La novia nunca ser¨¢ reina y recibir¨¢ el tratamiento in¨¦dito de princesa consorte
El enlace matrimonial se celebrar¨¢ por lo civil con el visto bueno de la Iglesia anglicana
Carlos y Camilla se casar¨¢n por lo civil, aunque con el visto bueno de la Iglesia anglicana, y ella no tendr¨¢ el t¨ªtulo de princesa de Gales, por lo que no ostentar¨¢ el rango de reina consorte. ?sa es la soluci¨®n a las dos grandes inc¨®gnitas que desde el punto de vista institucional planteaban la boda de la pareja. Una vez celebrado el matrimonio, Camilla Parker Bowles recibir¨¢ el tratamiento de "su alteza real la duquesa de Cornwall".
Al renunciar al t¨ªtulo de princesa de Gales, que Diana retuvo hasta su muerte como madre de los hijos del heredero, Guillermo y Enrique, Camilla Parker Bowles acepta tambi¨¦n que no ser¨¢ tratada como reina consorte, aunque ser¨¢ conocida como "princesa consorte".
En la tradici¨®n de la monarqu¨ªa brit¨¢nica, la mujer del rey suele recibir el tratamiento de reina consorte. El marido de la reina, en cambio, nunca es considerado rey consorte y se le conoce como pr¨ªncipe consorte, aunque el ¨²nico que recibi¨® formalmente ese t¨ªtulo, y no s¨®lo el tratamiento, fue Alberto de Saxe Coburgo y Gotha, esposo de la reina Victoria.
Los expertos no se pon¨ªan de acuerdo ayer sobre si la renuncia de Camilla al t¨ªtulo de princesa de Gales tiene que ser refrendado de manera legal. Algunos dec¨ªan que al renunciar voluntariamente a ese derecho no era necesaria la intervenci¨®n del Parlamento. Otros, en cambio, sosten¨ªan que no s¨®lo el Parlamento brit¨¢nico deb¨ªa refrendar esa decisi¨®n, sino tambi¨¦n los parlamentos de la quincena de pa¨ªses de la Commonwealth que a¨²n mantienen al monarca brit¨¢nico como su jefe de Estado (entre ellos Australia, Canad¨¢ y Nueva Zelanda).
El otro gran problema de esta boda era la Iglesia anglicana. La opini¨®n de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica anglicana ha ido evolucionando desde la abierta hostilidad inicial a un matrimonio entre divorciados hacia posiciones menos beligerantes. Aunque opuesta a que quien est¨¢ llamado a ser jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra se case en segundas nupcias, estaba cada vez m¨¢s inquieta porque el pr¨ªncipe de Gales estaba cohabitando de hecho con la que, con el protocolo en la mano, s¨®lo era su amante.
La Iglesia de Inglaterra ha ido aceptando la idea de que hab¨ªa que regularizar esa situaci¨®n. En 2002 suaviz¨® la norma que proh¨ªbe casarse en segundas nupcias a los divorciados, y aunque mantuvo la condici¨®n de que eso s¨®lo beneficiar¨¢ a los divorciados cuyo c¨®nyuge haya fallecido -es el caso del pr¨ªncipe Carlos, pero no de Camilla- se guard¨® bajo la manga el as de aceptar excepciones.
Ayer circulaba la tesis de que, consultada sobre su posici¨®n ante una boda de Carlos y Camilla, la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica anglicana habr¨ªa reaccionado con considerable unanimidad en contra de una ceremonia religiosa y a favor de una soluci¨®n de compromiso como la acordada finalmente: boda civil seguida de acto de religioso para declarar su apoyo a la uni¨®n.
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