Gobierno pos-Arafat

El l¨ªder hist¨®rico de la OLP, Yasir Arafat, no deja de actuar despu¨¦s de muerto. S¨²bitamente, el Parlamento palestino, que vegetaba entre el asentimiento a todo lo que propon¨ªa su creador, ha vuelto a la vida obligando a Ahmed Qurei, primer ministro desde noviembre de 2003, a presentar por cuarta vez un proyecto de Gobierno para darle al fin su visto bueno. De 24 ministros, 17 son nuevos, y un par cambian de cartera. La vieja guardia del rais fallecido en noviembre pasado se esfuma, y aparece un equipo de tecn¨®cratas, de los que se espera que pongan fin a la corrupci¨®n de Gabinetes anteriores. Los pesos pesados del nuevo equipo son Mohamed Dahlan, que asume desde Asuntos Civiles la lucha contra la corrupci¨®n; el general Naser Yusef en Interior, y Naser al Quida, sobrino de Arafat, en Exteriores. El ¨²nico notable que no cambia es Salam Fayad, que sigue en Finanzas y hab¨ªa visto zozobrar todo su esfuerzo por imponer sentido com¨²n tanto como probidad en las cuentas de la casa. S¨®lo queda un antiguo, Nabil Shaath, que de Exteriores progresa hasta viceprimer ministro.

Todo ello permitir¨¢ al presidente Abbas acudir el martes pr¨®ximo a la conferencia de Londres como en un nuevo comienzo. Un total de 25 pa¨ªses, aunque no Israel, se reunir¨¢n bajo la presidencia del primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, y la autoridad de la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, para estudiar los medios con que ayudar a este nuevo curso de la Autoridad Palestina. Pero los objetivos de Abbas -mejora de las condiciones de vida de su pueblo y cese del terror- est¨¢n fuertemente ligados al comportamiento de Israel. Si el ocupante no coopera, todo ser¨¢ in¨²til.

El Gobierno de Ariel Sharon ya ha puesto en libertad a 500 presos y en las pr¨®ximas semanas liberar¨¢ a otros 400, as¨ª como ha aliviado la presi¨®n del Ej¨¦rcito en Cisjordania. Pero har¨¢n falta medidas de mucho mayor calado para que el ciudadano palestino piense que val¨ªa la pena abandonar la resistencia. Israel deber¨¢ liberar muchos m¨¢s presos de los 8.000 que hay; retirarse al menos del 40% de los territorios que gobernaban los palestinos antes de la Intifada, y, sobre todo, mostrar voluntad de negociar una paz generosa, de lo que ha carecido totalmente hasta la fecha.