La crisis del Carmel
El aplazamiento anteayer del viaje oficial del presidente de la Generalitat a Uruguay a fin de buscar una salida a la crisis del Carmel, agravada por su irresponsable intervenci¨®n en el pleno monogr¨¢fico del Parlamento catal¨¢n del pasado jueves, fue un signo tard¨ªo de que el principio de realidad empezaba a abrirse paso en los on¨ªricos laberintos de una pesadilla pol¨ªtica capaz de poner en peligro no s¨®lo la estabilidad del Gobierno tripartito sino tambi¨¦n la legitimidad de las instituciones auton¨®micas. Pero los demonios pasionales de las luchas interpartidistas hab¨ªan roto ya las ataduras del buen sentido: ser¨¢ dificil encerrarlos de nuevo en la botella de la que nunca deber¨ªan haber salido. Tambi¨¦n el ex presidente Pujol abandon¨® su retiro para echar le?a al fuego y dramatizar todav¨ªa m¨¢s una pol¨¦mica ya al rojo vivo. Aunque sea habitual que los profesionales del poder tengan escasa conciencia de la brecha existente entre su mundo endog¨¢mico de intereses y las preocupaciones de los ciudadanos que les votan, esa separaci¨®n alcanza esta vez una nitidez y hondura singulares.
El pleno del Parlamento catal¨¢n convocado la semana pasada para analizar las causas de los da?os producidos en el barrio barcelon¨¦s del Carmel, debidos al hundimiento el 27 de enero de un t¨²nel de maniobras en las obras de la nueva l¨ªnea del metro, estuvo muy lejos de satisfacer el descontento y la frustraci¨®n provocados en los afectados (m¨¢s de mil vecinos desalojados, decenas de comercios cerrados, varios edificios condenados al derribo, viviendas apuntaladas y con paredes agrietadas) por la deficiente gesti¨®n administrativa de las autoridades a la hora de hacer frente a las primeras consecuencias de los socavones y derrumbamientos. En un agrio intercambio de reproches con Artur Mas, portavoz de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU), el presidente de la Generalitat afirm¨® que el "punto clave" del debate guardaba relaci¨®n directa con pr¨¢cticas corruptas de gobierno atribuibles al partido que permaneci¨® en el poder desde 1980 a 2003: "Ustedes tienen un problema y este problema se llama tres por ciento". El significado de esa alusi¨®n cabal¨ªstica quedaba suficientemente aclarado por el editorial aparecido esa misma ma?ana en un diario de Barcelona con el t¨ªtulo Si aflorase un 3% de la verdad sobre el Carmel..., que manejaba como hip¨®tesis explicativa del hundimiento del t¨²nel de maniobras del metro el eventual ahorro econ¨®mico en materiales de seguridad inducido por el desv¨ªo hacia comisiones ilegales del dinero necesario para llevar a cabo esas labores: "Llega la hora de investigar si todo lo que se dice en Catalu?a sobre el destino del 3% del dinero de las obras p¨²blicas adjudicadas a?os atr¨¢s ha acabado influyendo en el grosor de los encofrados o en el n¨²mero de catas en el Carmel".
Verde y con asa: la tendencia de los pol¨ªticos a tomar como hechos probados las conjeturas period¨ªsticas alcanz¨® esta vez su m¨¢ximo nivel de ligereza. Dado que las obras del metro fueron licitadas mientras CiU ocupaba el poder, el portavoz Artur Mas interpret¨® inequ¨ªvocamente de forma acusatoria la insinuaci¨®n del presidente de la Generalitat y le exigi¨® con tono extorsionista una retractaci¨®n inmediata. Maragall accedi¨® al ultim¨¢tum "por una sola raz¨®n": para que CiU cumpla "su parte de obligaci¨®n" en proyectos como el Estatuto. Apenas hubo eufemismos o sobrentendidos necesitados de traducci¨®n. El presidente de la Generalitat estableci¨® primero una relaci¨®n de causa y efecto entre las comisiones del 3% percibidas por CiU para conceder las obras del metro y la tragedia del Carmel; Mas amenaz¨® a continuaci¨®n con boicotear la reforma del Estatuto si no retiraba sus palabras; finalmente, Maragall acept¨® el chantaje en nombre de Catalu?a.
La moraleja c¨ªnica de ese di¨¢logo ser¨ªa que PSC y CiU rubricaron el pasado jueves en sede parlamentaria un pacto para amnistiarse mutuamente la corrupci¨®n auton¨®mica y municipal de la que fuesen responsables en el pasado y para consagrar hacia el futuro las pr¨¢cticas de financiaci¨®n ilegal partidista mediante comisiones ilegales por licencias o contratos otorgados desde el poder. Pero la hip¨®tesis alternativa dejar¨ªa a los pies de los caballos s¨®lo a Maragall, cuya fr¨ªvola denuncia equivocada sobre las causas de la tragedia del Carmel habr¨ªa blindado ante la opini¨®n p¨²blica a los destinatarios de cualquier denuncia cierta.
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