El escritor en su laberinto
Estos diarios de Miguel S¨¢nchez-Ostiz (Pamplona, 1950) titulados Liquidaci¨®n por derribo. Diarios, 1999-2000, componen un libro triste, el retrato de una personalidad que se mira en el espejo sin piedad y con un poco de pesadumbre, la mirada de alguien que se muestra en continua perplejidad.
Hace pocas semanas, Harkaitz Cano declaraba a este diario que en el escritor puede existir vanidad, pero que mayor es su soledad. En el juego perverso entre vanidad y soledad no hay ninguna duda de que la segunda sale ganando en este libro. S¨¢nchez-Ostiz se mira en el espejo de la p¨¢gina en blanco para dar cuerpo a una narraci¨®n de la conciencia, que es una esencia atribulada, nada conforme consigo misma y con el entorno, peleada con un yo penosamente asumido, y con el mundo.
Hay algo de desgarro existencial en esta narraci¨®n, siempre atenta a un dietario al estilo de Pl¨¢, y, aunque se niegue en el mismo texto, de Baroja. Estos diarios retoman el hilo cronol¨®gico del tomo anterior, y es una pena que no tengan mayor tranquilidad editorial. Pero, desde luego, es mejor leerlos que permanezcan en el caj¨®n, porque la pluma acerada de S¨¢nchez-Ostiz recupera el aliento de las escrituras m¨¢s sinceras, y por ello m¨¢s proclives a sufrir consecuencias, de las que se leen en estos momentos. Escritos a contracorriente (y es una reflexi¨®n que se produce a menudo en el texto), Miguel S¨¢nchez-Ostiz no huye de ning¨²n tema por inc¨®modo que sea.
Miguel S¨¢nchez-Ostiz: Liquidaci¨®n por derribo. Diarios, 1999-2000. Alberdania. Ir¨²n, 2004. 382 p¨¢ginas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.