Sin competencia no puede haber excelencia
La reciente publicaci¨®n de las conclusiones del Informe PISA 2003, que eval¨²a los conocimientos de los escolares de 15 a?os en 41 pa¨ªses (todos los de la OCDE, m¨¢s otros 11 no pertenecientes a esta organizaci¨®n), ha dado lugar a todo tipo de comentarios. En nuestro pa¨ªs, el m¨¢s frecuente ha sido subrayar la mala posici¨®n que alcanza nuestro sistema educativo: Espa?a es el pa¨ªs n¨²mero 26 en la clasificaci¨®n de excelencia educativa, sobre un total de 41 naciones, con una puntuaci¨®n de 485 puntos cuando la media es de 500 y el pa¨ªs mejor situado (Hong Kong) alcanza los 550 puntos.
Si nos atenemos exclusivamente a los 30 pa¨ªses desarrollados integrantes de la OCDE, Espa?a ocupa el puesto 24 en matem¨¢ticas, el puesto 23 en comprensi¨®n lectora y el 22 en ciencias, con una puntuaci¨®n muy alejada del pa¨ªs mejor clasificado, que es Finlandia. En este sentido, es oportuno indagar cu¨¢les son las caracter¨ªsticas del sistema educativo finland¨¦s, ya que ha sido el m¨¢s eficaz de toda la OCDE. Y comprobamos que en este pa¨ªs n¨®rdico se da amplia libertad a los centros para organizar las ense?anzas. El Estado marca el 75% de ense?anzas comunes, y el resto lo organiza el colegio con participaci¨®n activa de estudiantes y familias. Los padres pueden elegir libremente el centro de escolarizaci¨®n de sus hijos y los profesores gozan de un alto nivel de formaci¨®n, un alto prestigio social y una libertad casi absoluta para trabajar con los alumnos.
A todas luces, el ¨¦xito finland¨¦s se basa en la autonom¨ªa de organizaci¨®n, la libertad de elegir y la capacidad de implicar a todos, familias, profesores y alumnos, en el proceso educativo.
El caso de Espa?a es muy distinto. Seg¨²n el Informe PISA, en los ¨²ltimos cuatro a?os los niveles espa?oles han empeorado, y hoy d¨ªa un 23% de nuestros alumnos no alcanzan la puntuaci¨®n m¨ªnima, mientras que otros pa¨ªses europeos, competidores directos, han mejorado sensiblemente.
Estos datos son muy relevantes, porque para elaborar el Informe PISA se examin¨® a m¨¢s de 275.000 alumnos, de los cuales casi 11.000 eran espa?oles. Dado lo extenso de la muestra y lo riguroso del sistema de an¨¢lisis, no cabe echar en saco roto los resultados. Espa?a est¨¢ m¨¢s bien en la cola del ranking de excelencia educativa en ense?anzas medias, sobre todo en matem¨¢ticas, disciplina que en esta ocasi¨®n ponderaba casi la mitad del resultado global del Informe. Superan a Espa?a todos nuestros socios de la Uni¨®n Europea, excepto Grecia, Italia y Portugal, y el ¨²nico consuelo que nos otorgo la tabla es la compa?¨ªa, dos puestos y dos puntos m¨¢s abajo, de Estados Unidos, cuyo sistema educativo en los niveles medios es un¨¢nimemente considerado comO deleznable.
Por otra parte, la puntuaci¨®n global de los alumnos escolarizados en centros espec¨ªficamente privados espa?oles es mucho m¨¢s alta (520 en matem¨¢ticas, cifras similares en el resto de las materias) que la que obtienen los estudiantes de centros p¨²blicos (472 en matem¨¢ticas), e incluso de los centros concertados (505). Se puede afirmar que nuestra baja clasificaci¨®n en el ranking es atribuible, pues, a las deficiencias de la ense?anza directamente administrada por el sector p¨²blico.
Debo a?adir que la afirmaci¨®n anterior, a pesar de ser evidente, no es un¨¢nimemente compartida. En las conclusiones del Informe PISA 2003, que distribuye el Ministerio de Educaci¨®n espa?ol, se atribuye esta diferencia entre centros privados y p¨²blicos a que los primeros "acogen predominantemente a una poblaci¨®n escolar con superior nivel socioecon¨®mico y cultural", y a continuaci¨®n se a?ade que "si se detraen los efectos producidos por este factor, la diferencia de puntuaciones quedar¨ªa reducida a un solo punto", es decir, "resultados muy parecidos".
Esta cuesti¨®n suscita dos interrogantes de inter¨¦s: el primero, ?por qu¨¦ el Estado con su pol¨ªtica de financiaci¨®n propicia que a los centros privados espa?oles solamente puedan acudir alumnos de cierto nivel socioecon¨®mico y cultural? Y el segundo, ?cu¨¢l es la raz¨®n por la que las familias escolarizan a sus hijos pagando cantidades estimables en centros privados cuando los resultados "reales" de los centros p¨²blicos son "muy parecidos", siendo estos ¨²ltimos gratuitos?
Lo cierto es que, independientemente de interpretaciones m¨¢s o menos afortunadas, los alumnos de centros privados acaban su escolarizaci¨®n mucho mejor preparados que los de la ense?anza p¨²blica, tal como demuestran estos resultados.
Las conclusiones para Espa?a del Informe PISA 2003 revelan que la educaci¨®n en nuestro pa¨ªs se encuentra estratificada, como repetidamente hemos subrayado, y cabe preguntarse la raz¨®n por la que los alumnos de menor nivel socioecon¨®mico no puede acudir a centros privados. La respuesta es, como es l¨®gico, porque en Espa?a no existen f¨®rmulas que, de manera activa (cheque escolar) o pasiva (deducciones fiscales a lo invertido en educaci¨®n) permitan a las familias modestas matricular a sus hijos en centros privados.
La estratificaci¨®n, a su vez, elimina la competencia entre centros, y con ella, la excelencia, que en la ense?anza, como en los dem¨¢s ¨®rdenes de la vida, se deriva de la capacidad de los consumidores de elegir entre diversas ofertas en pie de igualdad.
Ante la mala calificaci¨®n del sistema educativo espa?ol (al menos en el nivel examinado, correspondiente a los quince a?os), algunos analistas de indestructible optimismo pregonan "el car¨¢cter integrador y comprensivo del sistema educativo espa?ol", sin reparar en que este supuesto car¨¢cter lo que hace es "integrar" a los alumnos por abajo, esto es, en la mediocridad.
Tambi¨¦n es magro consuelo referirse a la supuesta "equidad" del modelo porque facilita a todos los educandos una oferta educativa, ya que en la pr¨¢ctica se limita a eso, a facilitar solamente una y a no reconocer la libertad de elecci¨®n de las familias, de suerte que ¨²nicamente las de mayor nivel econ¨®mico pueden ejercer en la pr¨¢ctica este derecho.
Tampoco parece que las deficiencias de nuestro sistema educativo sean atribuibles, como reiteradamente se ha se?alado, a un insuficiente gasto por alumno, por dos razones que tambi¨¦n refleja el Informe PISA:
En primer lugar, porque Espa?a ocupa un puesto intermedio en la tabla por inversi¨®n educativa, cuando en resultados se sit¨²a claramente entre los ¨²ltimos.
Y porque pa¨ªses como Estados Unidos, que duplican el gasto espa?ol por alumno, se encuentran todav¨ªa m¨¢s abajo en la clasificaci¨®n. A la inversa, naciones como Corea, con un gasto educativo muy modesto, se encuentran entre los mejor puntuados. En resumen, el problema no es de inversi¨®n, sino del modelo en que se inserta esa inversi¨®n, y el nuestro es a todas luces deficiente.
El que quiera sacar conclusiones del Informe PISA 2003, y hacerlo sin prejuicios ideol¨®gicos, sin el f¨¢cil recurso a las frases huecas y triunfalistas, o sin retorcer el sentido de los datos hasta darles el sentido contrario al que l¨®gicamente tienen, podr¨¢ deducir sin sombra de duda que:
Nuestro sistema educativo sale muy mal parado en t¨¦rminos globales.
Que las deficiencias se acumulan en los centros p¨²blicos, que hacen disminuir ostensiblemente la media de Espa?a. Que los sistemas menos r¨ªgidos de ense?anza, la descentralizaci¨®n y autonom¨ªa de los centros son factores que logran mejorar los resultados, como se demuestra en la mejor puntuaci¨®n obtenida por los centros privados. Que la eliminaci¨®n de la competencia entre diversos tipos de centros, la restricci¨®n de las ofertas disponibles para las familias y la estratificaci¨®n del modelo seg¨²n niveles de renta tienen demoledores efectos sobre la excelencia educativa. Para evitar todo ello bastar¨ªa restablecer el principio de libertad de elecci¨®n, que recoge el art¨ªculo 27 de la Constituci¨®n Espa?ola, con pol¨ªticas de financiaci¨®n directa a las familias en lugar de a los centros.
Y finalmente, que una mayor inversi¨®n en educaci¨®n no ser¨¢ sin¨®nimo de mejora educativa si se inserta en un modelo plagado de ineficacias.
El an¨¢lisis de esta situaci¨®n, y de las formas para resolverla, ha sido precisamente el objeto de la VII Convenci¨®n de Centros de Acade (Asociaci¨®n de Centros Aut¨®nomos de la Ense?anza Privada), que se celebr¨® en Lanzarote del 3 al 6 de marzo, y en la que se ha reflexionado sobre la funci¨®n que debe cumplir la ense?anza privada en el empe?o de alcanzar la excelencia educativa.
Jes¨²s N¨²?ez Vel¨¢zquez es presidente de la Asociaci¨®n de Centros Aut¨®nomos de la Ense?anza Privada (Acade).
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