Isinbayeva regala un r¨¦cord mundial
La pertiguista rusa se olvida de los premios econ¨®micos y sube hasta los 4,90 metros, a dos cent¨ªmetros de su plusmarca absoluta al aire libre
A punto de cerrar los campeonatos, con el Palacio en pleno fervor, soliviantado por el fiasco del equipo de 4x400 masculino, caldeado por la plata de Higuero y el bronce de Reyes, Yelena Isinbayeva quiso dedicarle a Madrid el mismo regalo que le ofreci¨® a Atenas, en los pasados Juegos: un r¨¦cord mundial.
Despu¨¦s de dos horas y media de meditarlo, extendida sobre el tart¨¢n, embutida en su ch¨¢ndal azul, tocada con su inseparable gorra, los pies en alto sobre el banco que acog¨ªa las prendas del resto de participantes que a duras penas hab¨ªan logrado superar los 4,75 metros -s¨®lo lo hizo la polaca Anna Rogowska, estableciendo un r¨¦cord nacional-, la campeona ol¨ªmpica se levant¨® para ofrecer una lecci¨®n magistral, un regalo de los que no acostumbra en este tipo de competiciones.
Reverenciosa, se despoj¨® de su ch¨¢ndal, se ajust¨® la coleta y se fue a por la p¨¦rtiga con una sola idea: solventar el concurso en apenas dos saltos. Como todo lo que se propone, esta maravillosa rusa de 22 a?os lo consigui¨®. El primero, para calentarse, lo hizo sobre 4,80. El segundo, limpio, sobrado y para rematar, sobre 4,90, nuevo r¨¦cord mundial. Por cuarta vez en lo que va de curso, Isinbayeva superaba su propia plusmarca en sala -la ¨²ltima vez, en febrero, la hab¨ªa dejado en 4,89- y confirmaba lo que ya es casi una certeza: que ser¨¢ la primera mujer que se eleve sobre los cinco metros, marca impensable hasta su aparici¨®n.
Exultante de contento, dando brincos sobre la colchoneta, Isinbayeva repiti¨® un ritual que, en su corta pero intensa carrera, ya hab¨ªa interpretado otras 12 veces con anterioridad -ocho en 2004-. Se fue a la grada, se fundi¨® en un abrazo con su entrenador, Eugueni Trofimov; se envolvi¨® en la bandera de Rusia y dio una vuelta de honor a la pista antes de retratarse en una foto ya t¨ªpica: ella, sonriente, junto al marcador que reflejaba el 4,90 que acaba de saltar, tan s¨®lo dos cent¨ªmetros por debajo del r¨¦cord mundial que ella misma estableci¨®, al aire libre, el pasado septiembre en Bruselas.
Pero, a diferencia de entonces y como ya sucedi¨® en Atenas, Isinbayeva no esper¨® a una suculenta reuni¨®n para adornar su r¨¦cord con un bonito premio econ¨®mico. Esta vez, como en los Juegos, desobedeci¨® las ense?anzas del m¨¢s grande entre los pertiguistas, Serguei Bubka, y, generosa, regal¨® a los Europeos la plusmarca mundial. "De vez en cuando, tambi¨¦n se puede hacer una excepci¨®n", le debi¨® de decir Bubka cuando la coron¨® con la medalla de oro. "Estoy feliz y en verano espero batir muchos m¨¢s r¨¦cords", dijo ella, al borde de las l¨¢grimas, como si no estuviera acostumbrada.
Ser¨¢ entonces cuando dosificar¨¢ sus plusmarcas en las reuniones para sacarles su valor en oro, como le ense?¨® Bubka. Del maestro ruso, esta ex gimnasta profesional -a eso se dedic¨® hasta los 15 a?os- tambi¨¦n aprendi¨® a colocar la p¨¦rtiga para elevarse hasta lo m¨¢s alto. A lanzar la carrera para, antes de encajar la p¨¦rtiga, iniciar el salto. Y as¨ª volar, en despegue libre, hasta 80 cent¨ªmetros m¨¢s de lo que le concede la p¨¦rtiga. Ninguna otra mujer ha osado asumir esta t¨¦cnica. Por eso, como sucedi¨® ayer, ninguna la puede igualar.
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