Espa?a, ante el futuro de la pol¨ªtica de cohesi¨®n comunitaria
La negociaci¨®n sobre el reparto de los fondos europeos deber¨¢ afrontarse con pragmatismo, reivindicaci¨®n y visi¨®n de futuro, seg¨²n los autores.
La pol¨ªtica de cohesi¨®n de la Uni¨®n Europea, instrumentada mediante los Fondos Estructurales y el Fondo de Cohesi¨®n, ha sido claramente beneficiosa para la econom¨ªa espa?ola. En un reciente trabajo, estimamos que las ayudas recibidas entre 1989 y 2006, casi 100 millardos de euros a precios de 1999, habr¨¢n mantenido la tasa de crecimiento real del PIB 0,4 puntos porcentuales por encima de la que se hubiese dado en su ausencia. Dicho de otra forma, las ayudas comunitarias habr¨¢n contribuido a la convergencia real de nuestro pa¨ªs con la media europea en casi 6 de los 15 puntos en los que ha avanzado el PIB por habitante desde 1989 hasta hoy una vez ajustado por poder de compra (ver gr¨¢fico). El avance debido a las ayudas estructurales equivale a unos 638 euros a precios de 1999 por persona y a?o. Asimismo, estimamos en 300.000 los empleos que las ayudas comunitarias habr¨ªan creado o mantenido, por t¨¦rmino medio, a lo largo del periodo, adem¨¢s de otros efectos adicionales sobre la productividad (un 40% de su crecimiento en el periodo), la acumulaci¨®n de capital privado (un 40%) o el capital p¨²blico (un 30%).
La negociaci¨®n de las perspectivas financieras para 2007-2013 se encuentra en estos momentos en su fase inicial, pero tras la ampliaci¨®n, el progreso relativo de la econom¨ªa espa?ola y dado el l¨ªmite de recursos del 1,24 del PIB comunitario, que incluso podr¨ªa disminuir, es ineludible que las ayudas recibidas por Espa?a hasta 2006 se reduzcan de manera significativa. La propuesta de la Comisi¨®n (marzo de 2004), puede interpretarse de diversas maneras, pero podr¨ªa implicar el paso de los 60,2 millardos de euros (a precios de 2004) de la Agenda 2000, para 2000-2006, a unos 36,3 millardos de euros. Ello es as¨ª por diversas razones. En primer lugar, Espa?a perder¨ªa el Fondo de Cohesi¨®n, unos 12,4 millardos en 2000-2006. Por otra parte, Castilla y Le¨®n, Canarias y Valencia dejar¨ªan de percibir las ayudas a causa de su convergencia natural, unos 13,2 millardos de euros, aunque recibir¨ªan 4,6 millardos en ayudas transitorias hasta 2013. Finalmente, Asturias, Murcia, Castilla-La Mancha y Ceuta y Melilla perder¨ªan unos 7,1 millardos de euros debido a la ampliaci¨®n (convergencia estad¨ªstica), aunque igualmente recibir¨ªan 4,7 millardos en ayudas transitorias hasta 2013. Cantabria dejar¨ªa de recibir las ayudas transitorias a las que tiene derecho hasta 2006, debido a su convergencia natural antes de 2000 y solamente seguir¨ªan siendo regiones del Objetivo 1 Andaluc¨ªa, Extremadura y, a duras penas, Galicia.
La propuesta de la Comisi¨®n puede calificarse como "generosa" y cuesta imaginar que el Consejo acabe adopt¨¢ndola sin recortes, de manera que representa un escenario m¨¢s bien optimista. Sus efectos sobre la convergencia real, junto a los de otros escenarios alternativos, se muestran tambi¨¦n en el gr¨¢fico en el que se advierte que, respecto a una continuaci¨®n de las actuales perspectivas financieras, representar¨ªan una p¨¦rdida de unos 2 puntos porcentuales, aunque ello no impedir¨ªa que la convergencia real de la econom¨ªa espa?ola siguiese avanzando a buen ritmo de mantenerse su dinamismo relativo como en el pasado reciente. De producirse un escenario peor para las perspectivas 2007-2013 en lo que concierne a nuestro pa¨ªs, por ejemplo, la ausencia de ayudas transitorias o una reducci¨®n equivalente, las ayudas totales podr¨ªan disminuir hasta los 27 millardos de 2004, un 45% de los importes de la Agenda 2000. Ello, como se aprecia en el gr¨¢fico, restar¨ªa 1,5 puntos adicionales a la convergencia real de la econom¨ªa espa?ola.
Frente a los posibles efectos negativos derivados de un ajuste ineludible, hemos de comprender por qu¨¦ ¨¦ste se produce y tratar de "limitar los da?os" que razonablemente se puedan limitar buscando de manera activa alternativas fuera de una l¨®gica que est¨¢ llamada a estrecharse, como decimos, ineludiblemente. Espa?a no pierde las ayudas porque se las arrebaten los nuevos miembros. Pierde una buena parte de ellas porque las que han disfrutado en el pasado algunas de sus regiones han surtido sus efectos de convergencia y ya no son aplicables a aqu¨¦llas. Esto es, en realidad, un ¨¦xito y m¨¢s vale que haya sucedido as¨ª. Tambi¨¦n deja de recibir parte de las ayudas debido al efecto estad¨ªstico que provoca la ampliaci¨®n, que no es enteramente artificial, pues tambi¨¦n representa un caso genuino de cohesi¨®n y solidaridad con los nuevos miembros, mucho m¨¢s pobres.
Finalmente, algunos pa¨ªses y muchos expertos cuestionan el excesivo sesgo regional que la pol¨ªtica de cohesi¨®n comunitaria ha venido adquiriendo y, junto a la necesidad de cambiar de ra¨ªz las subvenciones agr¨ªcolas, y reducirlas sustantivamente, abogan por un replanteamiento a escala estatal de las ayudas estructurales y su orientaci¨®n decidida hacia los objetivos de Lisboa, tal y como defiende el Informe Sapir. La econom¨ªa europea presenta desde hace unos a?os un p¨¦simo balance en materia de crecimiento y productividad y no digamos si se la compara con la econom¨ªa americana. Por ello es muy importante que los instrumentos que posee el presupuesto comunitario se orienten hacia estos objetivos, aunque para lograrlo deban reformularse las intervenciones agr¨ªcolas y regionales. El techo de recursos es muy estricto y no aumentar¨¢ en las negociaciones que se avecinan. De hecho, algunos pa¨ªses jugar¨¢n la baza de su disminuci¨®n al 1% del PIB para orientar la negociaci¨®n hacia un cambio radical de las prioridades.
Volviendo a la perspectiva desde Espa?a, la defensa del actual nivel de ayudas estructurales y de cohesi¨®n es una causa perdida, que, sin embargo, parece tener muchos abogados a los que convendr¨ªa recordar que algunas ayudas desaparecen porque ya han cumplido su objetivo, aunque nuestras regiones menos desarrolladas no hayan sido tan exitosas como Irlanda. Arag¨®n, por ejemplo, que en el pasado ha clamado por ayudas equivalentes a las del Objetivo 1, deber¨ªa haber sido mucho m¨¢s pobre para merecerlas, lo que no hubiera aceptado de hab¨¦rsele ofrecido el cambio. Pero el mantenimiento de las ayudas en las tres regiones que continuar¨¢n siendo Objetivo 1 y la obtenci¨®n de ayudas transitorias para, especialmente, las que han sufrido el efecto estad¨ªstico constituir¨¢n previsiblemente el n¨²cleo de la estrategia negociadora espa?ola. Dadas las incertidumbres que pesan sobre las ayudas de los restantes objetivos y del Fondo de Cohesi¨®n, de las que se benefician tambi¨¦n las dem¨¢s regiones, la posici¨®n espa?ola tendr¨¢ que contemplar una mezcla de pragmatismo, reivindicaci¨®n y visi¨®n de futuro nada f¨¢cil de lograr sin un debate amplio y cr¨ªtico sobre la experiencia en esta materia hasta la fecha y las alternativas a los posibles resultados de las negociaciones a lo largo del a?o 2005.
Sim¨®n Sosvilla Rivero es investigador de FEDEA y profesor titular de Econom¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid. Jos¨¦ A. Herce es director de FEDEA y profesor titular de Econom¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid.
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