Balanza fiscal y financiaci¨®n auton¨®mica
La reciente publicaci¨®n del trabajo elaborado por un grupo de expertos designados por la parte catalana de la comisi¨®n mixta de valoraciones Administraci¨®n del Estado-Generalitat de Catalu?a para la actualizaci¨®n de la balanza fiscal de Catalu?a con la Administraci¨®n central ha arrojado m¨¢s luz sobre un tema que tiene una larga tradici¨®n acad¨¦mica, en particular entre los economistas catalanes. Conocer el impacto territorial de los flujos que genera la actuaci¨®n de la Administraci¨®n central es un tema que, sin duda, tiene un inter¨¦s muy destacable para la econom¨ªa de un territorio. M¨¢s all¨¢ de que una buena parte de los flujos que conforman la balanza fiscal no se definen por el lugar de residencia de quienes soportan la carga tributaria o son receptores de transferencias, sino por sus condiciones socioecon¨®micas, no deja de haber, en cualquier caso, un impacto territorial que es importante estudiar. Sin embargo, no es necesario decir que tambi¨¦n hay flujos que tienen una definici¨®n marcadamente territorial, como la pol¨ªtica de inversiones en infraestructuras.
Es, pues, muy pertinente la elaboraci¨®n de este documento, como por otra parte tambi¨¦n deber¨ªa ser relevante tener en cuenta otros mecanismos de equilibrio con el exterior de nuestra econom¨ªa. Por ejemplo, conocer de una manera regular y con las suficientes garant¨ªas los flujos comerciales con el resto de Espa?a, los flujos tur¨ªsticos con el exterior o los flujos de capital dar¨ªa una idea m¨¢s precisa de las caracter¨ªsticas de la econom¨ªa catalana y de los perfiles de su modelo de desarrollo. A pesar de las dificultades que presentan este tipo de estimaciones, la importancia que tienen las comunidades aut¨®nomas hoy en Espa?a no hace sino acentuar la necesidad de conocer los flujos interterritoriales que se producen en el seno de la econom¨ªa espa?ola y tambi¨¦n, por qu¨¦ no, con unidades territoriales equivalentes de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea.
Sea, pues, bienvenido este esfuerzo que ha promovido el Gobierno de la Generalitat para la identificaci¨®n de estos flujos, como en su momento lo hizo el anterior Gobierno, cuando promovi¨® el estudio de la balanza de pagos de Catalu?a.
A partir de los resultados de este informe, creo que se pueden hacer las siguientes consideraciones:
1. No tiene ninguna justificaci¨®n que la Administraci¨®n del Estado no pueda promover una estimaci¨®n de las balanzas fiscales de las comunidades aut¨®nomas espa?olas. Y m¨¢s cuando, como se ha le¨ªdo estos d¨ªas, organismos como el Instituto Nacional de Estad¨ªstica han manifestado su predisposici¨®n y, por otra parte, instituciones que podr¨ªan desempe?ar un papel relevante en este sentido, como el Instituto de Estudios Fiscales, dependiente del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, estar¨ªan en condiciones de hacerlo. Adem¨¢s, el mencionado instituto tiene al frente en estos momentos al profesor Jes¨²s Ruiz-Huerta, que ha sido coautor, bajo la direcci¨®n del actual consejero de Econom¨ªa, Antoni Castells, del estudio m¨¢s completo sobre las balanzas fiscales entre las comunidades aut¨®nomas espa?olas, promovido en su momento por el mismo instituto y publicado posteriormente por Editorial Ariel. La falta de transparencia en este sentido y, lo que es m¨¢s grave, la descalificaci¨®n de los trabajos del grupo de expertos no ayudan en absoluto a que el debate sobre las balanzas fiscales se haga sin apriorismos.
2. La importancia de hacer p¨²blica una estimaci¨®n razonada de los flujos fiscales entre comunidades aut¨®nomas ha de permitir que el ciudadano en general conozca que, como no puede ser de otra forma, los territorios que tienen unas rentas per c¨¢pita relativamente elevadas act¨²an en el marco de un Estado aportando recursos a los ciudadanos de los territorios con rentas menos elevadas. Hoy el ciudadano espa?ol no es consciente de esta obviedad y, como se ha puesto de manifiesto en encuestas realizadas, la mayor¨ªa cree que Catalu?a recibe m¨¢s de lo que aporta al conjunto del Estado.
3. La estimaci¨®n del grupo de trabajo no concluye con una cifra ¨²nica de balanza fiscal, sino que apunta varias: una, la estimada seg¨²n la aplicaci¨®n del criterio del flujo monetario; otra, la estimada seg¨²n el criterio del flujo beneficio, y tanto una como la otra, con dos versiones adicionales: seg¨²n se neutralice o no el d¨¦ficit p¨²blico del Estado. As¨ª pues, si bien el grupo dice textualmente que "se ha de poner m¨¢s ¨¦nfasis en las dos medidas basadas en el flujo monetario" (con el d¨¦ficit fiscal de la Administraci¨®n central neutralizado y no neutralizado), el hecho es que para un mismo a?o, 2001, la estimaci¨®n del d¨¦ficit fiscal de la Administraci¨®n central va del -6,1% al -9,2% del PIB. El abanico de las estimaciones no hace sino poner el acento en la honestidad del trabajo elaborado y evidencia todav¨ªa m¨¢s la actitud de la Administraci¨®n central de no destinar todo su esfuerzo a hacer lo m¨¢s transparentes posible los saldos fiscales de las comunidades aut¨®nomes.
4. No obstante, el conocimiento de los flujos fiscales no ha de ser la referencia ¨²nica en la mejora de la financiaci¨®n auton¨®mica. No creo que tenga posibilidades, ni que sea razonable, ni que sea eficaz para el conjunto de la econom¨ªa catalana la incorporaci¨®n en el proyecto de Estatut de un tope de d¨¦ficit fiscal en relaci¨®n con el PIB. Los principales problemas que hoy expresa la financiaci¨®n auton¨®mica catalana son, como por otra parte ha sido repetidamente se?alado, disponer de los recursos necesarios para resolver con garant¨ªas la financiaci¨®n de la sanidad y hacer frente al d¨¦ficit de infraestructuras que acumula nuestra econom¨ªa. Ambos problemas se han de resolver, y se puede hacer sin cuestionar los criterios de un sistema de financiaci¨®n que sean compartidos por las comunidades de r¨¦gimen com¨²n. No sea que luchando por la reducci¨®n del d¨¦ficit fiscal nos encontremos con el traslado a Catalu?a de la Divisi¨®n Acorazada Brunete o tengamos que reclamar una disminuci¨®n del tipo marginal del impuesto general sobre la renta de las personas f¨ªsicas, puesto que por ambas v¨ªas se producir¨ªa esa reducci¨®n.
En fin, es muy pertinente tener el horizonte de los saldos fiscales entre comunidades aut¨®nomas para que el conjunto de los ciudadanos conozcan los mecanismos de solidaridad existentes en Espa?a. Hacer depender del d¨¦ficit fiscal la soluci¨®n de los problemas que tiene hoy la financiaci¨®n auton¨®mica no parece que sea la soluci¨®n m¨¢s razonable y efectiva. El marco de que hoy se dispone permite avanzar en cuestiones como el aumento de los porcentajes de participaci¨®n en los tributos estatales, la incorporaci¨®n de parte de la recaudaci¨®n de otros tributos a la cesta de ingresos de la Generalitat, el aumento de la capacidad normativa, el establecimiento de un plan de actuaci¨®n para resolver el d¨¦ficit en infraestructures y el d¨¦ficit sanitario, y el desarrollo de una agencia tributaria que, de acuerdo con el Estado, gestione todos los tributos recaudados en Catalu?a. Avanzar en estas l¨ªneas no ha de ser incompatible con las que se configuren en el conjunto de las comunidades de r¨¦gimen com¨²n, y si a eso se a?ade una progresivamente creciente aportaci¨®n a la solidaridad de las comunidades con r¨¦gimen de concierto, el sistema de financiaci¨®n tendr¨¢ m¨¢s garant¨ªas de estabilidad.
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