El d¨ªa m¨¢s grande
Espa?a se impone a Croacia de forma rotunda y alcanza su primera corona mundial
Tard¨® en llegar, pero vali¨® la pena esperar. El primer t¨ªtulo mundial de Espa?a en balonmano se produjo de la mejor forma posible: ganando a Croacia, campeones del mundo y ol¨ªmpicos, y, adem¨¢s, endos¨¢ndole uno de los resultados m¨¢s amplios que se han producido en la historia de los campeonatos: 40-34. Hasta ahora, el triunfo m¨¢s holgado es el de los diez goles por los que Suecia aventajo a la antigua Checoslovaquia en la final de 1958, disputada en la hoy extinta Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. Fue la espa?ola una victoria demoledora que cerraba una racha de siete derrotas frente a los croatas desde 2000. Un ¨¦xito que concede a Espa?a su primera medalla de oro, la sexta en total, y que permanecer¨¢ en la historia de forma inolvidable.
ESPA?A 40 - CROACIA 34
Espa?a: Hombrados (Barrufet); A. Entrerr¨ªos (6), A. Rocas (2), Ur¨ªos (4), Garralda (4), Juancho (1) y Rodr¨ªguez (3) -siete inicial-; Garabaya (2), Lozano, Hern¨¢ndez, Juan¨ªn (11, 2 de penati), Romero (4) y M. Ortega (3).
Croacia: Sola (Losert); Kaleb, Balic (6), Vori (4, 1 de p.), Dzomba (7, 5 de p.), Spoljaric (1) y Metlicic (1) -siete inicial-; Lackovic (3), Zrnic (2), Dominikovic (2), Goluza (2, 1 de p.), Sprem (4) y Buntic (2).
?rbitros: Lemme y Ullrich (Alemania).
Marcador cada cinco minutos: 3-2, 6-6, 10-7, 14-8, 18-11, 21-13 (descanso), 23-14, 27-18, 32-20, 33-25, 38-29 y 40-34.
12.000 espectadores en el pabell¨®n Siete de Noviembre. Francia logr¨® el tercer pelda?o del podio al ganar (26-25) a T¨²nez, el anfitri¨®n.
La mentalidad del equipo fue distinta a la de su derrota inicial. En una semana ha crecido m¨¢s que en muchos a?os
"?Lo logramos! ?Lo hicimos!". Entre gritos, llantos e incontenible emoci¨®n, todo el banquillo espa?ol se fue fundiendo en abrazos a medida que iban transcurriendo los ¨²ltimos dos minutos del partido. Croacia estaba ya derrotada, hab¨ªa perdido la consistencia que siempre le ha caracterizado y se sent¨ªa impotente frente a una Espa?a que esta vez no hab¨ªa estado dispuesta a concederle ninguna tregua.
Espa?a hab¨ªa dominado holgadamente a Croacia desde la parte final del primer tiempo. Pero ni siquiera cuando los balc¨¢nicos consiguieron remontar cinco goles, entre el minuto 15 y el 20 de la segunda parte, y redujeron la mayor renta de Espa?a, de 13 goles, hasta dejarla s¨®lo en ocho temblaron los brazos del equipo de Juan Carlos Pastor. Ah¨ª volvi¨® a quedar patente la fortaleza mental de este grupo de j¨®venes y veterano que sabe negociar con las adversidades.
?ste es el fruto de un trabajo de s¨®lo dos meses -Pastor acaba hoy su contrato- en el que el t¨¦cnico del Valladolid, de s¨®lo 37 a?os, edad similar a la de algunos jugadores, ha sabido imponer sus criterios de manera consensuada, buscando siempre la complicidad de todo el equipo y consiguiendo una implicaci¨®n total. Sus decisiones nunca fueron discutidas. Y los jugadores supieron desde el primer d¨ªa qu¨¦ pretend¨ªa de cada uno de ellos. Se entregaron al aprendizaje del sistema de defensa en 6-0 y 5-1, basado en amagar el contacto en las salidas a los 10 y 12 metros para replegarse r¨¢pidamente, y aprendieron a moverse bajo la direcci¨®n de Chema Rodr¨ªguez e Iker Romero en el ataque.
Pusieron empe?o en ello, porque, para muchos, era todo novedoso. Pero mantuvieron siempre la ilusi¨®n y creyeron en Pastor. Y ¨¦l les respondi¨® con aquella mirada emocionada, con su honradez y con unos planteamientos t¨¢cticos eficaces y sorprendentes a veces. El resultado fue una uni¨®n absoluta en el vestuario. El equipo se convirti¨® en una aut¨¦ntica pi?a, en una sola voluntad, con la ¨²nica misi¨®n de ganar el primer oro de la historia espa?ola y de adjudicarse el primer t¨ªtulo mundial. Obviamente, las dos cosas iban unidas. Y, c¨®mo no, las dos las consiguieron.
Cuando Espa?a salt¨® a la pista para disputar la final, su mentalidad era muy distinta de la que le llev¨® a la ¨²nica derrota de todo el campeonato en la primera fase precisamente contra Croacia. Para llegar a la final hab¨ªa salvado situaciones muy complicadas: empatar en el ¨²ltimo segundo contra Serbia, que los serbios no lograran el gol del empate que les habr¨ªa dado la clasificaci¨®n junto a los croatas para las semifinales en su ¨²ltima jugada y ganar a Noruega cuando ten¨ªan que hacerlo. En una semana habr¨ªan crecido m¨¢s que en muchos a?os.
Y ayer frente a Croacia, a la hora de la verdad, todo aquello sali¨® a flote. Una defensa en 6-0 perfecta que potenci¨® el lucimiento de un Hombrados espectacular y un ataque fluido que encontr¨® en Alberto Entrerr¨ªos, Mateo Garralda, Rolando Ur¨ªos y, especialmente, en Juan¨ªn Garc¨ªa (11 goles) a sus puntas de lanza. Croacia acus¨® el cansancio tanto f¨ªsico como psicol¨®gico de sus ¨²ltimos partidos y se fue hundiendo al comprobar que sus esfuerzos mor¨ªan en las manos de Hombrados o en los blocajes defensivos espa?oles. Para unos campeones como ellos era una situaci¨®n nueva. Y les cre¨® impotencia, desespero y rabia. Tres elementos demasiado pasionales para jugar serenos.
La remontada fue imposible. Espa?a iba lanzada. Y, entre abrazos, Pastor dio paso a Lozano en el ¨²ltimo minuto para que tambi¨¦n ¨¦l pisara la pista el d¨ªa m¨¢s grande del balonmano espa?ol. Porque lo fue. Un d¨ªa inolvidable. Una jornada para el reconocimiento hacia unos jugadores como Garralda, Barrufet, Hombrados, Juan¨ªn, Juancho, Mariano Ortega..., que encontraban la recompensa a tantos a?os de esfuerzos. Pero tambi¨¦n hacia otros jugadores j¨®venes que aseguran un futuro de lo m¨¢s brillante.
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