Bons¨¢is para todos los p¨²blicos
El Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid presenta la colecci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez
"Esto existe por un empecinamiento. Me regalaron un arbolito, delicado, y decid¨ª que algo tan bello no se iba a morir", coment¨® ayer el ex presidente del Gobierno Felipe Gonz¨¢lez.
Su historia de amor con los bons¨¢is, explic¨®, surgi¨® por la curiosidad. Luego quiso enterarse "de qu¨¦ iba la historia", ayudado por el "entusiasmo contagioso" del especialista Luis Vallejo. Con ¨¦l fue al campo a rescatar reto?os de ¨¢rboles ib¨¦ricos y los model¨® con milenarias t¨¦cnicas orientales, "descargando una adrenalina" acumulada en el traj¨ªn pol¨ªtico. Y en sus meditaciones solitarias de jardinero descubri¨® "un placer de la obra acabada que no da la pol¨ªtica".
El pol¨ªtico socialista pudo ayer recordar sus tiempos de naturalista al contemplar -junto a una nube de periodistas y un p¨²blico madrugador- el nuevo espacio del Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid creado para albergar la colecci¨®n de bons¨¢is que don¨® al Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) en 1996, el a?o en que dej¨® La Moncloa. Son 109 bons¨¢is, que ir¨¢n rotando entre el interior y el exterior del jard¨ªn.
La jardiner¨ªa da "un placer de la obra acabada que no da la pol¨ªtica", asegura el ex presidente
Pinos, tejos, encinas, sabinas... en solitario o en peque?os pero aut¨¦nticos bosques, habitan la llamada Terraza de los Laureles, dise?ada por el arquitecto Pablo Carvajal y el paisajista Fernando Caruncho. Forma parte de una zona de 7.000 metros cuadrados ganada por el Bot¨¢nico y que ahora ense?a al p¨²blico, coincidiendo con el 250? aniversario de su creaci¨®n. Los nuevos inquilinos se suman a las 5.000 especies vegetales de todo el mundo que pueblan las ocho hect¨¢reas de silencioso para¨ªso junto al paseo del Prado.
Una veintena de joyas bot¨¢nicas en miniatura, vigiladas por c¨¢maras, est¨¢n arropadas por laureles de origen italiano y descansan en un basamento de granito gallego. Son en su mayor¨ªa especies aut¨®ctonas ib¨¦ricas (la producci¨®n Gonz¨¢lez supera a los bons¨¢is que recibi¨® como regalos de Estado) y podr¨¢n ser disfrutadas por los ciudadanos todo el a?o. La mejor ¨¦poca para percibir sus formas, sus flores y su relajante esplendor ser¨¢ en primavera, seg¨²n los especialistas que vigilan estos bons¨¢is criados en La Moncloa. Aunque tambi¨¦n resaltaron la belleza de su actual aspecto invernal.
En la fr¨ªa ma?ana de ayer, Gonz¨¢lez contemplaba con deleite los ejemplares custodiados por el Bot¨¢nico y tocaba sus hojas con mimo. Unos arbolitos luc¨ªan el marr¨®n oto?al, otros mostraban incipientes yemas. "Los echaba de menos", reconoc¨ªa, con ojos nost¨¢lgicos. Le acompa?aban en el paseo su esposa, Carmen Romero -"compart¨ªamos afici¨®n", coment¨®-; la ministra de Educaci¨®n y Ciencia, Mar¨ªa Jes¨²s San Segundo -quien destac¨® el acercamiento al p¨²blico de la labor de los cient¨ªficos de una forma l¨²dica-; el director del CSIC, Carlos Mart¨ªnez Alonso, y la directora del Bot¨¢nico, Mar¨ªa Teresa Teller¨ªa
Tras descubrir una placa conmemorativa de la apertura de la exposici¨®n permanente de los bons¨¢is, Gonz¨¢lez fue obsequiado por el CSIC con otra placa (reducida, al hilo de la muestra vegetal), por su "contribuci¨®n al goce est¨¦tico y el enriquecimiento cultural de los ciudadanos".
Y mientras el ex presidente recordaba en las dependencias subterr¨¢neas del Bot¨¢nico "la tranquilidad que da el contacto con la naturaleza" y bromeaba sobre sus trabajos manuales -"me llaman joyero porque hago unas piedras peque?as que algunas se?oras se cuelgan al cuello"-, una legi¨®n de periodistas le aguardaba fuera para preguntar por cosas extravegetales: el caso Vera y el caso televisi¨®n digital terrestre.
De lo que pod¨ªa hablar extensamente, sin tensar el semblante, era de los bons¨¢is, de todas esas fichas y detalles que Vallejo y ¨¦l han acumulado en casi 20 a?os : "Como para un libro".
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