Concertaci¨®n versus confrontaci¨®n
El pasado 25 de enero, tras seis largos meses de negociaciones en un intenso proceso de di¨¢logo social, UGT-A, CC.OO-A, CEA y el Gobierno andaluz, suscribimos el VI Acuerdo de Concertaci¨®n Social. El di¨¢logo social en Andaluc¨ªa es una experiencia de cooperaci¨®n entre los sindicatos m¨¢s representativos, los empresarios y el gobierno de la comunidad, singular, ¨²nico y de resultados altamente positivos en el campo de la actividad econ¨®mica, las relaciones laborales y la planificaci¨®n de la pol¨ªtica sociecon¨®mica.
La continuidad de los procesos de concertaci¨®n, su car¨¢cter permanente a lo largo de m¨¢s de una d¨¦cada, la dimensi¨®n cualitativa y cuantitativa de su contenido y, fundamentalmente, sus resultados en t¨¦rminos socioecon¨®micos convierten al Di¨¢logo Social en nuestra Comunidad en un eficaz instrumento al servicio de los intereses generales de Andaluc¨ªa.
La concertaci¨®n ha supuesto, desde el comienzo, un intenso ejercicio de interrelaci¨®n de los interlocutores y de conjugaci¨®n de intereses contrapuestos en pro de objetivos comunes. Su praxis ha generado una cultura de colaboraci¨®n, un clima favorable que genera condiciones muy adecuadas para la actividad econ¨®mica y la creaci¨®n de empleo.
Los sucesivos acuerdos configurados como motores del crecimiento econ¨®mico y el empleo, as¨ª como instrumentos para el impulso de la calidad de vida y el bienestar de los andaluces han sido, sin duda, una de las claves del desarrollo y de la transformaci¨®n social de nuestra comunidad.
Indudablemente, los acuerdos no son el ¨²nico factor decisivo en el progreso econ¨®mico y social de nuestra Comunidad pero son, sin duda, el elemento m¨¢s singular y de mayor relevancia de cuantos han incidido en ¨¦l, a lo largo de los ¨²ltimos a?os. En este sentido, fuera de Andaluc¨ªa, la concertaci¨®n andaluza se percibe como uno de los elementos identitarios de nuestro avance hacia un pleno desarrollo socioecon¨®mico.
Obviamente, los resultados de la gesti¨®n de los acuerdos de concertaci¨®n deben someterse a evaluaci¨®n tanto desde el punto de vista t¨¦cnico como pol¨ªtico y ello configurar¨¢, sin la menor duda, distintas visiones y aportaciones en torno a los mismos que, si ese fuese el objetivo, deber¨ªa suponer su enriquecimiento.
Sin embargo, a pesar de lo expuesto, en la actualidad comienza a ser preocupante, en relaci¨®n a la concertaci¨®n en Andaluc¨ªa, a diferencia de lo que pasa en el resto del mundo ante cualquier proceso de di¨¢logo social, el permanente esfuerzo de algunos por cuestionar y descalificar sistem¨¢ticamente los acuerdos.
As¨ª, a la sombra de muy diversos intereses, por lo general con una muy escasa solvencia argumental, enmarcada por un lamentable desconocimiento de la concertaci¨®n en s¨ª y, dir¨ªase, que por una absoluta falta de inter¨¦s por conocerla, se cataloga peyorativamente algo que, fuera de nuestra tierra, es considerado como ejemplo de buenas pr¨¢cticas, siendo aplaudido por los interlocutores socioecon¨®micos y pol¨ªticos.
Y enti¨¦ndasenos bien, porque no ser¨¢ desde UGT desde donde manifestemos el m¨¢s m¨ªnimo reparo sobre cualquier an¨¢lisis, valoraci¨®n o cr¨ªtica rigurosa en torno a los acuerdos de concertaci¨®n, o cualquier otra de nuestras responsabilidades sindicales, cuyo objeto sea realizar aportaciones positivas desde otros puntos de vista.
Lamentablemente hoy, ni la campa?a de alg¨²n grupo pol¨ªtico contra el ¨²ltimo acuerdo de concertaci¨®n, ni los an¨¢lisis supuestamente t¨¦cnicos que cuestionan la utilidad de la misma, ni las burdas descalificaciones de alguna opini¨®n publicada parece que tengan por objeto enriquecer los acuerdos y, por lo tanto, el valor instrumental de la concertaci¨®n. Bien por el contrario, da la impresi¨®n de que tales actuaciones responden m¨¢s a estratagemas de confrontaci¨®n y descr¨¦dito, que a un sincero inter¨¦s por reforzar, mejor¨¢ndolos, los procesos de di¨¢logo social de nuestra Comunidad.
Sin duda, la pol¨¦mica suscitada en torno a los Acuerdos de Concertaci¨®n define de manera expl¨ªcita la importancia real de la misma, m¨¢s all¨¢ incluso del valor y la eficacia que le atribuimos los propios interlocutores. Es obvio, por tanto, que algunos intentos de descalificaci¨®n no cuestionan tanto los resultados de la Concertaci¨®n como el esquema de valores de los que lo realizan.
En UGT estamos orgullosos de los procesos de Di¨¢logo Social en Andaluc¨ªa, hemos sido y somos part¨ªcipes de los mismos. Somos corresponsables de sus logros y conscientes de sus limitaciones y, precisamente por ello, consideramos que tanto la acci¨®n de la oposici¨®n pol¨ªtica, como la confrontaci¨®n desde la ¨®ptica de cualquier otro tipo de intereses debiera escoger frentes de batalla, sino menos dignos de apoyo, s¨ª al menos, menos necesitados de un gran respaldo pol¨ªtico, institucional y colectivo que el Di¨¢logo Social. En cualquier caso, desde esta organizaci¨®n nos ponemos a disposici¨®n, una vez m¨¢s, de quienes han hecho del di¨¢logo y el acuerdo una opci¨®n para avanzar hacia un mayor nivel de progreso y bienestar.
Manuel Pastrana Casado es secretario general de UGT Andaluc¨ªa
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