y no siempre comprendida: aquella de que la paz hay que cuidarla, estimularla y alimentarla, como un bien tan preciado y precioso que es, porque pudiera ser que un d¨ªa la perdi¨¦ramos por abandono y dejadez. Gracias a ello, en nuestras aulas y centros el lenguaje de la paz ha tomado carta de naturaleza, y se ha desplegado para cubrir muchas de las expectativas demandadas, en los CEPs, con seminarios y cursos, con m¨²ltiples actividades en colegios e institutos, y a trav¨¦s de publicaciones. Ha sido una labor constante, sin alardes, mesurada, pero impregnando conciencias, actitudes y comportamientos.
Sabemos que todo esfuerzo es poco, que queda mucho por hacer, a pesar de lo que ya se ha andado y de la gran cantidad de satisfacciones que nos hemos venido encontrando, en particular, entre los profesionales de la ense?anza, que d¨ªa a d¨ªa, con su trabajo y su honestidad marcan con su ejemplo los jalones de la paz.
C¨¢ndida Mart¨ªnez es consejera de Educaci¨®n de la Junta de Andaluc¨ªa.
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