Urnas vac¨ªas tras el desalojo

Nunca como ayer tantas personas hab¨ªan sido convocadas a votar en el centro cultural Boca Nord de Barcelona. A los vecinos que habitualmente ejercen su derecho de voto en este lugar, situado justo en la salida del t¨²nel de la Rovira, ayer se sumaron los 5.300 electores inscritos en el colegio p¨²blico El Carmel, que a causa del hundimiento del t¨²nel del metro no pudo abrir para que los votantes depositaran las papeletas.

El colegio, como buena parte de las viviendas de esos vecinos, se encuentra dentro del per¨ªmetro de seguridad creado tras el derrumbe por las obras. Pero ni las vallas que rodean la zona, ni los precintos de seguridad ni el hecho de llevar m¨¢s de tres semanas viviendo en diferentes hoteles desanimaron a unos vecinos que ya a primeras horas de la ma?ana se acercaban hasta su mesa electoral provisional. "Siempre hemos votado, ?por qu¨¦ no deber¨ªamos hacerlo esta vez?", respond¨ªa Josefa Pereira, una de las vecinas de la calle de Llobreg¨®s que el 27 de enero vio c¨®mo la casa de sus vecinos se hund¨ªa.

Como otros 1.057 vecinos, Josefa y su marido a¨²n no saben qu¨¦ pas¨® exactamente unas decenas de metros por debajo de sus casas. Fuera lo que fuera, caus¨® tal socav¨®n que les oblig¨® a salir con lo puesto. Siguen enfadados, y ayer se planteaban demostrarlo lanzando un no en la urna electoral sin pensar mucho qu¨¦ significaba esta opci¨®n de voto. Finalmente, Josefa y su marido optaron por el s¨ª aunque lanzando una advertencia: "Es la ¨²ltima vez que vamos a votar si no nos arreglan esto".

A media ma?ana, todas las miradas se concentraban en la mesa U. En ella deb¨ªan votar la mayor parte de los 1.058 desalojados del barrio y para facilitarlo, el Ayuntamiento hab¨ªa reforzado el servicio de autobuses entre los hoteles y el colegio electoral. Pero estas facilidadades no fueron suficientes para animar a votar. Al final, s¨®lo vot¨® el 27,4% de los inscritos en esta mesa, 16 puntos por debajo de la media registrada en la capital catalana. El s¨ª gan¨® con el 76,5% de las papeletas, mientras que el no se llev¨® el 16,4%, lo que, dejando aparte la abstenci¨®n, sit¨²a a este vecindario como uno de los m¨¢s fervientes defensores del Tratado de toda la ciudad.

Carlos, el segundo vocal de la mesa, era uno m¨¢s de los desalojados y se tomaba con resignaci¨®n el hecho de tener que pasar un domingo entero sentado tras una urna medio vac¨ªa. "Recib¨ª la carta que me convocaba a formar parte de la mesa el d¨ªa antes de los hundimientos y del desalojo, pero aqu¨ª estoy", afirmaba con cierto conformismo.

Muchos de los votantes que a lo largo de la jornada desfilaron por esta mesa eran conocidos suyos. Y la pregunta era obligada: "?Sab¨¦is algo de cu¨¢ndo regresamos?". Cuando se formaba alguna cola ante la mesa, las discusiones tomaban mayor entidad entre los que consideran que lo acontecido en sus casas fue un accidente y los que hablaban de grave irresponsabilidad y fraude, utilizando, eso s¨ª, palabras menos elegantes. Tambi¨¦n abundaron los que fueron a votar por inercia. Como Margarida Tols¨¤, vecina desalojada y poco convencida de la utilidad de su voto. "En realidad, no s¨¦ por qu¨¦ he hecho el esfuerzo de venir si al final ¨¦stos", dijo refiri¨¦ndose a los pol¨ªticos, har¨¢n lo que quieran".