Aquellos locos cacharros

En la jungla tur¨ªstica actual, si un hotel pretende clientes est¨¢ obligado a llamar la atenci¨®n con alg¨²n distintivo o peculiaridad, cuanto m¨¢s original mejor. S¨®lo as¨ª se entiende que un inmueble residencial tan an¨®nimo como ¨¦ste, en pleno Eixample barcelon¨¦s, pueda suscitar tanto inter¨¦s en los visitantes y aun entre los propios vecinos de la capital catalana. Desde el escaparate que franquea el paso a la recepci¨®n, como si de un plat¨® cinematogr¨¢fico se tratara, todos los focos apuntan hacia un atrio art d¨¦co en el que se exhiben siete veh¨ªculos Hispano Suiza propiedad de la fundaci¨®n Dr. Melchor Colet, cuya colecci¨®n particular de arte respalda desde el a?o 1974 la investigaci¨®n cient¨ªfica y lucha contra el c¨¢ncer. Sus actuales codirectores, Jordi Lansac y Benjam¨ªn Aliaga, vieron en estas flamantes carrocer¨ªas un reclamo publicitario para el hotel, y ¨¦ste, una fuente de recursos para sostener los estudios oncol¨®gicos de la fundaci¨®n.

El resultado salta a la vista. Si el goteo de curiosos es permanente, no hay hu¨¦sped del establecimiento que se resista a una tourn¨¦e encima de un descapotable, pese a las advertencias del servicio. Todos de m¨ªrame y no me toques, salvo el azul de 1944, a disposici¨®n de los hu¨¦spedes para dar una vuelta por Barcelona durante una hora y media al d¨ªa.

En la primera planta, abalconada sobre la exposici¨®n, el restaurante La C¨²pula ofrece una cocina de autor bajo los auspicios de Carles Gaig. Como antesala, el aperitivo se puede tomar en el invernadero que hay al fondo, ambientado con una fuente, diversos frescos pintados en las paredes y mucha luz natural. Los desayunos, servidos en las mesitas instaladas junto a la exposici¨®n de coches y sobre unos sillones bajos de rattan, pueden parecer inc¨®modos y modestos en su propuesta culinaria, aunque servidos a la carta por un personal muy amable.

Dos dobles

A las habitaciones se accede mediante un ascensor panor¨¢mico o a trav¨¦s de una escalera cuya barandilla dorada de evocaci¨®n art nouveau produce empalago. M¨¢s que simples dormitorios, estas estancias adquieren las dimensiones de un lujoso apartamento con dos alcobas dobles -una, con cama de matrimonio-, cuarto de ba?o, amplio sal¨®n de estar y cocina americana. Funcionales y pulcros en su decoraci¨®n, responden a los patrones cl¨¢sicos de un hogar de clase media urbana: techos yogur, paredes de papel pintado a rayas, suelos de parqu¨¦... S¨®lo los sillones y el sof¨¢ de piel vuelta aportan el necesario toque de distinci¨®n. Y el silencio garantizado por una buena insonorizaci¨®n del edificio, como un oasis en la ciudad. Incluso los elevadores el¨¦ctricos de las persianas funcionan sin hacer ruido. Unos dan a la calle de Sicilia, animada de d¨ªa. Otros, los m¨¢s tranquilos, a una isleta central del Eixample, cerca de la Sagrada Familia.