"Madrid es un modelo de civismo en la tragedia"
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Esta ciudad se comporta de una forma ejemplar cuando hay una tragedia. Yo soy madrile?o e hijo de madrile?os y tengo cari?o a esta ciudad, aunque hay cosas que a veces me molestan, porque Madrid en el d¨ªa a d¨ªa es un lugar un poco selv¨¢tico. En cambio, cuando llega una situaci¨®n de emergencia, Madrid es un modelo de civismo en la tragedia, de tranquilidad, de capacidad de asumir situaciones cr¨ªticas sin nerviosismo. La ciudad s¨®lo se toma verdaderamente en serio a s¨ª misma cuando hay un problema".
Alfonso del ?lamo es quien hace este diagn¨®stico de Madrid. Lo emite a pocos metros de la incendiada torre Windsor, a cuyos pies vive desde hace ocho d¨ªas. Tiene datos. ?l es el jefe de las emergencias de la ciudad. Vive pegado a su tel¨¦fono m¨®vil de ¨²ltima generaci¨®n 24 horas al d¨ªa, 365 al a?o. Es el jefe de los 1.600 bomberos y de los 550 miembros del Samur que Madrid tiene para atender las situaciones de emergencia. Nadie como ¨¦l conoce el pulso de la ciudad.
"Ese 10% de mala gente se hace notar tanto que a veces la solidaridad no se ve"
"La ciudad s¨®lo se toma verdaderamente en serio cuando hay un problema"
"En la cat¨¢strofe, si cada uno sabe lo que tiene que hacer, puede aislarse del drama y trabajar"
"A las tres de la ma?ana del s¨¢bado, cuando ve¨ªamos arder la torre, coment¨¦ con Pedro Calvo [el concejal de Seguridad] que verdaderamente ¨¦ste era un a?o como para pensar en la mala suerte. No hemos tenido espacios libres de grandes siniestros. El 11-M, los siniestros de las subestaciones, los atentados de ETA...".
El m¨®vil de Alfonso del ?lamo recibe cada d¨ªa una media de 183 avisos, que en el ¨²ltimo a?o se han traducido en 100.000 salidas anuales de los miembros del Samur y 25.000 de los bomberos, que han apagado unos 2.000 fuegos. Entre esos avisos lleg¨® el fuego en la torre Windsor.
El incendio de este edificio es calificado por los servicios de emergencias como un siniestro. "Y un siniestro sin v¨ªctimas es ya una maravilla. Se ha quemado una torre que valdr¨¢ lo que sea, pero no hay ni una v¨ªctima. Podr¨ªamos estar hablando, por ejemplo, de media docena de bomberos heridos si no se hubieran hecho las cosas con mucho rigor. Y eso a pesar de que se nos ha criticado comparando el incidente con el 11 de septiembre en Nueva York porque all¨ª los bomberos subieron a lo alto de las Torres Gemelas. Pero hay una diferencia: en la torre Windsor no hab¨ªa nadie a quien rescatar. Si hubiera habido alguien dentro, habr¨ªamos estado todo el tiempo que hubiera hecho falta para sacarle".
Esa noche del fuego en la torre lleg¨® a haber 180 bomberos a la vez y unas 60 personas del Samur. La intensidad de las llamas marc¨® el trabajo de los profesionales. "Cuando llegamos, los vigilantes nos dijeron que no hab¨ªa nadie dentro. De hecho, en la primera llamada que recibimos ya nos garantizaron que estaba vac¨ªo. No s¨¦ si los vigilantes actuaron bien o no. Estos edificios tienen un protocolo de actuaci¨®n y mientras no se demuestre lo contrario yo no tengo motivos para dudar de que se actu¨® correctamente. El fuego se fue de las manos y es un hecho que no hab¨ªa extintores, pero tambi¨¦n lo es que la normativa no les obligaba a tenerlos".
Del fuego de la torre Windsor Alfonso del ?lamo habla con frialdad profesional, pero al horror de la tragedia del 11-M se refiere con dolor, con tanta emoci¨®n que un a?o despu¨¦s se le humedecen los ojos al recordarlo.
"El 11-M es algo ins¨®lito que obliga a una respuesta humana que no tiene parang¨®n a nivel mundial. El antecedente que se pone es el 11-S, que fue terrible porque muri¨® mucha gente, pero se trat¨® de una tragedia limitada, que no requiri¨® una respuesta hospitalaria aunque s¨ª mucho apoyo psicol¨®gico. Nosotros el 11-M tuvimos mil y pico heridos; de ellos, m¨¢s de 200 lo eran de mucha gravedad. Adem¨¢s, debimos desplegar una actuaci¨®n de pos-emergencia de la que se ha hablado poco: ten¨ªamos que dar ayuda a las familias de 190 personas que murieron ese d¨ªa y hab¨ªa que hacerlo conjugando lo que marcaba la ley con la situaci¨®n de tragedia que se viv¨ªa en ese momento".
El 11-M puso m¨¢s que a prueba los servicios de auxilio de Madrid y m¨¢s a¨²n ese car¨¢cter solidario de sus habitantes. En 60 minutos se pas¨® de tener los 20 veh¨ªculos del Samur de un turno normal a 105 coches y a 75 personas en la tragedia. 80 minutos despu¨¦s de las explosiones de Atocha hab¨ªa 400 personas trabajando en medio del horror. La plantilla de bomberos se present¨® en su totalidad. "En esos momentos no hace falta llamar a nadie; la gente se presenta".
Alfonso del ?lamo es consciente de que lo m¨¢s importante en una tragedia como aquella es seguir el protocolo. "Lo primero que se produce es una llamada, y a partir de ah¨ª todo se pone en marcha. Esas normas de actuaci¨®n te permiten y obligan a mantener la calma. Si cada uno sabe lo que tiene que hacer, puede establecer un control mental que le permite aislarse del drama para poder trabajar. Si no hubiera una descripci¨®n muy clara de los cometidos de cada cual, surgir¨ªa la confusi¨®n, interpretaci¨®n y opini¨®n. La emergencia es disciplina, en la emergencia se trabaja sin cuestionar las ¨®rdenes. Eso permite la rapidez, la inmediatez".
El protocolo funcion¨® el 11-M, pero tambi¨¦n hubo un plus de sentimiento. "Nunca olvidar¨¦ la c¨²pula de Atocha. Esa sensaci¨®n cinematogr¨¢fica que se viv¨ªa. Sab¨ªamos que hab¨ªa varios muertos. Al principio me hab¨ªan hablado de seis v¨ªctimas en todo el atentado. Esa zona, que habitualmente siempre hab¨ªa visto bulliciosa, alegre, con gente entrando y saliendo, era entonces un espacio silencioso y absolutamente gris. Recuerdo la sensaci¨®n de silencio, de silencio gris. Fue terrible".
Tambi¨¦n le impresionaron los numerosos gestos de solidaridad de los madrile?os. "Me conmovi¨® el primer taxi que vi con un cartel pegado en el cristal que dec¨ªa: 'Servicio gratuito al pabell¨®n n¨²mero 6'. Lo vi cuando nosotros todav¨ªa est¨¢bamos trabajando en la zona de Atocha. Fue una respuesta tremenda de toda la ciudad".
La entrega de los ciudadanos que se respira en Madrid en una tragedia como ¨¦sta sigue sorprendiendo al responsable de emergencias. "No creo que sea una ciudad que improvise. Lo que existe es una respuesta de voluntariado muy importante. El 11-M llegaban enfermeras, m¨¦dicos con sus mochilas, pregunt¨¢ndonos en el centro de coordinaci¨®n qu¨¦ pod¨ªan hacer. Es una ciudad poco endog¨¢mica y muy abierta, probablemente porque no se toma a s¨ª misma muy en serio. Por eso cuando llega la hora de la verdad es generosa".
Del ?lamo habla de generosidad incluso en las familias de las v¨ªctimas. "Recuerdo un familiar que durante toda la noche en el pabell¨®n 10 de Ifema, rodeado de cad¨¢veres en bolsas, me preguntaba cada vez que me mov¨ªa si sab¨ªamos algo de la persona a quien buscaba. Le tuve que decir que no sab¨ªa nada una y otra vez. A pesar de la insistencia, siempre me habl¨® en el mismo tono de calma".
Reconoce que las peores situaciones para el personal de emergencias son los momentos en los que hay v¨ªctimas, aunque deben sobreponerse para seguir trabajando. "Recuerdo gente que estuvo trabajando tres horas seguidas atendiendo heridos entre los muertos, y cuando ya estaban todos trasladados rompieron a llorar, pero s¨®lo cinco minutos. Despu¨¦s, cuando liberaron esa tensi¨®n, volvieron a ponerse a trabajar. Nadie pidi¨® irse a casa".
Del ?lamo defiende el esp¨ªritu solidario de Madrid a pesar de esas ocasiones en las que la gente no se acerca cuando ve a alguien tirado en la calle. "Eso ha cambiado desde que se usa el tel¨¦fono m¨®vil. La gente no se para, pero llama para que le atiendan", asegura.
"Hay un 10% de mala gente que se hace notar tanto que a veces la solidaridad no se ve". Pero Alfonso del ?lamo reconoce que tambi¨¦n ha vivido momentos de debilidad. "A veces dices: menudo trabajito. Pero hay gente que dedica a su empleo todos los d¨ªas de su vida y no puede constatar la utilidad de su labor. En este trabajo, uno de los elementos que nos liberan es verificar que somos ¨²tiles; eso compensa la dureza del d¨ªa a d¨ªa".
Despu¨¦s de muchas horas en vela, del ?lamo no logra dormir. El domingo, cuando el fuego estuvo controlado, se march¨® a un pub a ver el partido de rugby Inglaterra-Francia. All¨ª el sue?o le venci¨® hasta que de nuevo son¨® el m¨®vil. Otra emergencia.
ALFONSO DEL ?LAMO
Es m¨¦dico de familia. Tiene 51 a?os. Comenz¨® su aventura al marcharse a trabajar a Guinea Ecuatorial en 1983. Vivi¨® un 'tsunami' en el P¨¢cifico con 300 muertos en 1992, un maremoto y dos volcanes en Centroam¨¦rica. Ha trabajado con Asuntos Exteriores en tareas de cooperaci¨®n. Ha vivido en 13 pa¨ªses. Es director de las emergencias en Madrid.
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