El negocio del miedo
Est¨¢n por todas partes. Las alarmas, las c¨¢maras, los vigilantes inundan nuestra vida cotidiana. En la casa de un vecino, en el banco, en el trabajo, en la tienda, en el metro... Las medidas de seguridad han proliferado en los ¨²ltimos a?os en Espa?a impulsadas por un fantasma que corre como la p¨®lvora: el miedo.
Si algo caracteriza a las sociedades desarrolladas modernas, seg¨²n los soci¨®logos y psic¨®logos sociales, es justamente eso: el miedo, el miedo a perder lo que uno tiene (incluida la vida), lo que ha reunido a lo largo de su historia. Y esa contagiosa sensaci¨®n, agudizada a escala mundial por amenazas como el terrorismo internacional y fen¨®menos como la inmigraci¨®n, es algo que han sabido ver muy bien las empresas. El negocio del miedo se ha convertido en uno de los m¨¢s boyantes del momento.
En el a?o 2003, el volumen del negocio ascendi¨® a 3.000 millones de euros. Ya es el cuarto pa¨ªs en los grandes mercados de la seguridad privada de la UE
Las empresas de seguridad privada cosechan los mayores beneficios de su historia y registran incrementos de facturaci¨®n anuales superiores al 10%. En los ¨²ltimos cuatro a?os su facturaci¨®n global se ha incrementado en m¨¢s del 45%, y s¨®lo en 2003 la instalaci¨®n de alarmas domiciliarias creci¨® un 30%. ?Qu¨¦ est¨¢ pasando? ?Vivimos instalados en la paranoia? ?Hay motivos reales que expliquen la necesidad de pagar esta coraza de seguridad?
En la central receptora de alarmas de Prosegur, una de las empresas l¨ªderes del sector, 20 puestos conectados en red reciben las se?ales de las m¨¢s de 104.000 alarmas que tienen instaladas en el territorio nacional. En la pantalla aparece una llamada en rojo que dice "atraco". Inmediatamente, el operador, con s¨®lo un clic del rat¨®n, localiza el n¨²mero de tel¨¦fono del cliente y llama: "Le llamo de Prosegur. ?Podr¨ªa darme su clave?".
Falsas alarmas
En este caso es una falsa alarma, como en el 94% de las 2.600 se?ales diarias que recibe Prosegur, seg¨²n Miguel ?ngel Guti¨¦rrez, jefe de prestaci¨®n de servicio. "Lo que hacemos es una criba de las falsas alarmas, y si no conseguimos encontrar al cliente, o nos cuelgan el tel¨¦fono, o nos dan una clave incorrecta, llamamos a las fuerzas de seguridad del Estado, y enviamos a un vigilante con las llaves del inmueble si el cliente tiene contratado nuestro servicio de acuda", que supone unos 30 euros m¨¢s al mes sobre los otros tantos del mantenimiento del sistema.
Sin embargo, existe una sensaci¨®n com¨²n, compartida por las empresas del sector, de que la polic¨ªa no acude siempre. Fuentes policiales aseguran que se acude, cuando se recibe aviso, con el coche patrulla m¨¢s cercano a la zona, "pero cuando llegan al lugar, si no ven nada raro, se van porque no pueden hacer nada", explican. "Es una p¨¦rdida de tiempo. El problema es de las empresas", se quejan. "Al final, el trabajo es para la polic¨ªa, y ellas, las que se llevan los beneficios", agregan las mismas fuentes.
El sector privado vive su gran momento, y las empresas achacan esa notable prosperidad al buen curso que ha tenido la econom¨ªa espa?ola en los ¨²ltimos a?os, al cambio de moneda, al aumento de la calidad de vida y a la compra de viviendas. "No crecemos por la inseguridad ciudadana. El crecimiento del mercado de la seguridad privada en Espa?a est¨¢ ligado a la situaci¨®n de crecimiento econ¨®mico", dice Luis Posadas, consejero delegado de la empresa Securitas, con m¨¢s de 200.000 empleados repartidos por 30 pa¨ªses.
"El incremento de la demanda de seguridad en Espa?a es paralelo al aumento del nivel de vida en el pa¨ªs. Ello lleva consigo un aumento de los bienes a proteger y una menor tolerancia al riesgo", agrega Antonio de C¨¢rcer, director de desarrollo y estrategia comercial de Prosegur, que tiene implantadas 127.000 conexiones de alarmas.
Sin embargo, fuentes policiales aseguran que los ¨ªndices de criminalidad y la inseguridad ciudadana est¨¢n ¨ªntimamente ligados a este fen¨®meno. Basta con echar un vistazo a la evoluci¨®n de los ¨ªndices de delincuencia para percatarse de que ambas l¨ªneas corren en paralelo. Desde el a?o 2000 se observa un aumento de las infracciones penales que remite levemente en 2003, justo el a?o en el que los beneficios de las empresas de seguridad privada han bajado.
Un an¨¢lisis m¨¢s sociol¨®gico plantea que la sensaci¨®n de inseguridad y de miedo se ha acrecentado, efectivamente, a medida que las sociedades han ganado en calidad de vida. Cada vez tenemos m¨¢s cosas, y tememos m¨¢s perderlas. No en vano, la seguridad es una de las principales preocupaciones de los espa?oles, seg¨²n muestran los distintos estudios demosc¨®picos. La raz¨®n de que el desarrollo y el miedo sean directamente proporcionales, seg¨²n los soci¨®logos, es que el abismo que separa a las sociedades desarrolladas de las no desarrolladas es cada vez mayor. En un mundo globalizado, casi todo es conocido por todos, y aunque las realidades sean distintas, los sue?os pueden ser los mismos. Y frente a la realizaci¨®n de los deseos de unos pocos est¨¢n las frustraciones de los sue?os de muchos. Esa descompensaci¨®n es la que genera la sensaci¨®n de amenaza: otros pueden querer lo m¨ªo.
"En el transcurso de los ¨²ltimos 20 a?os hemos asistido a una escalada en los temas de seguridad. La criminalidad, en especial los robos, se ha convertido en el enemigo n¨²mero uno", explica Joan Cornet, psic¨®logo especialista en din¨¢mica organizacional y ex consejero de la Comisi¨®n Europea. "Las estad¨ªsticas cantan. Ante ello, la soluci¨®n m¨¢s id¨®nea es la de protegernos. Desde que somos seres humanos ha habido siempre una enorme tensi¨®n entre los que poseen y los que no", agrega.
La sensaci¨®n de inseguridad es un hecho, y su principal s¨ªntoma es el crecimiento de las empresas del sector. "Las empresas de seguridad privada llegan adonde no llegan las fuerzas de seguridad del Estado", dice Alfonso Tom¨¢s, presidente de la patronal Aproser. "Para el Estado no ser¨ªa rentable pagar un vigilante para cada urbanizaci¨®n, para cada edificio p¨²blico..., y ah¨ª estamos nosotros, para cubrir la demanda de quien quiere sentirse seguro", a?ade.
S¨®lo en el a?o 2003, el volumen del negocio en Espa?a ascendi¨® a 3.000 millones de euros, seg¨²n Aproser. Es el cuarto pa¨ªs en el grupo de los grandes mercados de la seguridad privada en la UE, detr¨¢s de Reino Unido, Alemania y Francia. En Espa?a funcionan 564 empresas autorizadas por el Ministerio del Interior, cuyo pilar fundamental hasta el momento son los vigilantes: m¨¢s de 70.600. Todos ellos han debido pasar un examen te¨®rico y pr¨¢ctico realizado por el ministerio. No obstante, sigue siendo un ej¨¦rcito deficitario para la demanda existente seg¨²n las empresas del sector, que calculan que hay unos 15.000 puestos sin cubrir.
Una plaga de alarmas
LA TENDENCIA est¨¢ empezando
a cambiar, y el subsector de las alarmas y de los sistemas electr¨®nicos de seguridad est¨¢ ganando terreno a la vigilancia, creciendo el ¨²ltimo a?o un 30%. Las m¨²ltiples ofertas de las empresas y la incorporaci¨®n de los m¨¢s punteros avances tecnol¨®gicos est¨¢n calando en la sociedad
y est¨¢n popularizando estos dispositivos. Del mismo modo que antes se compraban casas con instalaci¨®n de aire acondicionado, ahora se compran con sistemas de seguridad integrados. "De hecho, el perfil del cliente es del comprador de casas", dice Posadas. Tras el efecto euro, las alarmas han recogido el testigo como locomotora de crecimiento, seg¨²n el informe de la consultora DBK. "En cuanto a la demanda
dom¨¦stica, se ha producido un incremento del mercado que, en el caso de Prosegur, ha sido de un 15%,
y en el de Securitas, de un 30%.
Luis es uno de esos ciudadanos espa?oles que decidieron instalar una alarma en su casa. "Decidimos instalarla porque consideramos
que nuestra casa, al ser un chal¨¦
de f¨¢cil accesibilidad, era un poco vulnerable, y porque hab¨ªan robado en otros chal¨¦s de la urbanizaci¨®n", cuenta. "Pensamos que disuadir¨ªa a posibles ladrones", comenta. ?sa es la raz¨®n por la que la mayor¨ªa de la gente pone una alarma en su vida.
La instalaci¨®n de una alarma
b¨¢sica para un hogar medio puede costar unos 400 euros, aparte de la cuota mensual, que puede ascender
a unos 25. "Pero todo depende de las caracter¨ªsticas del domicilio, del n¨²mero de entradas, de los bienes que contenga, etc¨¦tera", explica Guti¨¦rrez. En el caso de los negocios, la instalaci¨®n puede rondar los 550 euros, y la cuota mensual, unos 30. Los precios se han hecho muy asequibles. Hace 10 a?os, la instalaci¨®n de una alarma pod¨ªa rondar los 1.500 euros. Las alarmas son ya el producto estrella de las empresas de seguridad y el pilar de su crecimiento constante, con una facturaci¨®n de 614 millones de euros en 2003, seg¨²n datos de Aproser. Para expertos como Posada, el futuro est¨¢ en la dom¨®tica. "La telefon¨ªa de tercera generaci¨®n va a permitir saber qui¨¦n est¨¢ en casa, qu¨¦ hace, abrir y cerrar puertas... No es ciencia-ficci¨®n, es la imaginaci¨®n conectada
a un terminal de comunicaciones".
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