Goya en Faluya
No era -reconocer¨¢n- mala coincidencia esa que fijaba la entrega de los premios Goya en la fecha de las elecciones a la Asamblea Constituyente de Irak. Cuando comenz¨® en Madrid ese anual plagio ajoarriero de la gala de los Oscar ya hab¨ªan cerrado los colegios electorales en aquel gran pa¨ªs ¨¢rabe. Se brindaba por tanto la magn¨ªfica ocasi¨®n a todos los asistentes, desde el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, al ¨²ltimo actor novel, de celebrar juntos sobre el escenario, ante las tenaces c¨¢maras de TVE y los abnegados telespectadores, esta victoria sin precedentes de la voluntad popular de un pueblo por el que tanto nos hemos preocupado aqu¨ª todos en los ¨²ltimos a?os. En abierto desaf¨ªo a las terribles y veros¨ªmiles amenazas de muerte de las huestes de Al Zarqaui, millones de iraqu¨ªes hab¨ªan hecho largas colas durante horas ante los colegios electorales. Pese a los incre¨ªbles sufrimientos de los pasados dos a?os y de las previas cuatro d¨¦cadas de infierno, hombres y mujeres de todas las edades, conscientes de que se jugaban la vida, acababan de convertir la jornada electoral en Irak en una enorme fiesta de dignidad y coraje como de reivindicaci¨®n de sus derechos c¨ªvicos. En Basora, pero tambi¨¦n en Bagdad y en Faluya. Pues no, se?ores, en Madrid no se acordaron de los iraqu¨ªes precisamente en el d¨ªa en que se jugaban la vida llenando calles y plazas en la mayor parte del pa¨ªs para tener unos derechos algo m¨¢s parecidos a los nuestros. Pena de ocasi¨®n perdida, queridas autoridades, artistas admirados y admiradas.
S¨®lo hubo al parecer ocasi¨®n de recordar al gran villano en la publicidad de una marca de cerveza en la que se ridiculizaba al cine norteamericano con una parodia de un telefilme de serie B. En ella, el presentador de la gran gala del perseguido cine nacional advert¨ªa a un ni?o -?Pueden hacer publicidad de alcohol los ni?os?- de que en la sublime creaci¨®n de la cinematograf¨ªa espa?ola no hay sitio para memeces t¨ªpicas de ese cine de origen innombrable que insisten en preferir los espa?oles sin talante patriota. Industria cervecera y cinematogr¨¢fica, unidas en su lucha contra el mal y conscientes de su bondad infinita, mezclan Hollywood con el Washington oficial, buenas historias de cine con cambalaches de amiguetes y man¨ªas de secta ideal ella con mecanismos del mercado. Con tanto l¨ªo se les olvid¨® un buen brindis por el pueblo de Irak y su maravillosa y valiente reivindicaci¨®n de la esperanza. ?Otra vez ser¨¢!
Es reconfortante la unanimidad entre estadistas europeos sobre la valent¨ªa de los iraqu¨ªes al ir a las urnas y demostrar as¨ª que la afamada "resistencia", especialmente dedicada a matanzas contra iraqu¨ªes, reclutas, hombres y mujeres en busca de un trabajo digno y ni?os en el colegio o jugando fuera de ellos, no es precisamente representativa de aquel pueblo. Puede que algunos recapaciten y piensen m¨¢s en lo que es mejor para las libertades que en la batalla contra su intimo enemigo George Bush. V¨¦ase pol¨ªticos que lejos de apoyar han boicoteado este proceso electoral; medios de comunicaci¨®n -aqu¨ª en Espa?a, campeones- con dificultades para soslayar su triunfalismo ante cualquier rev¨¦s de las fuerzas de la coalici¨®n; y las fuerzas ideol¨®gicas que han preferido cualquier soluci¨®n por tr¨¢gica y amenazadora a un ¨¦xito norteamericano. Ayer parec¨ªan ya m¨¢s prudentes. Por supuesto que seguir¨¢n en sus trece aquellos que necesitan que todo empeore para tener raz¨®n a la postre. Y a los que los iraqu¨ªes les importan hoy tanto -es decir, nada- como cuando quer¨ªan derribar gobiernos democr¨¢ticos utilizando a la poblaci¨®n iraqu¨ª como escudo y pretexto. Todo es susceptible de empeorar y no son pocos los que con Al Zarqaui lo desean.
Pero con un esfuerzo por presuponer buena fe y decencia a la mayor¨ªa en los dos bandos que se enfrentaron en el mundo por esta guerra, puede esperarse que tras lo sucedido el domingo, sean m¨¢s los que quieran implicarse en ayudar en un proceso que es la esperanza de un futuro mejor para los millones de iraqu¨ªes que ayer se jugaron la vida y un indicio de que son muchos los ¨¢rabes que quieren compartir con Europa y occidente libertad, seguridad y bienestar. En el peor caso, estamos donde antes. En el mejor, ante una oportunidad maravillosa de que el a?o pr¨®ximo en los Goya proceda un brindis por Irak.
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