?Deber¨ªa participar Batasuna?
ETA no se retirar¨¢ si puede evitarlo, pero cada vez lo tiene m¨¢s dif¨ªcil. No porque no sea capaz de cometer atentados, como el de ayer, sino porque ya ni siquiera entre los votantes de Batasuna se le ve mucho sentido a la prolongaci¨®n de la violencia. Ello es efecto de la distancia entre la eficacia terrorista y la policial (tres atentados mortales y 312 detenidos en los dos ¨²ltimos a?os), pero tambi¨¦n de la ilegalizaci¨®n de Batasuna y del desmontaje de su entramado econ¨®mico. Por primera vez en muchos a?os, hoy existe una divergencia potencial de intereses entre el brazo pol¨ªtico y el armado. Para que esa divergencia juegue en favor de la extinci¨®n o retirada de ETA lo m¨¢s importante es evitar iniciativas, como la de aceptar la negociaci¨®n pol¨ªtica con ETA, que pudieran volver a dar un sentido a la violencia; pero tambi¨¦n otras como la de legalizar a su brazo pol¨ªtico sin un abandono previo de la violencia o un desmarque claro de Batasuna.
Si Ibarretxe quisiera de verdad que Batasuna participase en las elecciones, a quien emplazar¨ªa ser¨ªa a Otegi, no a Zapatero. La ¨²nica posibilidad de que Batasuna se presentase (como tal o con otro nombre) pasa por la revocaci¨®n, a instancias de la Fiscal¨ªa, de la ilegalizaci¨®n decidida por el Tribunal Supremo. El fiscal general s¨®lo podr¨ªa plantearlo si Batasuna demostrase que ya no forma parte del entramado dirigido por ETA. Tal vez no bastase con la condena del terrorismo, pero hacerlo ser¨ªa condici¨®n previa ineludible.
Entrevistado el martes por I?aki Gabilondo, el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, reproch¨® a Batasuna colocar siempre la pelota en el tejado de los dem¨¢s. Pero ¨¦l hizo lo mismo al asegurar que el asunto se podr¨ªa resolver en 48 horas si la Fiscal¨ªa se abstuviera de impugnar las listas que presente el partido de Otegi. Su argumento fue que hay que dar cauce de expresi¨®n a todas las ideas; pero, siguiendo una arraigada costumbre nacionalista, evit¨® entrar a considerar los motivos que llevaron a la ilegalizaci¨®n judicial de esa formaci¨®n. Esos motivos acaban de ser recordados por el juez Garz¨®n en el auto de 25 de enero, por el que se procesa a 36 dirigentes y ex dirigentes de Batasuna.
El auto se propone "establecer la relaci¨®n de dependencia" de Batasuna respecto a ETA "en su origen, desarrollo y actualidad". A tal fin, reproduce decenas de documentos internos que dejan poco margen para la duda: Batasuna es una parte subordinada de un entramado en el que ETA tiene la ¨²ltima palabra, incluso sobre cuestiones como la participaci¨®n o no en determinadas elecciones, los criterios de confecci¨®n de las listas o el signo del voto de sus parlamentarios.
Pero el auto profundiza tambi¨¦n en la complementariedad entre la violencia de ETA y las actuaciones de su entorno, incluyendo el "frente institucional", con el fin de producir un "efecto aterrorizante" no s¨®lo sobre las v¨ªctimas directas, sino tambi¨¦n sobre el "colectivo social al que pertenece", para forzar su adhesi¨®n o su abandono. Todo ello en la perspectiva de provocar -dice Garz¨®n- una "desconexi¨®n paulatina" respecto al Estado espa?ol mediante conductas de "desobediencia" que vayan construyendo "una legalidad alternativa" que permita ir "sustrayendo al Estado importantes parcelas de su control normativo".
El partido de Otegi ha emplazado a Ibarretxe a no oficializar la convocatoria electoral hasta que se reconozca su derecho a participar en ella "en igualdad de condiciones". Hay igualdad de condiciones cuando cualquier candidato puede defender sus ideas sin temor a que le maten o agredan. Entre la ruptura de la tregua, en 2000, y las ¨²ltimas elecciones municipales, en 2003, ETA asesin¨® a ocho concejales del PP y del PSOE, cuyas sedes y actos p¨²blicos fueron declarados "objetivo militar" -285 ataques entre 2000 y 2004- sin que tal cosa suscitase el menor reproche por parte de Batasuna. Su reclamaci¨®n resulta, por tanto, un sarcasmo. Pero tambi¨¦n resulta inquietante que entre las competencias que asumir¨ªan las instituciones vascas si un d¨ªa se aplicase el plan Ibarretxe figure (art. 11) la de aprobar una ley vasca de partidos que permitir¨ªa esquivar la ilegalizaci¨®n instada en agosto de 2002 por el 90% de los diputados del Congreso. Eso s¨ª que ser¨ªa crear una legalidad alternativa que desconectase a la Euskadi de Ibarretxe de la Espa?a (y la Europa) democr¨¢ticas.
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