"Todav¨ªa es una novedad que una mujer dirija"
Juana Mart¨ªnez de la Hoz Casas (Mancha Real, 1977) debe su afici¨®n a la m¨²sica a la tradici¨®n familiar. Su abuelo, su t¨ªo y su padre pertenec¨ªan a la Banda de M¨²sica de Mancha Real, en la que entr¨® cuando apenas pod¨ªa sostener un clarinete entre las manos. Tras obtener el t¨ªtulo superior, inici¨® los estudios de Direcci¨®n de Orquesta en el Conservatorio de M¨¢laga. Cursa el cuarto y ¨²ltimo curso, que compagina con su trabajo como profesora de clarinete en la Banda de M¨²sica de Ja¨¦n. El pasado jueves cumpl¨ªa un sue?o al debutar en Ja¨¦n como directora ante la Orquesta Filarm¨®nica del Estado de Botosani (Rumania). No era su primera actuaci¨®n al frente de una orquesta, pero s¨ª la primera en su provincia. El Teatro Darymelia colg¨® el cartel de "no hay billetes", y el auditorio rompi¨® en aplausos cuando subi¨® a la tarima con su batuta.
Pregunta. ?C¨®mo vivi¨® el debut en su tierra?
Respuesta. Fue muy emocionante, el p¨²blico estaba volcado y me puse m¨¢s nerviosa de lo habitual. Se cre¨® mucha expectaci¨®n porque hoy d¨ªa todav¨ªa es una novedad que una mujer dirija una orquesta o una banda de m¨²sica. Al final todo sali¨® muy bien porque, por suerte, los nervios siempre desaparecen cuando me dedico a lo que me gusta, la m¨²sica.
P. ?C¨®mo se siente al adentrarse en un mundo tradicionalmente masculino?
R. Yo lo vivo con naturalidad porque me dedico a esto, pero es cierto que el mundo que rodea a la m¨²sica sigue perteneciendo a los hombres, pese a que sean m¨¢s numerosas las mujeres en los conservatorios. No puedo decir la cifra exacta, pero en Direcci¨®n de Orquesta hay m¨¢s mujeres matriculadas que hombres. Supongo que con el tiempo esta imagen cambiar¨¢, como en otras profesiones. Nosotras hemos llegado tarde y es ahora cuando nos estamos haciendo notar.
P. ?Ha sentido que la miren con recelo por ser mujer?
R. No, pero cuando alg¨²n director titular me ha presentado ante sus m¨²sicos como invitada, al principio se quedan algo desconcertados, e incluyo a las mujeres. Te sientes con la obligaci¨®n de demostrarles que eres tan profesional como un hombre.
P. ?Hay diferencias entre hombres y mujeres al dirigir?
R. Cada uno aporta su forma de afrontar las obras, pero estos matices van con la persona y no con su sexo.
P. Y usted, ?c¨®mo encara sus conciertos?
R. La primera dificultad es la obra en s¨ª misma, tengo que conocerla al m¨¢ximo y estudiar todas las posibilidades que me ofrece. Despu¨¦s me preocupa mucho el trato con los m¨²sicos. Siempre intento que sea correcto y educado en las dos direcciones. Por ejemplo, aunque son las manos las que dirigen, mi maestro, Octav Calleya, me dice que sea muy expresiva con el rostro, que les sonr¨ªa y les demuestre que estoy disfrutando con ellos, aunque tenga que corregirlos. No soy partidaria de esos directores que cuando se suben a la tarima se convierten en seres arrogantes y autoritarios.
P. ?Hasta d¨®nde quiere llegar?
R. Ser¨ªa un sue?o dirigir la Orquesta Filarm¨®nica de Viena, una de las m¨¢s prestigiosas del mundo y donde las mujeres estaban vetadas hasta hace un par de a?os. Hasta entonces me conformo con terminar mi ¨²ltimo a?o con las m¨¢ximas calificaciones para poder acceder a premios y que ¨¦stos me ayuden a abrirme paso.
P. ?Existe mucha competitividad en este mundo?
R. Much¨ªsima. No basta con ser el mejor, tienes que tener suerte y muchos contactos. Y a¨²n as¨ª, la cosa est¨¢ dif¨ªcil. Es una carrera muy dura. S¨®lo el t¨ªtulo superior de clarinete, como la mayor¨ªa de instrumentos, significa 14 a?os de estudio diario. Tienes que vivir para la m¨²sica y estar rodeada de personas que entiendan tu pasi¨®n porque, a veces, si se pudiera estudiar 26 horas al d¨ªa, lo har¨ªamos.
P. ?La m¨²sica cl¨¢sica sigue siendo s¨®lo para una minor¨ªa?
R. Es cierto que el p¨²blico que asiste a los conciertos es muy reducido. El mundo de la m¨²sica se ha convertido en un c¨ªrculo cerrado a la hora de hacer atractiva la m¨²sica cl¨¢sica a toda clase de p¨²blicos. Los ni?os estudian educaci¨®n musical desde peque?os, pero queda mucho por hacer.
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