Una verdad bajo tierra desde 1973
Una parlamentaria del PSE pide ayuda al Gobierno vasco para hallar los cuerpos de tres j¨®venes desaparecidos a manos de ETA
Coral Rodr¨ªguez Fouz, 35 a?os, tiene entablada hace tiempo una lucha personal por revelar la verdad de tres desapariciones ocurridas en los 70 a manos de ETA. La verdad yace enterrada, seg¨²n los indicios que posee, en un caser¨ªo de Saint Palais (Pa¨ªs Vasco franc¨¦s) desde hace 32 a?os. Parlamentaria socialista en Euskadi, dio el jueves un aldabonazo a las conciencias de sus se?or¨ªas en la C¨¢mara de Vitoria equivalente al de Pilar Manj¨®n en la Comisi¨®n del 11-M.
Coral Rodr¨ªguez Fouz termin¨® Medicina en 1995, cuando ya llevaba un a?o como edil en Eibar (Guip¨²zcoa). Mientras preparaba el MIR, el PSE la integr¨® como candidata al Senado por Guip¨²zcoa, junto a Mario Onaindia, y, contra todo pron¨®stico, sali¨® elegida. Ello cambi¨® su vida; nunca volvi¨® a la Medicina. Ahora, adem¨¢s de parlamentaria vasca, es edil en la localidad guipuzcoana de Eskoriatza.
Los indicios que posee apuntan a que los cuerpos yacen en un caser¨ªo de Saint Palais
Su lucha nace de su condici¨®n de sobrina y ahijada de Humberto Fouz, un hermano de su madre que hoy ir¨ªa a cumplir 61 a?os y que desapareci¨® a los 29 en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s junto a dos amigos, Fernando Quiroga Veiga y Jorge Garc¨ªa Carneiro. Ocurri¨® presuntamente a manos de etarras all¨ª refugiados que les tomaron por polic¨ªas de paisano, les capturaron y mataron.
Los tres eran gallegos, pero viv¨ªan en Ir¨²n de forma provisional en casa de otra hermana de Humberto. ?ste llevaba all¨ª ya un a?o largo y sal¨ªa con una chica, Ana, que a sus actuales 54 a?os a¨²n le recuerda. "Val¨ªa much¨ªsimo, sab¨ªa ingl¨¦s y franc¨¦s, adem¨¢s de gallego, y se defend¨ªa en italiano, alem¨¢n y ruso", recuerda la mujer.
Fouz hab¨ªa hallado trabajo en una empresa de transportes internacionales gracias en parte a ese conocimiento de idiomas, aprendidos en una juventud inquieta durante la que vivi¨® en varios pa¨ªses. Anim¨® entonces a sus amigos y Quiroga encontr¨® empleo como agente de aduanas. Jorge Garc¨ªa, reci¨¦n llegado, a¨²n buscaba algo. "El viernes [23 de marzo de 1973] me dijo: 'Ma?ana no salimos, si no te importa'. Se iba al cine a Francia con ellos", recuerda Ana.
Ese s¨¢bado, cogieron el Austin blanco de Humberto, con matr¨ªcula de A Coru?a, y cruzaron la frontera para ver El ¨²ltimo tango en Par¨ªs en San Juan de Luz. Dicen que su coche circul¨® luego bastante tiempo con otras placas por el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s. Los j¨®venes no volvieron el s¨¢bado a dormir ni tampoco el domingo. El lunes, al comprobar el cu?ado de Humberto que tambi¨¦n faltaba al trabajo, las familias se movilizaron y comenzaron a rastrear los acantilados de la carretera de Hendaya a San Juan de Luz, ante el temor de que se hubieran despe?ado.
A fines de a?o, una informaci¨®n de fuentes policiales, se supone que recogida en c¨ªrculos de confidentes del sur de Francia y publicada en Abc, hablaba por primera vez de ETA y daba nombres de varios etarras.
Coral Rodr¨ªguez creci¨®, primero en A Coru?a y despu¨¦s en Eibar, donde se traslad¨® en 1976 su familia, socialista y marcada por esa p¨¦rdida incomprensible, oyendo hablar de su t¨ªo y padrino, de los regalos que le tra¨ªa del extranjero -unos zuecos de Holanda siguen en su memoria-, de los idiomas que conoc¨ªa -"a¨²n hay por casa un libro suyo de ruso"-, de su terrible fin.
Su abuelo ya era socialista. Y lo primero que hizo su padre al llegar a Eibar a trabajar fue afiliarse a la agrupaci¨®n local socialista y a la UGT. Muri¨® de c¨¢ncer a los 39 a?os, cuando ella ten¨ªa 14. Su madre decidi¨® suplirle simb¨®licamente y se afilio al partido. Coral y sus tres hermanos hicieron lo propio en las Juventudes Socialistas. La menor, Ana, tambi¨¦n es concejal, en Eibar.
El jueves habl¨® en la Comisi¨®n de Derechos Humanos del Parlamento vasco. En diciembre, se le ocurri¨® que un convenio del Gobierno aut¨®nomo con la Sociedad de Ciencias Aranzadi para abrir fosas del franquismo podr¨ªa servir para el caso de su t¨ªo y sus amigos y present¨® una iniciativa. El 29 de enero supo que los grupos del Gobierno vasco iban a sustituir su propuesta, que llevaba nombres y apellidos, por una enmienda gen¨¦rica sobre "todos los desaparecidos en la d¨¦cada de los setenta del siglo pasado". Le doli¨® tanto que emple¨® todo el fin de semana en escribir una intervenci¨®n que antes s¨®lo ley¨® a su madre. "Estoy pidiendo el compromiso activo de mi Gobierno para (...) conseguir informaciones que nos permitan identificar el lugar de la granja de Saint Palais donde ETA se deshizo de los cad¨¢veres", les dijo con voz temblorosa a los miembros del tripartito que le negaban su apoyo.
A Coral Rodr¨ªguez le hiri¨® la frialdad del texto alternativo, su intento de no citar a ETA, y se lo reproch¨® -"su enmienda es una burla a nuestros sentimientos"- conteniendo las l¨¢grimas como pod¨ªa. Luego les pidi¨® "con el coraz¨®n en la mano" su retirada. S¨®lo el representante de EA, Rafael Larreina, reaccion¨®, le pidi¨® disculpas y arrastr¨® a sus socios del PNV y EB a la rectificaci¨®n.
No era la primera vez que se topaba con la frialdad de la pol¨ªtica. En 1999 pudo comprobar, por una pregunta que present¨® en el Senado, que el entonces ministro del Interior, el popular Jaime Mayor Oreja, hab¨ªa olvidado a?o y medio ocuparse de su petici¨®n de reclamar a Francia unos datos sobre los cuerpos hallados en una tumba abierta en Biriatou en busca de otro desaparecido de ETA, el dirigente de la banda Eduardo Moreno Bergareche, Pertur.
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